Daniel Gómez (ALN).- “No se entregó”, se lee en uno de los 27.500 documentos del archivo personal de Gabo. Un archivo que compró la Universidad de Texas en 2014 e hizo público en diciembre de 2017. Lo que no llegó a entregarse es un texto que el escritor colombiano dedicó a Juan Carlos I con motivo de sus 30 años de reinado. El texto lo tuvo García Márquez en su biblioteca junto a otros 34 documentos. En ellos hay desde un manuscrito original de la inédita nota, hasta una foto de Gabo con el monarca.
Gabriel García Márquez, quien se definía como republicano, cayó rendido ante la Casa Real española. En concreto, ante Juan Carlos I de Borbón, Rey de España durante 38 años y ahora monarca emérito.
Se conocieron hace más de seis décadas en Cartagena de Indias, Colombia. El Rey, entonces Príncipe, tenía 12 años y ya exhibía ese desparpajo que le valió el apelativo de campechano. Sus maneras contrariaron a García Márquez. Le parecieron impropias de un muchacho con aspiraciones a reinar, pero al final terminaron seduciéndole.
La complicidad entre Juan Carlos I y el escritor colombiano era conocida. Han pasado horas conversando juntos, poseen una anécdota histórica y otras menos conocidas que Gabo reveló en una entrevista para Televisión Española (TVE) en 1995.
No había constancia, sin embargo, del texto que dedicó al Rey y que confirma aquella primera impresión que García Márquez tuvo del monarca.
“Conocí al Príncipe Juan Carlos hace más de cuarenta años en Cartagena de Indias, y desde su primer abrazo en plena calle fue tan informal y espontáneo con quienes se acercaban a darle la mano y tan entusiasta con quienes lo saludaban desde las ventanas y los balcones que sus modos no me parecieron los mejores para el Rey de un país con el peso histórico de España.
Desde mi primer saludo me invitó a perdernos por los vericuetos de las calles empedradas, por los laberintos de sus ruinas históricas. Era tal su desenfado que no parecía posible que aún alcanzara a recorrer el camino que le faltaba para llegar al trono.
Sin embargo, cuando volví a encontrarle años después en Madrid me sentí tan intimidado por su reciente condición de rey coronado que no tuve la audacia de tratarlo con la misma naturalidad con que él me había autorizado desde la primera vez. Pero me lo impuso sin su orden de rey y sin contrariar un átimo sus maneras de cuarenta años antes en Cartagena de Indias”.
Este texto, que nunca se llegó a publicar, forma parte del archivo personal de García Márquez. Un archivo que la Universidad de Texas compró a la familia del difunto escritor por 2,2 millones de dólares en noviembre de 2014 y que desde el pasado diciembre se puede consultar en el Harry Ransom Center, que es el registro digital y público de la institución texana.
El archivo, cuyo inventario posee 27.500 documentos, cuenta con auténticas piezas de coleccionista. Hay correcciones a bolígrafo en una edición de Cien años de soledad hechas por el propio escritor, reportajes como el del cura que sobrevivió a la bomba nuclear en Hiroshima y el carnaval de Barranquilla.
También perfiles que elaboró del fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez, el exmandatario estadounidense Bill Clinton y el difunto líder cubano Fidel Castro, este último, lleno de tachones.
Gabo editó tres veces el texto del Rey
Entre esos papeles digitalizados, 35 tienen que ver con el Rey de España. Uno de ellos es una foto. Los otros son impresos de noticias, así como las distintas ediciones que hizo de la nota que dedicó al monarca.
De esos 35 documentos, el más simbólico es el primero. Se trata de la diapositiva 171 del apartado ‘Cuentos/textos’, donde aguarda el escrito original, del puño y letra del que fue Premio Nobel de Literatura en 1982. “Conocí a Juan Carlos a sus doce años”, arrancaba el manuscrito redactado en tinta negra.
Entonces Gabo no etiquetó al monarca como Príncipe y sí especificó su edad. Lo de la edad, que luego se convirtió en una recapitulación temporal (“hace más de cuarenta años”), es fruto de un ejercicio de precisión. Como tantos que se advierten a lo largo de todo el archivo, y en concreto, en las tres ediciones que dieron lugar a ese escueto texto de 178 palabras.
Ejemplo de la pulcritud literaria de García Márquez es la evolución de esta frase: “Desde mi primer saludo me invitó a perdernos por los vericuetos de las calles empedradas, por los laberintos de sus ruinas históricas. Era tal (…)”, dice el texto original.
Tanto el manuscrito como las ediciones posteriores narraban ese episodio de manera diferente. “Desde el primer saludo me invitó a perdernos por los vericuetos coloniales de las calles empedradas de Cartagena de Indias, en sus bares taciturnos, con sus ruinas históricas, etc. Era tal (…)”
Gabo rehízo la frase, enlazó elementos y suprimió otros. Ejercicios mentales que pasó al papel con tachones y correcciones a lápiz. Otro detalle es que el escritor al principio redacta “el primer saludo” y en el texto final incorpora el matiz “mi primer saludo”. Es preciso. No deja lugar a la imaginación. Fue García Márquez el que saludó al Rey y no al contrario.
Luego está la corrección de protocolo. En la primera frase del manuscrito mencionó al rey emérito Juan Carlos sin ningún cargo noble. Luego precisó lo de Príncipe para adecuarse con las normas de la Casa Real, pues todo apunta a que García Márquez iba a colaborar con alguno de los especiales que dedicó la prensa española a Juan Carlos I en 2005, fecha en la que se celebró sus 30 años de reinado.
¿Por qué la nota nunca se publicó?
El escrito se lo solicitó la entonces embajadora de España en México, Cristina Barrios. Sin embargo, nunca llegó a manos de la diplomacia española. “No se entregó. No se publicó”, se lee en el índice del archivo, añadido a bolígrafo azul y con una letra que no es la de Gabo.
Acompañando al manuscrito y también a las ediciones posteriores, todos los documentos presentes entre las imágenes 179 y 197 son impresos de prensa española.
Gabo sobre el Rey: “Era tal su desenfado que no parecía posible que aún alcanzara a recorrer el camino que le faltaba para llegar al trono”
Hay una extensa nota del reportaje que emitió La Primera de TVE con motivo del 30 aniversario del reinado de Juan Carlos I. También la ficha técnica de ese reportaje. Además, varias entrevistas de la agencia EFE a líderes internacionales hablando sobre la importancia del monarca en la consolidación de la democracia en España.
El 23 de febrero de 1981, fecha que pasó a la historia como 23-F, el Rey tuvo un papel fundamental para garantizar la democracia en España. El teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, pasadas las seis y media de la tarde, irrumpió en el debate de investidura del candidato a la Presidencia Leopoldo Calvo-Sotelo con pistola en mano. Entonces se temió una vuelta a la dictadura militar.
Tras una tarde y noche frenéticas, con un teléfono que no paraba de sonar en La Zarzuela –la residencia de los monarcas-, en la madrugada del 24, a las 1:14 horas, el Rey, vestido de capitán general de las Fuerzas Armadas, lanzó un mensaje televisivo con tono grave para frenar la insurrección. El golpe se detuvo y más tarde España culminó el tránsito a la democracia con la elección de Felipe González como presidente a finales de 1982.
González, cercano al Rey y amigo íntimo de García Márquez, intervino en el documental de TVE. Dijo que “una de las grandes aportaciones a la transición es que el Rey nunca ejerció como monarca absoluto”. Y es que, tras el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte del dictador Francisco Franco, las Cortes franquistas dispusieron en Juan Carlos I todos los poderes del Estado. Poderes de los que se deshizo, como cuenta González, para iniciar la transición democrática.
En ese documental, además de González, también intervinieron los exmandatarios españoles José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero y otras figuras del panorama nacional. Véase el hispanista Paul Preston y el expresidente de la patronal de empresarios José Antonio Cuevas.
Gabo, quien estaba en Ciudad de México, difícilmente hubiera podido participar en ese documental, estrenado el 19 de febrero de 2005. El problema no era una cuestión de fechas sino de formato. Las personalidades que intervinieron en el programa Informe Semanal lo hicieron a modo de entrevista grabada. García Márquez había redactado un texto.
Donde sí que pudo haber tenido un hueco fue en el serial que publicó EFE con motivo del 30 aniversario de su reinado. Para ello la agencia entrevistó a personalidades del mundo hispano como Leonel Fernández, expresidente de República Dominicana, la guatemalteca Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz en 1992 y el escritor colombiano Álvaro Mutis.
Aquí García Márquez pudo figurar. Pero debió ser un problema de fechas lo que impidió que el relato de Gabo fuese enviado a la embajada española. Los teletipos de la agencia que el escritor guardó en su archivo tienen como fecha el 18 de noviembre de 2005. A la embajadora española en México le llegó la carta para Gabo el 14 de noviembre.
Esa epístola hablaba del especial que preparaban la prensa española y venía acompañado de tres preguntas. “Contribución del Rey a la imagen de prestigio exterior de España”, decía la primera. La segunda: “Papel jugado por D. Juan Carlos en la consolidación de la democracia en España e incluso en la normalización cultural”. Y la tercera: “Su relación personal con D. Juan Carlos y, si corresponde, alguna anécdota relacionada con esa relación personal”.
Son justo esos tres interrogantes los que se incluyen en el texto que García Márquez escribió para el Rey, pero que éste nunca llegó a leer. No obstante, quién sabe si llegó a decírselo en persona alguna de las veces que se reunieron.
La amistad entre Gabo y el Rey
Después de ese primer encuentro en Cartagena de Indias “hace unos tantos años”, como dice la primera edición mecanografiada del manuscrito, Gabo se encontró con el Rey en Madrid. Tal vez sea el momento que rememora el escritor en la entrevista con TVE en 1995.
Narró García Márquez que llegó solo a La Zarzuela. Allí le esperaban Juan Carlos I y la reina Sofía de Grecia y Dinamarca.
“La aproximación a cada uno de ellos es totalmente distinta. La Reina estaba muy interesada en los temas literarios. Quería hablar de ellos, hablé de ellos. Y el Rey es bastante más suelto. Inclusive hubo un momento que dijo ‘aquí la que lee novelas es la reina, yo ando en otros problemas’”, contó el escritor para el programa La vida según… señalando con la mano al horizonte, como si quisiera imitar el mismo gesto que hizo el Rey en aquel instante.
Esta anécdota ya desvela esas maneras que cautivaron a García Márquez y que cuenta en su inédito relato. Pero hay otra que descubre en ese mismo programa y que define aún mejor la “espontaneidad” y “soltura” del Rey.
“Un determinado momento el Príncipe de Asturias (el hoy rey Felipe VI), abrió de pronto la puerta sudando, venía de jugar fútbol o algo así, y entonces la reina, en inglés, dijo ‘Te he dicho que no entres sin tocar’. Y el Rey, muy de amigote ‘Oh no, pero si yo he autorizado a que entre así’. ‘No, no debe entrar sin tocar. Sal, toca’ (contestó la Reina). Y entonces el niño salió, tocó y volvió a entrar”.
Esa experiencia, que a Gabo le interesó mucho, aseguró que refleja dos cosas. La primera es la exactitud en la definición que brindó del Rey en el inédito texto. La humanización, más aún si cabe, del campechano monarca que prendó al escritor.
El segundo motivo tiene que ver con la obra de García Márquez. Ésta estuvo marcada por la soledad y el poder. Y Juan Carlos I representa estos dos elementos.
Soledad y poder
El Rey emérito, al igual que Gabo, fue un niño solitario. Pasó la infancia internado y cercado por la dictadura de Franco. Además, por su estancia en la realeza, el monarca acumula sobre sí grandes cotas de responsabilidad, de poder.
García Márquez retrató y se interesó por los poderosos, y también por aquello que causa poder. Sólo hay que echar un vistazo a algunas de sus obras. El poder del amor en El amor en los tiempos del cólera. El poder de gobernantes y dictadores en el Otoño del patriarca. Y el poder del hombre que a pesar de sus maneras reinaría España con sus singulares maneras (Leer más: ‘Descubrimos la entrevista que a Gabriel García Márquez le hizo un Presidente de Venezuela’).
A García Márquez le absorbió Juan Carlos I. Y pertinente es la anécdota que Gabo protagonizó sobre el monarca hace poco más de una década. Aquel famoso: “Sí, pero yo a quien quiero ver es al Rey”.
En 2006, el entonces director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, actual responsable del Instituto Cervantes de España, visitó a Gabo en Barcelona, ciudad a la que nunca dejó de acudir desde que vivió en ella entre 1967 y 1975.
El motivo de la visita de García de la Concha era explicarle la intención de publicar la edición conmemorativa de Cien años de soledad. En ese encuentro, García Márquez, casi que ignorando lo que le decía el académico, no hacía nada más que decirle: “Sí, pero yo a quien quiero ver es al Rey”.
Ante la insistencia de Gabo, García de la Concha llamó al jefe de la Casa Real y organizó una visita de García Márquez que semanas después tuvo lugar.
La anécdota la contó García de la Concha en el IV Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebró en Cartagena de Indias y que reseñó la agencia EFE. Allí estaban el propio Gabo y el entonces Rey de España. De aquel regreso a Cartagena es la foto que el escritor guardó en su archivo junto a Don Juan Carlos.