Juan Carlos Zapata (ALN).- En Sudamérica se ponen en marcha planes de grandes obras. Venezuela no aparece en el radar de las inversiones. Argentina, Brasil, Perú, Colombia, Chile y Ecuador lideran programas diversos con reglas claras de juego. El gobierno de Maduro anda en otra vía. Espera el milagro de los precios del petróleo. Hay un tren paralizado en el centro del país. Una obra que debería haberse terminado en 2011. Faltó visión. Y faltó dinero. Hay otro tren del que se ha bajado el país. O lo ha bajado el gobierno del Chavismo C.A. Pese a la realidad de que no hay recursos propios para afrontar la emergencia económica, el gobierno de Nicolás Maduro se ha quedado en una estación, esperando, como Penélope, la mujer de la canción de Joan Manuel Serrat. Maduro espera que pase el tren del aumento de los precios del petróleo mientras hay otro tren que se pone en marcha en Sudamérica y es éste el que debería abordar, y, por el contrario, más bien se baja, y lo ve pasar.
En Colombia, en Argentina, en Ecuador, en Brasil, en Perú, el tren de las inversiones marcha y coge velocidad. Alta velocidad. En Colombia impulsado por el proceso de paz. En Argentina, por las nuevas políticas del presidente Mauricio Macri. En Brasil, por la destitución de Dilma Rouseff y los anuncios del gobierno de Michel Temer. En Ecuador, porque Rafael Correa se ha decidido por la explotación del petróleo en el Amazonas. En Perú, donde se construye el gasoducto del sur que representa la mayor inversión actual en la región, la cual suma 7.000 millones de dólares. En Chile, donde la administración Michelle Bachelet privatiza redes eléctricas.
En Buenos Aires, casi 2.000 empresarios de 67 países se han dado cita en un evento en el que Macri y las nuevas reglas de su gobierno fueron los protagonistas. Hoy nadie duda que el país se ha puesto de nuevo en marcha. Las multinacionales están a la caza de oportunidades y la administración Macri las está ofreciendo. Cuándo concretarán los nuevos negocios es una pregunta sin resolver. Y a qué montos llegarán. Tampoco hay respuesta aún. Por los momentos, el Grupo Santander acaba de adquirir el negocio al detal de Citi en Argentina. Algo es algo para que el tren arranque.
En Colombia, en Argentina, en Ecuador, en Brasil, en Perú, el tren de las inversiones marcha y coge velocidad
En Brasil, se acaba de anunciar la oferta de 25 proyectos de infraestructura. 25 proyectos para mover una economía en recesión. 25 proyectos en los que intervendrán las grandes multinacionales. Y son 25 proyectos en infraestructura. E infraestructura se traduce en aeropuertos, puertos, carreteras, ferrocarriles, represas, petróleo, gas y distribución eléctrica. 25 proyectos de los cuales algunos requerirán el concurso mixto –público y privado- o privatización total. En conjunto, la cifra superará las expectativas regionales, y será suficiente para que este tren alcance su máxima velocidad en poco tiempo. El gobierno de Temer está obligado a dar el giro porque el tiempo de la economía entrará a competir con el tiempo electoral, un proceso que está a la vuelta de la esquina.
Detrás de cada obra de infraestructura llegan los bancos. El BBVA lidera el sindicato que haría posible el financiamiento en caso de que una empresa española se quede con el contrato del gasoducto. En Colombia el BBVA también sigue a la caza. En Ecuador, Correa, pragmático, se ha sentido en la necesidad de explotar un petróleo que era tabú. Pero la realidad lo obliga. Se gastó los reales, se hipotecó con China, y ahora tiene que recoger sus propias palabras. Es un poco lo que hace el gobierno de Nicolás Maduro con el polémico Arco Minero.
A Venezuela, sin embargo, le urge la inversión en infraestructura. Y no aparece en el radar de las oportunidades. Los demás países de la región están conscientes de que el boom de las materias primas ha concluido y de allí la apertura hacia la inversión extranjera. Inclusive en Cuba lo han entendido. Pero Maduro espera el milagro del petróleo, otra vez. Lo dijo el presidente de PDVSA, Eulogio Del Pino, al anunciar el canje de deuda de 7.000 millones de dólares. Dijo que era un alivio financiero mientras sube el crudo. Es el rentismo. Es el populismo. En la región, hay otra tendencia. Otro tren se ha puesto en marcha.