Daniel Gómez (ALN).- El futuro ministro de Justicia de Brasil dice no con rotundidad. No a ser el presidente de Brasil en 2022. “No tengo ningún tipo de ambición a ese nivel”, respondió a una pregunta de ALnavío este lunes en un acto en Madrid. Algunos analistas piensan lo contrario.
– ¿Tiene usted la ambición de ser el futuro presidente de Brasil?
– No. No tengo ningún tipo de ambición a ese nivel.
Eso dijo Sergio Moro, futuro ministro de Justicia de Brasil, a ALnavío este lunes en un acto en Madrid.
Moro es una estrella en Brasil. Una especie de héroe. Hasta Netflix lo ensalzó en una de sus series, O Mecanismo. Y es que este ministro antes de llegar a la política fue juez. El juez que lideró la operación Lava Jato, la cual destapó el escándalo de corrupción que llevó al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a la cárcel y la operación que sacó a la luz la trama Odebrecht, el caso de lavado de dinero, sobornos y tráfico de influencias más grave de América Latina.
Sergio Moro: “No tengo ambiciones políticas más allá de mi agenda específica como ministro de Justicia”
A la pregunta sobre sus aspiraciones presidenciales, Moro dice un no rotundo mientras ríe. Insiste en que su escalada a la política tiene otro objetivo. “Desarrollar esta agenda antidelito organizado. No tengo ambiciones políticas más allá de mi agenda específica como ministro de Justicia”, reitera a este diario.
Cabe recordar que el salto a la política de Moro le impide regresar a su carrera como juez federal. Así lo establece la ley en Brasil. Eso le cierra la puerta a lo que, dice, “ha sido su vida”. Su trabajo en los tribunales.
Para algunos analistas, este es uno de los motivos que han llevado a pensar que Moro inicia con este cargo un ascenso hacia la Presidencia. “Aceptar un ministerio tan importante como el de la Justicia seguramente dará a Moro la visibilidad que necesita en caso de que tenga intenciones de postularse en las elecciones presidenciales del 2022”, dijo a ALnavío la politóloga Ana Tereza Duarte Lima de Barros, profesora en la Facultad de Ciencia Jurídica de la Autoridad de Enseñanza Superior de Limoeiro.
Y es que Moro, además de un héroe, ha sido visto con recelo por alguna parte de la población brasileña -sobre todo por la izquierda, más aún si cabe, tras el encierro de Lula, desde que aceptó el cargo de ministro- porque forma parte del gabinete de Jair Bolsonaro, definido como un ultraderechista que amenaza la continuidad de la democracia.
Un voto de confianza a Bolsonaro
Moro no lo piensa así. Ve buenas intenciones en el futuro mandatario. En este sentido, en el acto en Madrid, recordó una conversación con Bolsonaro. Charlaron una semana antes de que resultara electo en la segunda vuelta. “Me reuní con él y no vi ningún riesgo de autoritarismo o contra la democracia por su parte”, comentó.
Piensa que sobre Bolsonaro hay una imagen “distorsionada”. Admite que algunas declaraciones de cuando era diputado “no fueron correctas”. Ahí se refiere a esa cantidad de frases que han definido al futuro mandatario como racista, homófobo y machista.
“Minorías que en ningún caso están en riesgo. El nuevo gobierno prepara políticas públicas para ellos”, comentó el ministro.
Para Moro, la operación Lava Jato representa un antes y un después en Brasil. “La corrupción en el país es generalizada. Afecta a empresas, a ejecutivos de constructoras y de grandes petroleras como Petrobras. También afecta a la política, dando igual cualquiera que sea la ideología que defienden”.
Este sentimiento de corrupción generalizada fue lo que movilizó a la población brasileña a exigir cambios. Y esos cambios los supo representar mejor que nadie, según Moro, Bolsonaro. “Es quien ha logrado representar los anhelos de los brasileños”.
Otras señales positivas que envía el nuevo presidente es que “a pesar de todas las críticas que ha recibido, el presidente ha reafirmado su compromiso con la Constitución y el Estado de derecho y también con la libertad de prensa”.
Estos son los motivos por los que Moro aceptó el cargo de ministro. No por ningún otro. Ya dijo a ALnavío que no tiene ambiciones presidenciales. También se declaró apolítico. “Yo no soy de un partido de derecha. Tampoco tengo ninguna vinculación partidista ni pretendo tenerla”, apuntó.
La agenda democrática de Moro
El reto de Moro es “hacer algo importante” por Brasil. Por la Justicia. “Queremos seguir con nuestra agenda judicial para que los agentes no tengan interferencias políticas”, dijo.
La independencia de los jueces y fiscales es su fin último. “Queremos que las cortes tengan plenos derechos para luchar. También es necesario el apoyo de reformas más generales. Y eso como juez no lo puedo hacer. Como ministro de Justicia sí”, apuntó.
Otro de sus retos es la inseguridad. Le preocupa que haya 60.000 muertos al año en Brasil y que sólo el 10% de los crímenes sean resueltos. Este dato habla de impunidad y eso es algo que quiere resolver.
“Acabar con las organizaciones criminales es un reto incluso para la seguridad y bienestar de la población. Sobre todo, para el bienestar de las comunidades más pobres. Esta es una línea que abandera nuestra propuesta democrática”, apuntó Moro.
En el acto, el futuro ministro estuvo acompañado de alguien que le admira. Otro que le define como héroe. Ese es el escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa. En más de una ocasión ha dicho que gracias a la valentía de jueces como Moro, Brasil refuerza su democracia.
Y en esta ocasión, gracias a Moro, Vargas Llosa redobla su apuesta por la democracia brasileña. “Me da mucha tranquilidad que ese juez desconocido, que luego se convirtió en un gran personaje internacional, haya aceptado el Ministerio de Justicia. Que haya aceptado formar parte del gobierno de Bolsonaro. También creo que los 45 millones de brasileños que le votaron no se van a equivocar”.