Daniel Gómez (ALN).- Sorprende la cantidad de detalles sobre la situación de la mujer que la Oficina de Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, incluye en el informe sobre Venezuela. Cita casos de mujeres forzadas a tener sexo a cambio de privilegios en la cárcel, a cambio del mero hecho de conseguir comida. Mujeres especialmente impactadas por la crisis económica, ninguneadas por la justicia, por la ley…
En Venezuela son las mujeres las jefas de familia. Generalmente son ellas las que cargan con el cuidado de la casa. Son ellas las que esperan 10 horas en el supermercado para conseguir comida. Son ellas de las pocas que siguen reclamando justicia, aunque las instituciones no funcionen…
Quizá el régimen de Nicolás Maduro sepa todo esto, porque si el desastre es generalizado en el país, son las mujeres quienes se llevan la peor parte. El informe sobre Venezuela que elaboró la Oficina de Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, detalla un elevado número de detenciones arbitrarias contra mujeres. Habla de torturas. De maltratos. De toqueteos. De mujeres forzadas a tener sexo a cambios de privilegios en la cárcel. A cambio, incluso, de conseguir comida.
La Venezuela de Maduro es un infiero para las mujeres. A las violaciones se une la escasez. La ausencia total de anticonceptivos con lo que ello supone: aumenta el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, VIH, la amenaza de que exista un embarazo no deseado.
Esto último también apunta al infierno legal del régimen. La legislación en torno al aborto, según el informe, “es restrictiva”, lo que provoca el aumento de abortos inseguros y un incremento en la mortalidad materna de más de 20 puntos. Sin olvidar las condiciones de los hospitales. Algunos sin luz, sin médicos, ni materiales.
El informe Bachelet -la expresidenta de Chile es una declarada y reconocida feminista- analiza la situación de la mujer en profundidad. Hay continuas referencias en los 80 puntos que conforman el documento. En algunos casos explícitas.
Forzadas a tener sexo a cambio de favores
El Helicoide, sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), es una de las cárceles más tétricas de Venezuela. Presos que han sufrido lo que es estar ahí la definen, entre otros muchos adjetivos, como un caos. Un caos del que no se libran las mujeres.
El informe dice que El Helicoide no cumple con los estándares de géneros. Apenas las dejan salir al patio. No tienen tratamientos médicos especializados. Viven hacinadas en la única celda para mujeres que hay en la prisión. Una celda “superpoblada y vigilada principalmente por hombres”. A pesar de haber funcionarias mujeres, los custodios son varones. Y algunos “ejercen presión” sobre ellas “para que intercambien sexo por privilegios y protección”. Eso lo hacen los guardas, y también algunos reclusos, aclara el informe.
Este tipo de presiones no son exclusivas de El Helicoide. Ni siquiera de otras cárceles. “La falta de acceso a alimentos tiene un impacto especialmente adverso en las mujeres que son las principales encargadas y/o las jefas de familia, quienes se ven obligadas a dedicar un promedio de 10 horas al día a hacer filas para obtener comida. Fuentes locales reportaron algunos casos de mujeres que se vieron forzadas a intercambiar comida por sexo”.
Torturas, maltratos y “tocamientos”
En el informe, la Oficina de Bachelet emplea el término de “represión selectiva”. Esto son las “detenciones arbitrarias de familiares de presuntos opositores políticos”. Detenciones en las que no se da acceso a abogados, las familias son interrogadas sobre el paradero de los familiares, son objeto de intimidaciones, torturas, y, en algunos casos, reciben “amenazas de muerte”.
El informe aclara que la “represión selectiva” afecta “particularmente a mujeres”, quienes luego “son sometidas a violencia sexual y de género y humillación en sus visitas a centros de detención, durante operaciones de seguridad y allanamientos de domicilios”.
El informe detalla, luego de conocer el testimonio directo de esas mujeres, cómo los cuerpos de seguridad de Maduro cometieron “agresiones físicas” contra ellas. Estas agresiones físicas son “arrastrarlas por el pelo, tocamientos inapropiados, amenazas de violación, desnudez forzada e insultos sexistas y de género. Todo para “humillarlas, castigarlas y extraerles confesiones”.
Una lucha estéril
Como dice el informe, en Venezuela “las mujeres suelen estar en primera línea de la lucha por la verdad, la justicia y la reparación”. Siguen con detalle las investigaciones penales, participan, aunque el entorno sea hostil, presionan, insisten…
Esta lucha, estéril, acarrea problemas a las mujeres. Algunos son los anteriormente descritos. Torturas, violaciones, maltratos… Los otros no se reflejan a primera vista porque impactan en los psicológico y en lo moral.
Y es que muchas de las mujeres entrevistadas por la Oficina de Bachelet, “en ocasiones preferían no exigir sus derechos, incluido el derecho a pronunciarse en contra del Gobierno, por miedo a represalias”.