Redacción (ALN).- Cuando el colombiano Jaime Gilinski Bacal nació ya era rico, pero lo fue todavía más cuando trabajó para el negocio familiar. Su padre, Isaac Gilinski, era un poderoso empresario del sector industrial. Gestionaba la firma de productos de aseo Bon Drill, el negocio de plásticos Rimax y la marca de golosinas Yupi. Un imperio que quedó pequeño en el momento que llegó Jaime.