María Rodríguez (ALN).- El escritor mexicano Élmer Mendoza, conocido como el inventor de la narcoliteratura, ve en el secuestro cautelar del libro Fariña, del periodista español Nacho Carretero, el argumento para una novela. “Ya lo es. El tema es fuerte y vigente”, subraya en esta entrevista con ALnavío. También tiene la respuesta a por qué no se explota mucho más este género en España: “Los autores españoles no están tan impactados como nosotros”.
La prensa mexicana define a Élmer Mendoza, escritor y dramaturgo de novela negra, como el creador de la narcoliteratura. “Me gusta mucho haberme inventado algo”, ironiza Mendoza en esta entrevista con el diario ALnavío, aunque reconoce que al principio se lo tomó “un poco como un escarnio” o burla, cuando este género no gozaba de buenas críticas. Ahora la narcoliteratutra está en auge, al menos en México y Colombia.
En España este fenómeno prospera poco a poco bajo el aliento de Fariña, el libro secuestrado del periodista Nacho Carretero (Leer más: El fenómeno de la narcoliteratura se abre paso en España). De esta y otras cuestiones, como la relación de amistad que mantiene con el escritor español Arturo Pérez-Reverte, opina Mendoza. Por cierto, “Eva –la penúltima obra de Pérez-Reverte- me encantó”, subraya.
“Cuando apareció La reina del Sur tuve muchas reclamaciones: ¿¡cómo siendo tu amigo le permitiste que publicase este libro!? Nos ha robado un tema importantísimo”
Mendoza acaba de publicar Asesinato en el Parque Sinaloa, novela en la que vuelve a aparecer el detective Edgar El Zurdo Mendieta, protagonista en muchas de sus obras. A España Mendoza espera viajar en octubre, en concreto a Getafe (Madrid), para “platicar con los lectores”.
– ¿Por qué escribe sobre narcotráfico?
– Desde bebé escucho esas historias, he convivido con ellas. Tuve compañeros en la escuela cuyos padres se dedicaban a eso. Hablo de regiones a las que uno no puede ir tal cual porque pasan cosas. Cuando era chico me gustaba ir de excursión a las montañas. De pronto nos dijeron que no podíamos ir a ciertas zonas porque podríamos correr peligro. Y la razón era esa. Había una presencia ineludible y muy provocadora. Ese es el origen de escribir.
– ¿Por qué está en auge la narcoliteratura y antes era un género “despreciado”, como ha comentado en alguna entrevista?
– Porque no es sólo una novela, no es un registro épico de un delito, hemos creado un estilo que implica un lenguaje particular, una forma de contar y unos cálculos muy precisos sobre aspectos ciertamente literarios como el tono, el ritmo y las atmósferas. Es otro tipo de literatura. Los perfiles de los personajes, la ubicación, la presencia de los espacios, el manejo de la emotividad… Hay mucho trabajo detrás que tiene que ver con el arte de narrar y no con la épica. Entonces el lector detecta rápidamente que ahí hay algo más que una historia, creo que a eso se debe.
– La realidad de la narcoliteratura en España daría para más libros. ¿Por qué no se explota más este género en España?
– Los autores españoles no están tan impactados como nosotros. Creo que la convivencia con el tema no ha sido tan larga. Lo ven desde el sentido de la adicción, que la adicción en Europa es un hecho grave. Yo siempre que voy [a España] les incito a escribir, sobre todo a los autores gallegos. Debe haber demasiadas cosas ahí que valdría la pena convertirlas no en registros épicos sino auténticamente literarios. Al menos el ejemplo más fuerte, que es el de Arturo Pérez-Reverte con La reina del Sur, consiguió hacer una combinación muy interesante entre lo que es México y lo que es el sur de España. Es un ejemplo de lo que se puede hacer.
– Es conocida la amistad que mantiene con Pérez-Reverte. Y precisamente La reina del Sur arranca en Culiacán -al noroeste de México-, donde usted nació. ¿Pérez-Reverte es quizá uno de los responsables del auge de este género en España?
– No sólo en España, también en América Latina. Y en México, porque cuando apareció La reina del Sur tuve muchas reclamaciones:
Colegas de profesión: “Pero ¿¡cómo siendo tu amigo le permitiste que publicase este libro!? Nos ha robado un tema importantísimo”.
Yo: “Pónganse a escribir”.
Arturo lo que hace es abrir un territorio para Europa y solidificarlo. La reina del Sur es una novela muy importante en la literatura que tiene que ver con este delito. Espero que los escritores estudien el caso y si la realidad les da elementos, ¿a qué están esperando?
– Como representante de la narcoliteratura, ¿qué opina del secuestro judicial de Fariña, la obra del español Nacho Carretero?
[El 22 de febrero de 2018 un juez de Madrid acordó el secuestro cautelar de la publicación a petición de un exalcalde gallego, que aparece citado en el libro por supuestos vínculos con el narcotráfico de esta región. En el momento del secuestro judicial, las ventas de Fariña iban por la novena edición, según informó la agencia EFE].
– ¡Qué suerte! Va a vender muchos ejemplares en cuanto lo liberen, porque lo tienen que liberar. Los jueces no pueden seguir cerrando los ojos a esto. No hay ninguna alfombra donde se pueda ocultar, ningún armario que pueda ocultar tantas cosas que están ocurriendo en el mundo. Y para empezar eso ya es una novela. El tema es fuerte, es vigente. Aquí tenemos casos mucho más fatales como el asesinato de Javier Valdez (escritor y periodista), originario de mi ciudad. Pronto hará un año que cayó asesinado. La gente no cree que lo hayan asesinado los narcos, sino que cree que lo asesinaron los otros, los que no quieren que se sepa. De entrada, me parece una cosa muy peligrosa que los novelistas no padecemos. Porque también nos valemos de simuladores bastante efectivos que permiten si no ocultar, cuando menos presentar de otra manera los hechos reales. Yo jamás cito nombres reales, a veces juego y los pongo medio parecidos. Los hechos no tienen remedio, están ahí, ocurren, van a ocurrir o están ocurriendo.
“Me gusta que haya otros autores que lo intenten, que me manden capítulos y sus dudas”
– Al final la narcoliteratura está más allá de un movimiento literario o un estilo.
– No es inocente. En América Latina la literatura del narco es una literatura de base social. Nosotros contamos lo que hace la gente, lo que negocia para no ir a prisión, la corrupción flagrante, gobiernos bajo sospecha de negociación, candidatos que aspiran a puestos que se descubre que recibieron dinero negro para campañas… Es decir, lo que hacemos es contar una literatura social, de lo que le pasa a la gente y que desgraciadamente tiene que ver con una generación de angustia, de sufrimiento, de indefensión, de sentirse cada vez menos protegido por la ley. Para nada es una literatura inocente. Es una literatura muy social, que tiene el valor de velar por la sociedad del siglo XXI, de cómo somos y cuáles son los grandes defectos que tenemos.
– ¿Qué les diría a quienes afirman que el único objetivo de las obras de narcotráfico es mercantil?
– Ojalá pudiéramos asaltar el mercado. Pero no, eso no existe. Que vengan a mi casa editorial y pregunten cuáles son mis ventas. Y dirán: “Si este es el que la inventó y tiene este nivel de ventas cómo estarán los demás”. Ojalá, de verdad. Ninguno de nosotros buscamos eso como fin principal. Desde luego queremos vender libros y tener muchos lectores, pero nunca es el fin principal, y el mío menos. Yo quiero crear una literatura de mi tiempo, representativa, social, que sea un registro realmente de lo que me toca vivir como ser humano, pero hacerlo desde una estética. No pertenezco a ningún partido político y ni me interesan. Siempre que alguien nos descalifica por eso me da risa porque digo “ojalá consiguiéramos un día publicar un libro que venda 15.000 ejemplares en seis meses”. No lo hemos conseguido.
– “Hemos caído en la farandulización del narcotráfico”, dijo alguna vez. ¿A qué se refiere?
– Hay cantidad de series de televisión donde los que trafican son chicos muy guapos y de muy buen cuerpo. Y al menos los narcos que yo he visto no tienen nada que ver con eso. Son feos, de mirada feroz, gordos, deformes… Un perfil completamente distinto a lo que presentan. En cambio, sí corresponde la belleza de las chicas que les acompañan. Mujeres que se operan para hacer notables ciertos atributos físicos. Y tener tanto público [audiencia] es algo que pertenece a la farándula. Por otro lado, a mí me gusta mucho la actriz Kate del Castillo, cuando hizo [de protagonista en] La reina del Sur. Lo que me ha contado Arturo es que ya están trabajando en el guion para hacer la segunda parte y espero que aparezca tan guapa y tan inteligente como en la primera parte.
– ¿Pérez-Reverte opina sobre las obras que usted publica?
– Nunca muestro las obras antes de ser publicadas. Antes de que las lea mi agente las lee mi mujer, pero nada más. Con Arturo, desde luego que conversamos y le debo varias cosas. Por ejemplo, cuando publiqué Balas de plata (2008) [primera obra en la que aparece El Zurdo Mendieta] me dijo: “¿Qué piensas hacerle?”
Yo: “Nada”.
Arturo: “¿Cómo te atreves? ¡Has creado un personaje, macho, y ese personaje necesita más historias!”.
Y la verdad es que me dejó frío. Reflexioné mucho y dije “es que tiene razón”. Y me puse a pensar el tema de las sagas y publiqué las siguientes obras. Con esa llamada de atención de Arturo me di cuenta de que sí había creado un personaje y a partir de ese momento, en todas las novelas a El Zurdo Mendieta le ha ido muy bien. Tiene su club de fans y dicen que ya ocupa un lugar en la historia de la novela policiaca en español. Y eso es lindo.
“En América Latina la literatura del narco es una literatura de base social, no es inocente”
– Estas obras tienen detrás una realidad sórdida de la que se nutren. ¿La narcoliteratura puede tener fecha de caducidad?
– Claro, es completamente normal cuando los autores que en un momento dado nos hemos interesado por tratar estas historias busquemos otras cosas. Este año publicaré una novela que no tiene nada que ver con eso y el próximo año otra que tampoco tiene nada que ver. Pero me gusta que haya otros autores que lo intenten, que me manden capítulos y todo lo que tiene que ver con sus dudas. Siempre mi enseñanza será que hagan literatura, porque creo que en la literatura los temas no importan. Todos somos diferentes. Tienen que encontrar sus diferencias y expresarlo en las obras. Y por supuesto tendrá caducidad, pronto no sé, pero la tendrá.
– ¿La narcoliteratura ayuda en la lucha contra el narcotráfico?
– La lucha contra el narcotráfico es un asunto muy complejo. No estoy muy seguro, tiendo a decir que no, que no ayuda. Yo tengo lectores en la clase política. He hecho una conferencia invitado por la Secretaría de Seguridad Nacional [de México] para 150 detectives. Me di cuenta de que el Gobierno sí está trabajando en la solución real del problema, por la preparación de los policías, como profesionales y también en el sentido del respeto a las leyes, de no ser policías corruptos, de no unirse a los narcos o a los delincuentes que sean. Yo fui muy duro en la conferencia porque los mexicanos así lo queremos. Los mexicanos queremos una policía que se faje [que luche]. En el sentido más social de la literatura, estas obras pueden contribuir a que las personas que hacen las leyes y las que administran la Justicia al menos se enteren de que estamos atentos a su trabajo. A veces la literatura social no deja de ser una propuesta, de ficción si quieres, pero una propuesta de cómo gustaría que se hicieran las cosas. Quizá subyace al deseo de que si ellos hacen las cosas como nos gustaría podamos vivir más relajadamente. No cuidarnos tanto de que nos asalten.
– Hábleme de sus próximas obras…
– Una va para este año. Es una novela fantástica basada en La Bella Durmiente. Tendrá un final… conveniente. El título tenemos que estudiarlo con los editores, que a mí me gusta que participen en esto, pero ya la entregué. La otra es la segunda parte de El Misterio de la orquídea Calavera. La primera transcurrió en la selva. Esta en el desierto. Es una novela fantástica y muy extraña. Tiene que ver con el control del tiempo, portales del tiempo, guardianes del tiempo y la búsqueda de un tesoro. Aventuras muy juveniles, pero también muy fantásticas.