Leticia Núñez (ALN).- Como en las últimas seis décadas, el Partido Colorado continuará en el poder en Paraguay. Ganó en 14 de 17 gobernaciones en todo el país frente a tres del Partido Liberal. Tras el triunfo del conservador Mario Abdo se mantiene la figura del presidente-empresario, como sucede con Horacio Cartes.
Paraguay cerró este domingo la puerta al cambio político. Optó por la continuidad. Por el mismo Partido Colorado que lleva gobernando Paraguay en las últimas seis décadas con la sola excepción del mandato del expresidente izquierdista Fernando Lugo (2008-2012). Los ‘colorados’ se impusieron en 14 de las 17 gobernaciones de todo el país.
No obstante, a Mario Abdo Benítez le tocará abrir un diálogo con la oposición. Superó a Efraín Alegre, de Alianza Ganar (formada por el Partido Liberal Radical Auténtico y el Frente Guazú), pero por la menor ventaja en el período democrático: 46,47% de los votos frente a 42,7%. Es decir, 3,7 puntos.
“Se evidencia que ya no hay una diferencia abismal. Si hubiera un candidato potable, habría muchas posibilidades de nuevo para la oposición”, sostiene Mabel Villalba, profesora de Ciencia Política en la Universidad Nacional de Paraguay y doctora en Procesos Políticos Contemporáneos en la Universidad de Salamanca (España), en esta entrevista con el diario ALnavío.
“Abdo se ha mantenido siempre en un círculo de las familias más poderosas de la dictadura stronista”
La experta también apunta que esta mínima diferencia hace pensar en la necesidad de establecer una segunda vuelta, algo que por ahora no contempla la legislación del país.
Preguntada por si Abdo está preparado para gobernar, Villalba señala que dependerá de cómo elija su gabinete y de que “no se deje presionar por dirigentes colorados cercanos o su entorno, donde predominan figuras referentes de la dictadura y del ala más rancia del Partido Colorado”.
– ¿Qué valoración hace de la victoria de Mario Abdo Benítez?
– Hay varias novedades. La primera sorpresa es la diferencia entre los candidatos. Normalmente hay mucha ventaja entre el ganador y el segundo, pero en este caso es de apenas 3,7%. Es la menor diferencia en el periodo democrático. Ha ido disminuyendo con los años y esta es la menor de todas. Esto hace pensar seriamente en la necesidad de una segunda vuelta, de balotaje, que no está incluido en la legislación electoral. Otra novedad es la cantidad de votos nulos y en blanco que hubo, unos 120.000. Por un lado, reflejan el descontento de la ciudadanía y, por otro, podían haber cambiado el resultado. Es decir, hay mayor cantidad de votos nulos y blancos que la diferencia entre ambos candidatos, que fue de unos 91.000. Otro punto a tener en cuenta es que de 17 gobernaciones que hay en el país, 14 son del Partido Colorado y tres del Partido Liberal. Eso implica dos cuestiones: que el bipartidismo todavía está muy vigente en el interior y que se plantea la necesidad de revisar la prohibición de no tener partidos regionales en la votación. Además, entre los senadores electos hay varios que tienen cuentas pendientes con la Justicia. Por lo que volverán a tener fueros.
– Además, volvieron a fallar las encuestas.
– Sí, es otro punto importante. Todas hablaban de una diferencia entre 30% y 40%. Se infiere hasta cierto punto que esas encuestas han influido en la escasa participación y en los votos nulos y en blanco. Habría que ver cómo se puede neutralizar la influencia que pueden tener las encuestas en los electores. En cualquier caso, la escasa ventaja con la que ganó Abdo es un aviso al Partido Colorado. Totalmente. Se evidencia que ya no hay una diferencia abismal. Si hubiera un candidato potable habría muchas posibilidades de nuevo para la oposición.
– Lo que sí mantiene el Partido Colorado es la hegemonía.
– Sí, es evidente que todavía, sobre todo en las zonas rurales, se conserva el bipartidismo con mayoría colorada. Esta mayoría tiene mucho que ver con el uso desmesurado del aparato estatal a favor del partido oficialista. En ninguna otra campaña se vio tanto uso de vehículos oficiales, inauguración de obras a favor del partido oficialista, presión a funcionarios públicos que tenían que firmar planillas para asistir a actos partidarios… Por otro lado, la elección del hijo de una persona tan cercana a la dictadura indica que todavía hace falta una educación que incluya y que impulse la memoria histórica. Para la sociedad civil en general, esta victoria implica una particular atención hacia el respeto a los derechos humanos para que no haya un retroceso. Si va a haber una constituyente, que es lo más probable, hay que ver también que no haya retrocesos en la cuestión legislativa que protege los derechos humanos.
“Esta mayoría tiene mucho que ver con uso desmesurado del aparato estatal a favor del partido oficialista”
– ¿Se teme un giro en ese sentido con Mario Abdo?
– Se teme un giro de retroceso. En la Presidencia de Horacio Cartes hubo un retroceso del respeto a los derechos humanos muy claro y también en la cuestión económica. Es probable que en el caso de este presidente continúe la misma política económica de su antecesor y sí se teme que haya retroceso en cuanto a respeto de los derechos humanos, si bien todo dependerá de la formación del Congreso. También hay que tener en cuenta el primer discurso del presidente electo. Ha sido bastante incluyente. No se ha centrado en el partido, cosa que puede ser un tema de marketing o puede ser que realmente no esté tan marcada esa tendencia de partidizar, si bien en su campaña sí lo había manifestado y corresponde a un sector duro del Partido Colorado.
– ¿Está Mario Abdo preparado para gobernar?
– Es joven, tiene 46 años. Es el más joven en el período democrático del país. Es una persona que ha estado desde el principio en política. Ha ocupado cargos. Dependerá de cómo elija su gabinete y de que no se deje presionar por dirigentes colorados cercanos o todo su entorno, donde predominan figuras referentes de la dictadura y del Partido Colorado en su ala más rancia.
– ¿Qué se puede esperar de este mandato?
– Dependerá de la conformación del Congreso, de la capacidad de negociación de los congresistas y del presidente. También dependerá de qué tan dispuesto esté a respetar derechos humanos adquiridos y cambiar de alguna manera ciertas políticas económicas. Por otro lado, dependerá en gran medida de la convención nacional constituyente porque eso va a marcar su mandato sin duda. Pero necesariamente va a tener que negociar para decidir. Según los datos preliminares, habrá mayoría colorada pero no absoluta.
– Además, Paraguay recupera la figura de la primera dama.
– El papel de la primera dama se había centrado en obras sociales antes de Fernando Lugo [exobispo] y de Horacio Cartes [divorciado y sin pareja]. Incluso había un despacho de la primera dama que fue eliminado e incluido en la Secretaría de la Mujer. Habría que ver si se recupera ese despacho. Es una incógnita y muy interesante.
– ¿Disminuir la pobreza y la desigualdad serán temas urgentes para Mario Abdo?
– Habrá que ver cómo conforma su gabinete. Todavía no está definido, lo cual creo que es un error. De cara a futuras candidaturas, habría que plantear que ya los candidatos presenten al que sería su equipo más cercano. De eso dependen mucho las políticas. Por otro lado, también tiene que ver la cuestión de fondos. Si continúa con la misma tendencia de escaso o nulo impuesto a la agroexportación es muy difícil que pueda conseguir fondos para programas sociales o para aumentar el gasto público.
“Necesariamente va a tener que negociar. Habrá mayoría colorada pero no absoluta”
– ¿Ha dado alguna pista de quién puede estar en su gabinete?
– No, todavía no.
– Pero sí comentaba que Abdo está rodeado de la parte más rancia del partido.
– Sí, totalmente. Su padre fue secretario privado del dictador (Alfredo) Stroessner prácticamente toda la dictadura y antes de ir a votar el domingo Abdo acudió con los periodistas y con su equipo a la tumba de su padre. Si bien puede ser algo anecdótico, tiene una fuerte carga simbólica. Estudió marketing político. Se fue a Estados Unidos con 15 años y después se ha mantenido siempre en un círculo de las familias más poderosas de la dictadura de Stroessner. Es parte de la élite y no conecta demasiado con la sociedad. Además, es empresario y hay acusaciones de que ha accedido a obras públicas con licitaciones amañadas. Si por algo se caracterizó la dictadura fue por el despilfarro de dinero público.
– Se dice que Abdo continuará con la política económica de Cartes, pero también se da la continuidad de un presidente-empresario.
– Exactamente. Se dice poco que es empresario, pero si se mira su biografía se ve que además de la política se ha dedicado a sus empresas de construcción.