Juan Carlos Zapata (ALN).- El FMI le ha dado la razón a Alberto Fernández. La deuda es impagable. Argentina si no crece, no puede pagar la deuda. Cuando era candidato presidencial, y aun como presidente electo, Fernández señalaba que quería pagar, pero si el país no produce divisas no puede pagar. No hay otra fórmula. No se conoce otra fórmula para pagar, es lo que ha sostenido el presidente de Argentina.
El Fondo Monetario Internacional le ha solicitado a los tenedores de bonos de la deuda argentina que “acepten una contribución (quita) apreciable” de la deuda. Y si bien el FMI no señala absolutamente nada sobre el paquete que prestó a Mauricio Macri, un banquero que habló desde Buenos Aires con el diario ALnavío, indicó que ese es el primer paso, que luego vendrá un esquema de refinanciamiento por parte del FMI que aborde no una quita –prohibida por los estatutos del organismo- pero sí un plan que complazca y ayude al gobierno a enfrentar el problema.
-Este es un hecho político –dijo el banquero-. El hecho político es que el FMI reconoce que se equivocó. Se equivocó con el plan de rescate que facilitó a Mauricio Macri.
El hecho político asciende a 57.000 millones de dólares de los cuales fueron desembolsados 47.000 millones. Con ese monto, el FMI y los Estados Unidos pretendían que Macri perfilara una Argentina en crecimiento y garantizara, a su vez, un polo de poder político regional y también la reelección presidencial. Pero el programa de Macri no funcionó. La fuga de capitales fue masiva. Alberto Fernández calificó el endeudamiento de inútil. La recta final del gobierno de Macri fue desesperada. Así el peronismo volvía al poder.
El comunicado del FMI de este jueves señala que “el personal del FMI notó que la capacidad de enfrentar el nivel y el servicio de la deuda pública de Argentina se deterioró significativamente en comparación con el último análisis de sostenibilidad de la deuda del FMI, publicado en julio de 2019”.
-El FMI tendrá que enviar un nuevo mensaje. La reunión de gobernadores de bancos centrales de países del G-20 este fin de semana en Riad, es buen momento. Y ese es otro hecho político. Es reconocer la culpa. El error.
Está previsto que la directora General del FMI, Kristalina Georgieva, se reúna con el ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán.
El comunicado del FMI de este jueves señala que “el personal del FMI notó que la capacidad de enfrentar el nivel y el servicio de la deuda pública de Argentina se deterioró significativamente en comparación con el último análisis de sostenibilidad de la deuda del FMI, publicado en julio de 2019”.
¿Cómo se traduce este deterioro?
El propio FMI ofrece los detalles:
Los “riesgos a la sostenibilidad de la deuda se han materializado”.
Desde julio de 2019 el peso se ha depreciado en más del 40%.
El riesgo soberano ha aumentado cerca de 1.100 puntos básicos.
Las reservas internacionales han disminuido alrededor de 20.000 millones de dólares.
El PIB real se ha contraído más de lo que había sido proyectado.
La deuda pública bruta aumentó a cerca de 90% del PIB a fines de 2019.
Son 13 puntos porcentuales más que la proyección en el momento de la Cuarta Revisión.
En este contexto, la deuda no es sostenible, señala el FMI. Y de allí la propuesta a los bonistas, cuyas acreencias significan alrededor de 100.000 millones de dólares. “Se requiere de una operación de deuda definitiva, que genere una contribución apreciable de los acreedores privados, para ayudar a restaurar la sostenibilidad de la deuda con una alta probabilidad”, apunta el comunicado.
El organismo no deja de reconocer, sin embargo, los esfuerzos del gobierno de Alberto Fernández. Señala el comunicado:
“Las autoridades argentinas están actuando para resolver la difícil situación económica y social que enfrenta el país. Han implementado un conjunto de medidas para atacar la problemática de la pobreza y estabilizar la economía. Se ha buscado aumentar la recaudación en parte para financiar un mayor gasto social, que por lo general está dirigido a atender las necesidades de los más vulnerables. Las reservas internacionales y el peso se han estabilizado con el apoyo de los controles de capital y el superávit comercial. La inflación y las expectativas de inflación han bajado en los últimos meses, pero esfuerzos adicionales serán necesarios para reducirlas aún más desde sus altos niveles actuales. Las autoridades también se encuentran en un proceso para garantizar una resolución sostenible y ordenada de su situación de deuda”.
Una analista del diario Página 12 de Buenos Aires se preguntaba este jueves “¿Qué renegociación llegará primero, la del organismo internacional o la de los privados? Por ahí, el karma del gobierno es tener que llevarlas de modo simultáneo haciendo camino al andar. Los métodos probados entran en crisis ante una situación sin precedentes”.
El comunicado del FMI adelanta que “el personal del FMI hizo hincapié en la importancia de continuar un proceso colaborativo con los acreedores privados para maximizar su participación en la eventual operación de deuda”.
Cuando en 1990, Venezuela sufrió la crisis de deuda, el equipo negociador del presidente Carlos Andrés Pérez no sólo logró de los acreedores privados reducción de capital sino también de intereses, y dinero fresco por 8.000 millones de dólares, monto que se invirtió en la construcción de la represa de Macagua y de varias líneas de producción de aluminio en la empresa Alcasa. Uno de los miembros de aquel equipo recomienda que el FMI debe ayudar a Argentina, restándole carga del servicio de la deuda. Que el FMI aporte los recursos de la amortización para que el país no sienta ese peso y la economía pueda salir adelante.