Oscar Medina (ALN).- El Sónar fue un invento catalán. Consolidado ya como el evento más relevante que conjuga lo musical y las artes visuales, a partir del 14 de junio celebra la edición número 25 con la promesa de superar todas las marcas anteriores y con más de 140 shows que van desde Gorillaz hasta propuestas rigurosamente seleccionadas de la escena española.
Sala Apolo, Barcelona: a la primera cita acudieron alrededor de 6.000 personas. Desde 1994 hasta hoy el Sónar ha crecido y se ha consolidado como el festival de música electrónica y de vanguardia más importante del planeta. Cada vez es más grande, atrae más público, evoluciona como una referencia artística más allá de la pista de baile y ha generado ediciones en otras ciudades, pero Barcelona sigue siendo la base principal, el gran salón de laboratorio, diversión y negocios. Y allí, en junio, celebra 25 años.
El Sónar de 2017 marcó cifras récord: 123.000 personas de más de 100 países y la participación de más de 2.000 empresas de tecnología. Coincidieron en la vasta programación –repartida en diferentes escenarios y ubicaciones- un pionero de la música disco como el francés Marc Cerrone; un ícono de la experimentación sonora, la islandesa Bjork; un dúo legendario de la house music, los neoyorquinos Masters At Work; con una batería de los proyectos musicales y pinchadiscos más interesantes y de mayor proyección en la actualidad.
“La conclusión fue hacer un festival con un entorno urbano para la actividad diurna, enfocada a la divulgación y la experimentación. Y un lado hedonista para la noche”
La celebración de los 25 años será entre el 14 y el 16 de junio. Y el Sónar ya tiene una extraordinaria lista de invitados: el nuevo show de la banda británica Gorillaz, la presentación de la agrupación de dance-punk LCD Sounsystem; la presencia de Diplo, uno de los dj’s más influyentes de los últimos años; el británico Bonobo (Simon Green); Thom Yorke, de Radiohead; y los productores y dj’s Richie Hawtin y Laurent Garnier, dos figuras muy ligadas a la historia del Sónar.
Eso no es todo, por supuesto. Serán tres días intensos, con más de 140 actuaciones repartidas entre los diferentes escenarios del Sónar de Día y el Sónar de Noche, además de conferencias, experiencias de tecnología y creatividad, y propuestas de música contemporánea como las del islandés Ólafur Arnalds y el concierto en el que la Orquesta Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya interpretará la pieza minimalista “IN C”, del compositor californiano Terry Riley.
Aquel sueño
A principios de los 90 el periodista Ricard Robles, quien escribía en las revistas Ajoblanco y Rock De Lux, conoció a Enric Palau y a Sergi Caballero, quienes para entonces formaban un dúo de música electrónica llamado Jumo. Poco tiempo después juntaron esfuerzos con el fin de hacer un estudio para la Sociedad General de Autores y Editores –SGAE- acerca de la escena artística electrónica en España y cómo apoyarla. Y allí surgió la posibilidad de un festival.
“No había ningún elemento aglutinador, ni una industria musical alrededor de la electrónica. La conclusión fue hacer un festival con una ambición de posicionamiento internacional. Con un entorno urbano para la actividad diurna, enfocada a la divulgación y la experimentación. Y un lado hedonista para la noche. Al mismo tiempo, la industria debía estar cómoda para reunirse esos días en Barcelona”, así explicó Robles la esencia del proyecto en una entrevista al diario El País en junio de 2013 cuando estaban por cumplirse los 20 años del Sónar.
El Sónar de 2017 marcó cifras récord: 123.000 personas de más de 100 países y la participación de más de 2.000 empresas de tecnología
La idea de los tres jóvenes contó con el apoyo del entonces delegado de la SGAE en Cataluña, Ferran Mascarell –quien luego fue consejero de Cultura y delegado de la Generalitat en Madrid-, y de hecho la institución aportó fondos para la primera edición. El proyecto sedujo a otros: el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, por ejemplo, cuyo edificio anexo –el centro cultural- se convirtió en la sede diurna del festival, la más experimental, la que siempre mira más al futuro.
La ciudad se fue sumando. Primero la sala del Apolo, luego el pabellón de la Mar Bella y finalmente el escenario nocturno quedó consagrado en la Fira de L’Hospitalet. El Sónar no es sólo una fiesta: es un proyecto cultural de Barcelona. Y el impacto económico se estima en torno a los 60 millones de euros. El exitoso formato es de exportación: desde 2002 se han celebrado 65 ediciones del Sónar en 31 ciudades, incluyendo Tokio, Chicago, Reykjavic, Londres, Hong Kong, Lisboa, Ciudad del Cabo, Estambul, Guadalajara, Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá.
La web del festival es fundamental para que quienes nunca hayan vivido la experiencia Sónar comprendan mejor las ambiciones de la propuesta. Además de la venta de entradas, hay música, información sobre los artistas, recorridos visuales por los años anteriores, colecciones de imágenes y la actualización permanente del extenso listado de músicos, productores, videoartistas y eventos relacionados con la gran cita del 25 aniversario.