Nelson Rivera (ALN).- Llamo Cartel de Sao Paulo al Foro de Sao Paulo. La entidad que nació en 1990, bajo el carisma de Lula da Silva, derivó en una trasnacional del delito. No se trata solo del asalto masivo y combinado a las arcas públicas, sino de prácticas mucho más graves. El Foro de Sao Paulo ha derivado en cartel del delito: protección de bandas armadas dedicadas al secuestro y el narcotráfico (¿sabe el lector que las FARC y el ELN llegaron a participar en los cónclaves del Foro de Sao Paulo, y que hasta en alguna oportunidad Raúl Reyes leyó una carta enviada por Manuel Marulanda?), protección de terroristas de distintas partes del mundo, blanqueo de dinero y más. Uso la palabra derivar, como si hubiese ocurrido una mutación. Lo más probable es que el bandolerismo del Foro sea su gen corporativo. Su ADN.
Siga el lector esta lista: Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Cristina Fernández viuda de Kirchner, Lula da Silva, Dilma Rousseff, Fidel Castro, Raúl Castro, Daniel Ortega, Rafael Correa, Nicolás Maduro, Evo Morales (que acaba de inaugurar un museo consagrado a sí mismo) y más, y pregúntese: ¿conoceremos algún día la sumatoria de lo robado? Es improbable. Los estudiosos del tema lo dicen: por cada dólar robado del que se tiene noticia, hay otro dólar del que jamás sabremos nada. Y ello sin sumar el costo de la destrucción causada por expropiaciones y por aniquilación de las estructuras productivas.
¿La corrupción es idéntica a sí misma?
Es de suyo preguntarse si la corrupción de las izquierdas tiene un carácter distinto a las de los gobernantes que no pertenecen al Cartel de Sao Paulo. Cualquiera dirá: es lo mismo. Un dólar en Nicaragua es igual a un dólar en Brasil, a un dólar en Venezuela, a un dólar en Argentina, a un dólar en Bolivia, y así. Pero esa es una afirmación limitada: parte de la idea, por ejemplo, de que un dólar en un país no petrolero es igual al de un país que vende barriles de petróleo. Sin embargo, hay una diferencia sustantiva: el aparato de propaganda que rodea a los miembros del Cartel. Hay que detenerse en ello. Consulte el lector la cuenta de Twitter de @ForodeSaoPaulo y lo constatará. Deténgase en el tuit del 19 de enero, que anuncia la liberación de Oscar López Rivera por parte del expresidente Barack Obama.
¡OSCAR LOPEZ LIBRE! https://t.co/SeXBosaG5I
— Foro de São Paulo (@ForodeSaoPaulo) 19 de enero de 2017
Y vaya a continuación, al documento al que remite la página web. Lea el texto. Presentan como una víctima de la lucha política, a quien era el líder de un grupo terrorista, que organizó al menos 70 atentados con bombas. En algún momento, cuando se preparaba para escapar de la prisión donde estaba detenido, se le encontró en posesión del explosivo plástico C4, entre otras armas. De la pasión de Oscar López Rivera por los estallidos, el Cartel no dice ni una palabra.
Principios de mercadeo
Se podría enunciar como un dogma: todo miembro del Cartel de Sao Paulo debe presentarse a sí mismo como una víctima. Pero no una víctima genérica, sino del Imperio norteamericano, de la derecha, de lacayos del capitalismo salvaje, lo que equivale a asumirse como una suerte de David que resiste al poderío del norte. Siempre una víctima. Mire el lector el tuit, del 27 de diciembre de 2016, de Cristina Fernández, donde escenifica su invalidez:
Ahora dice que nuestros Gobiernos constitucionales fueron asociaciones ilícitas…
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) 27 de diciembre de 2016
No solo es víctima, sino que es inocente. Una líder del pueblo, sobre la que se vierte una infamia. La señora sería la víctima de un ataque, truco básico de la técnica paulista, que es fruto de una conspiración. Sobre las evidencias y palabras de los testigos, funcionarios policiales y fiscales investigadores, el manual ordena elevar el tono, ripostar con otra denuncia, no importa cuán descabellada sea, como la formulada por Nicolás Maduro, y resumida por @tmaniglia, el 14 de febrero:
EL PRESIDENTE @NicolasMaduro: La decisión contra Tarek es una agresión que Venezuela responderá con equilibrio y contundencia pic.twitter.com/EFfWIiIGvw
— Teresa Maniglia (@tmaniglia) 14 de febrero de 2017
De ella se deriva que el señor acusado de narcotraficante por los Estados Unidos no sería sino una víctima del mismísimo narcotráfico, que habría aprovechado la visita reciente de unos parlamentarios de la oposición venezolana a Washington, para lanzar su veneno sobre el impoluto luchador revolucionario Tarek El Aissami, así como su compañero de faena, López Bello.
El Departamento del Tesoro impone sanciones al narcotraficante venezolano Tareck El Aissami y Samark López Bello https://t.co/efyuUIPBuz
— US Embassy, VE (@usembassyve) 14 de febrero de 2017
Sobre esta técnica de mercadeo paulista habría mucho más que decir. Ahora que se cumple un siglo de la Revolución Rusa, la cuestión de usar el argumento del pueblo como justificación, ondea en todos los relatos históricos de lo ocurrido. Por el pueblo se arrasó con los campesinos, por el pueblo se asesinó a millones en Rusia, en varios países de Europa, por el pueblo se causó una hambruna deliberada, por el pueblo se arrasó con las propiedades que terminaron en manos de una burocracia corrupta, que es la fuente de las oligarquías izquierdistas que han asaltado las riquezas de sus países. Robar a nombre del pueblo: ADN del Cartel de Sao Paulo.