Daniel Gómez (ALN).- Hubo un día en el que Cristina Fernández de Kirchner creyó que sería eterna. Ella y el kirchnerismo. Pero llegaron las derrotas. Primero fue la debilidad de su último gobierno. Luego la posterior caída en las elecciones. Y ahora está la causa judicial que destapó la mafia de los Kirchner. Un revés moral que puede ser definitivo.
A Cristina Fernández de Kirchner le gustan los lemas. Del “Cristina eterna” de 2011 con el que persiguió la reelección presidencial -y de paso, eternizar al kirchnerismo en el poder- al “tengo vocación de hacer cosas inéditas” con el que sorprendió este miércoles.
Con ese último eslogan triunfó. Dijo que fue la primera mujer presidenta de Argentina (cierto), y dijo que sería la primera senadora allanada (cierto también).
El jueves se materializó esa inédita situación. La Policía Federal, con perros rastreadores, equipos especiales y una orden de registro aprobada por el Senado, entró a su residencia de Recoleta y al domicilio familiar de Río Gallegos. El operativo duró 13 horas y aún queda por registrar la propiedad de El Calafate.
Si bien su último eslogan prosperó, el “Cristina eterna” no atraviesa un buen momento. Ya van tres derrotas consecutivas. La primera fue a causa de la reelección indefinida. Jamás prosperó esta medida ya que en su último gobierno (2011-2015) la corrupción, la inflación y la inseguridad le hicieron imposible plantear un cambio constitucional.
La cosa quedó como siempre. En Argentina no se pueden encadenar dos mandatos, por lo que Fernández de Kirchner no se presentó a las elecciones presidenciales de 2015. Al menos no con su nombre. El candidatoDaniel Scioli se declaraba kirchnerista, por lo que un triunfo permitía mantener viva la ideología. El “Cristina eterna”.
No obstante, llegó una segunda derrota. Los comicios los ganó Mauricio Macri, quien puso fin a 12 años de kirchnerismo (antes de Cristina Fernández gobernó su marido, el fallecido Néstor Kirchner).
La última derrota de Cristina Fernández fue moral
Cuando ya parecía imposible sufrir otro revés, el “Cristina eterna” lo sufrió. Y este fue el más doloroso de todos. Porque la derrota fue moral.
Mientras la expresidenta recuperaba la popularidad perdida, aprovechando el delicado momento de Macri -por el préstamo de 50.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional y la incapacidad del Ejecutivo de detener la inflación-, el juez federal Claudio Bonadio hizo público el caso de “los cuadernos de las coimas”.
Ocurre que el chófer Óscar Centeno anotó por una década cada paso que dio su jefe, Roberto Baratta, un alto funcionario del kirchnerismo. Esas anotaciones destaparon un esquema de corrupción con el que los Kirchner financiaban sus campañas electorales.
Y es que las investigaciones judiciales revelan todo tipo de prácticas mafiosas por parte del matrimonio. Por ejemplo, que a través de bolsos, valijas, bóvedas y aviones cargados de dinero movilizaban los sobornos. También había amenazas personales de los presidentes para que los empresarios entregaran las coimas.
“La primera vez me hizo entregarle el maletín completo, y me dijo [Néstor Kirchner] ‘me tenés que entregar más, acordate que te voy a hacer cagar’”, afirmó a los jueces el imputado Claudio Uberti, antiguo responsable del Órgano de Control de Concesiones Viales, como reseñó el diario La Nación.
Otro imputado, Gabriel Romero, responsable de Hidrovía S.A., reconoció haber pagado sobornos por 600.000 dólares al gobierno de Cristina Fernández, según reveló al diario Clarín una fuente judicial.
Un testimonio devastador
El último en hablar fue José López, exsecretario de Obras Públicas. López lleva preso desde 2016, al ser sorprendido con bolsas cargadas de dinero (nueve millones de dólares) que pretendía ocultar en un convento.
“Los bolsos tienen relación con las coimas que se investigan en esta causa, son parte de la misma maniobra”, dijo López a los jueces, según Clarín. Agregó que los Kirchner eran los responsables “de la organización de recaudación”. Y también advirtió que el dinero de los bolsos no era de él, sino del gobierno de Cristina Fernández.
Involucran a los Kirchner con el ocultamiento de nueve millones de dólares de dinero negro
Quienes conocen a López lo identifican como un hombre asustadizo. Casi traumatizado por los años de maltrato a los que fue sometido, aseguran fuentes a Clarín. Lo cierto es que en la cárcel lo están medicando, porque apenas puede dormir por culpa de los nervios.
Al margen de su situación personal, el relato de López es devastador, pues relaciona al kirchnerismo con nueve millones de dólares de dinero negro. Así es como aumenta la presión sobre una política cada vez más acorralada.
En este sentido, el registro de las propiedades de los Kirchner es lo de menos. Como advierte el periodista y columnista de La Nación Jorge Laborda, “poco puede esperarse de allanamientos que no son sorpresivos”. Sin embargo, en el artículo da una clave más interesante, y es el vacío del discurso de la expresidenta.
“No puede exhibir sólidos argumentos en su defensa, sino tan sólo respuestas políticas y alguna que otra amenaza al Gobierno y al propio justicialismo”, expresó Laborda. Y es que Cristina Fernández se dedicó a cargar contra todos. No a defenderse.
Macri trata de capitalizar la crisis
Mientras se confirma que el kirchnerismo no será eterno, Macri recupera el aliento. El presidente trata de capitalizar la crisis del kirchnerismo reivindicando sus logros. Insiste en que las leyes de transparencia lanzadas por su gobierno están acabando con la corrupción.
La prueba de esto último es la ley del arrepentido a la que se acogen buena parte de los imputados por el caso de ‘los cuadernos de las coimas’. Una norma que alivia la pena a aquellos delincuentes que colaboran de forma activa con la Justicia.
El otro gran tanto que se anota Macri es la recuperación de la confianza. Tanto a nivel interno como internacional. Los empresarios argentinos avalan su gestión, y en el extranjero ven los propósitos de apertura del Ejecutivo con buenos ojos. Ahora con el G-20 tiene la oportunidad de reforzar su posición.
No obstante, la gran preocupación de Macri persiste. La economía vuelve a estar en baja forma tras las turbulencias cambiarias iniciadas en mayo. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (Cepal) ya dijo en su informe de este jueves que la economía argentina se contraerá 0,3% en 2018. Números rojos en una economía que hace unos meses crecía a ritmo de 2%.