Caleb Zuleta (ALN).- Se celebró la reunión del G-20. Convocada por Arabia Saudita. Reunión sin asistencia presencial de los líderes de las principales economías del mundo. Pero eso no evitó que se miraran y hablaran. Como casi todas, la conferencia de la directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, fue a distancia. Ya las cartas están echadas. El mundo se encamina hacia una recesión en 2020. El coronavirus resultó ser un factor que no figuraba en el análisis de finales de 2019 y enero de 2020 como tampoco en los análisis subsiguientes se consideraba que la pandemia se iba a extender tanto tiempo con los estragos que está causando en la población, los mercados, las finanzas y la economía globales.
La directora Gerente del FMI dijo: “Proyectamos una contracción del producto mundial en 2020, y una recuperación en 2021”. Pero sigue registrando esta incertidumbre. “Cuán profunda será la contracción y cuán rápida la recuperación dependerá de la velocidad de contención de la pandemia y de la solidez y coordinación de nuestras medidas de política monetaria y fiscal”.
Todo depende de la respuesta y la coordinación de las respuestas. Eso explica por qué los Estados y organismos como el mismo FMI han roto con ciertas ortodoxias en materia económica.
De hecho, Kristalina Georgieva señaló en la conferencia que “ustedes, los líderes del G-20, ya han tomado medidas extraordinarias para salvar vidas y salvaguardar sus economías”.
De sus palabras se desprende que falta mucho por hacer. Dijo: “Particularmente crítico es el apoyo fiscal dirigido específicamente a los hogares vulnerables y a las grandes y pequeñas empresas, para que puedan mantenerse a flote y volver rápidamente a poner en marcha sus operaciones”.
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¿Y si no se actúa en consecuencia qué puede ocurrir? Georgieva señala: “De lo contrario, tomará años superar los efectos de las quiebras y despidos generalizados”.
-Este respaldo acelerará la recuperación posterior, y nos colocará en una mejor situación para hacer frente a desafíos tales como el sobreendeudamiento y los desajustes de los flujos comerciales.
Esto por un lado. Los hogares y la gente son vulnerables. Y las pequeñas empresas. También las economías emergentes.
-Y es fundamental reconocer la importancia de brindar apoyo a las economías de mercados emergentes y en desarrollo para que puedan superar el impacto de la crisis y recuperar el crecimiento.
El problema de las economías emergentes es múltiple. “Estos países se ven particularmente afectados por una combinación de crisis de salud, interrupción repentina de la economía mundial, fuga de capitales hacia activos seguros, y –para algunos– caída brusca de los precios de las materias primas. Y son el principal foco de nuestra atención”.
Para atender a estos grupos de países, ella habla de que el FMI dispone “de una sólida capacidad financiera que podemos utilizar en su defensa, en estrecha colaboración con el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales”.