Daniel Gómez (ALN).- “Rusia lo que está haciendo es defender sus propios intereses”. Por eso apoya al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, y al mismo tiempo mantiene un canal abierto con los aliados del presidente encargado, Juan Guaidó. Esto se lo dice a ALnavío Mira Milosevich, investigadora principal del Real Instituto Elcano, y autora del informe Rusia en América Latina: repercusiones para España, que se acaba de presentar.
Mira Milosevich es investigadora principal del Real Instituto Elcano y profesora asociada de Russia’s Foreign Policy del Instituto de Empresa. Este jueves, en la Casa de América de Madrid, presentó Rusia en América Latina: repercusiones para España, un informe que recopila y ordena toda la información fiable que existe sobre Rusia en la región.
De los datos y opiniones presentes en el informe, se extrae una revelación que para muchos resultará sorprendente. Rusia no es una potencia. No en los términos clásicos con los que se mide este concepto.
Lo que nadie puede dudar, sin embargo, es que Moscú es un factor influyente en la región. Sobre todo, en Venezuela, un país sumido en una crisis política y con dos bandos claramente enfrentados: el del presidente encargado, Juan Guaidó, reconocido por más de 50 países, incluidos EEUU y la mayor parte de Latinoamérica, y el del régimen de Nicolás Maduro, cuyos únicos aliados de peso con los que cuenta son China y Rusia.
De Rusia se dice que puede ser un actor clave a la hora para destrancar la situación en Venezuela. De hecho, ya hay aliados de Guaidó conversando con Moscú. Y, por el contrario, ya se sabe que el equipo de Maduro tiene línea directa con el Kremlin. ¿Qué pasará? Milosevich despeja algunas dudas en una conversación con ALnavío.
– ¿Por qué Rusia siempre es el malo de la película?
– No cae a todo el mundo mal, y a los que cae mal, creo que es por dos razones. Una es por el tópico de la Guerra Fría, y empezando por James Bond, los malos siempre han sido los rusos. La segunda razón es que, desde la llegada al poder de Vladimir Putin, y sobre todo a partir de 2007, este ha declarado que especialmente la OTAN, Occidente y los Estados Unidos son enemigos y los que directamente amenazan la seguridad nacional de Rusia. Tanto EEUU, como la OTAN, son líderes del mundo occidental, el mundo que tiene una poderosa diplomacia pública a la hora de definir amigos y enemigos. Una poderosa máquina, empezando por Hollywood. También creo que hay una serie de asuntos objetivos que han llevado a la ruptura de cooperación con Occidente. Estos son la guerra con Georgia en 2008 y lo ocurrido en Crimea y Ucrania en 2014.
– ¿La relación con Venezuela es otro motivo para desconfiar de Rusia?
– La relación con Venezuela es muy compleja. El límite del poder de Rusia se verá en Venezuela. Lo que pasa es que no se puede definir dónde está este límite porque no tenemos bola de cristal. En cualquier caso, el hecho de que Rusia haya pospuesto el pago de la deuda de 2017 a 2023 a cambio de controlar buena parte de Citgo [filial de PDVSA en EEUU] y a cambio de derechos de exploración de los lugares emblemáticos de los recursos de Venezuela es una clara señal de cómo un país puede aprovecharse de otros más débiles sólo porque el gobierno se quiere mantener en el poder a cualquier precio. La oposición venezolana está en contra de los continuos acuerdos con Rusia, que están vendiendo prácticamente la mitad del país. En este sentido, Rusia no es un actor en el que la misma Venezuela puede confiar. Sí, ayuda al régimen a mantenerse en el poder, pero los que están en contra del régimen no lo apoyan como un régimen constructivo. Es obvio que los Estados Unidos no lo percibe como tal. Como ha sido el caso de Siria.
– Usted dice que Siria no es Venezuela.
– En Siria, Rusia se ha salido con la suya. Los EEUU querían un cambio de gobierno y la salida de Bashar al-Asad, mientras que Rusia ha querido lo opuesto y lo ha conseguido. En Venezuela es mucho más complicado. Tanto para EEUU, como para Rusia. A ninguno de los dos le agrada la idea de una intervención militar. En este sentido, la percepción de Rusia como actor poco constructivo es porque tiene objetivos opuestos. Y lo que es muy llamativo en el caso de Venezuela es que los países vecinos apoyan a EEUU. Los primeros que han reconocido a Guaidó son los países de la zona. Y en el Grupo de Lima, Rusia no es miembro.
– ¿Puede colaborar Rusia con la transición que plantea Juan Guaidó en Venezuela?
– Rusia quiere apoyar a Maduro porque lo considera una parte del derecho internacional. No reconoce el derecho de ningún actor extranjero en derribar un régimen. Eso ha demostrado en Siria. Eso está demostrando en Venezuela. Por otra parte, Putin ha hecho negocios con Maduro y tienen acuerdos personales. Y, por último, Rusia quiere cobrar su deuda. Por eso mantiene relaciones con la oposición. Sea constructivo o no, dependiendo cómo se mire, es un actor importante y necesario para consultar. Dicho esto, Rusia no es un país que puede ser mediador entre la oposición y Maduro. Rusia, al final, lo que está haciendo es defender sus propios intereses.
– Usted lo dice en su informe. Rusia no es una potencia, pero lo cierto es que en América Latina todos la consideran como tal…
– Se habla de Rusia en estos términos porque es una potencia virtual y está presente en medios de comunicación en español. Tiene una presencia histórica durante la Guerra Fría y antes de la Guerra Fría. Está la migración rusa de las comunidades judías antes de la Revolución Rusa. Se habla de Rusia porque es activa. Y porque también sorprende que, debido a su debilidad económica, que la tiene, es un país que ha conseguido jugar muy bien la partida con cartas bastante malas. La UE es mucho más rica que Rusia, pero no es un actor estratégico, como sí lo es Rusia. Y en cierto modo Rusia también es un actor estratégico por su poder militar y nuclear.
– Pero qué es más importante en este momento, que Rusia sea una potencia militar y nuclear, o que Rusia se una potencia manejando la información.
– Rusia es una potencia nuclear y siempre lo será, pero creo que estamos en el siglo XXI y las armas nucleares no son instrumentos que un país usa diariamente. Es un buen método de disuasión y de prestigio, eso sí. En este sentido son más útiles las redes sociales y los medios de comunicación teniendo en cuenta que Rusia es una potencia virtual. Lo es porque tiene medios de comunicación, y también es virtual porque su presencia puede ser mayor en América Latina.
– El término virtual también se asocia a Rusia cuando hackea redes y crea campañas de desinformación…
– Son dos cosas diferentes. Hasta ahora, un ciberataque es muy difícil de atribuir, porque una de las cosas que garantiza un ciberataque es el anonimato. Nadie hace un ataque cibernético, sino que lo pasa por redes. Los ciberataques más conocidos vienen de China y Corea del Norte. No de Rusia. Aunque está la cuenta del Partido Demócrata en Estados Unidos hackeada por los rusos. En Latinoamérica, sin embargo, no hay constancia de algo así. De lo que sí hay es de la propaganda y campañas por redes sociales con participación de Rusia en México y en Colombia con usos de falsas cuentas de Twitter, el uso de bots y trolls… Cosas demostradas en los países latinoamericanos, pero también en Cataluña, en Europa. Lo que se refiere a las noticias falsas y la desinformación es un fenómeno muy presente, pero que, en ningún caso, ni siquiera en EEUU donde se ha investigado dos años el asunto, se ha demostrado que Rusia haya tenido una influencia decisiva en los resultados electorales.