Daniel Gómez (ALN).- Lunes de contrastes para el presidente de Argentina. Mientras el ministro de Seguridad, Martín Ocampo, dimitió por los altercados del Boca-River, el FMI se mostró dispuesto a liberar los 7.600 millones de dólares que pidieron de adelanto. Una buena noticia que se aderezó con un informe lleno de elogios a Mauricio Macri. Lo que pasa es que, al mismo tiempo, en la calle, alentados por Diego Armando Maradona, muchos fanáticos cargaban contra el mandatario.
Cuando en Argentina dicen que el fútbol es una pasión incontrolable no es metáfora. La realidad se hizo evidente en Buenos Aires este domingo. En la previa al Superclásico de la Copa Libertadores. Era la final entre Boca y River Plate, una cita histórica de la que todo el mundo andaba pendiente. Pero el partido se suspendió ya que los hinchas de River lanzaron piedras al autobús de Boca, hiriendo a varios jugadores.
Entonces estallaron los altercados en Buenos Aires. El salvajismo se apoderó de los aledaños del estadio Monumental y en las oficinas de la Casa Rosada saltaron las alarmas. Tan grave fue el asunto que el presidente, Mauricio Macri, forzó la renuncia de su ministro de Seguridad, Martín Ocampo, quien admitió fallas en el protocolo de seguridad.
Fue un acto de reflejos de Macri porque olía una nueva crisis a escasos días de la celebración del G-20. Y es que muchos culpaban al presidente de lo ocurrido en el Superclásico. Entre ellos Diego Armando Maradona, el ídolo del fútbol argentino, quien es, además, un reconocido kirchnerista.
FMI: “Elogiamos a las autoridades por sus continuos esfuerzos para avanzar en su programa de reforma económica”
“En la Argentina hoy es un terror salir a la cancha. Lastimosamente tengo que decir que soy argentino, que odio la violencia, pero que nos merecemos lo que tenemos. Porque nosotros, aunque yo no lo hice, lo votamos (a Macri) y está haciendo un desastre”, dijo Maradona.
Entre todo esto asomó el Fondo Monetario Internacional (FMI). Mientras el ministro dimitía, el organismo compartió las impresiones de la visita a Buenos Aires. Todo fueron buenas palabras y una gran noticia: el fondo ve con buenos ojos la liberación de 7.600 millones de dólares que el gobierno de Macri pidió de adelanto. Sólo queda el aprobado definitivo del directorio ejecutivo.
“El personal del FMI y las autoridades argentinas han llegado a un acuerdo sobre la segunda revisión del programa económico respaldado por el Acuerdo Stand-By. La finalización de la revisión está sujeta a la aprobación del directorio ejecutivo y pondrá a disposición del país aproximadamente 7.600 millones de dólares”.
La declaración es de Roberto Cardarelli, el economista que lideró la misión del FMI en Argentina entre los días 9 y 16 de noviembre. Una semana en la que él y su equipo se la pasaron con el ministro de Economía, Nicolas Dujovne; el gobernador del Banco Central, Guido Sandleris, y otros representantes del Gobierno y el sector privado para analizar el rumbo económico de Argentina tras los ajustes de Macri.
Los elogios del FMI
“Elogiamos a las autoridades por sus continuos esfuerzos para avanzar en su programa de reforma económica, incluido el apoyo político para la aprobación del presupuesto. La implementación sólida del plan del Gobierno es esencial para promover el repunte de la actividad económica en 2019 y para apoyar la creación de empleo, reducir la pobreza y mejorar el nivel de vida de todos los argentinos”, dijo Cardarelli.
En el documento, el FMI indica que los nuevos planes del Banco Central “han sido efectivos para estabilizar los mercados financieros”. Muy volátiles en 2018 y que devaluaron el peso 40% hasta septiembre.
“La implementación firme de su marco de política monetaria y una comunicación clara por parte del Banco Central seguirán siendo esenciales para guiar las expectativas del mercado. El compromiso de las autoridades con un tipo de cambio determinado por el mercado fortalecerá la credibilidad del marco de política monetaria y aumentará la resistencia a los shocks externos”, apuntó Cardarelli.
Las reformas de Macri emprendidas tras el préstamo, le otorgan al Banco Central la opción de acumular reservas en dólares si el peso siguiera cayendo descontroladamente. “Dada su naturaleza no esterilizada, una calibración adecuada de dichas compras de dólares garantizará que la postura de la política monetaria siga conduciendo a una rápida reducción de la inflación y de las expectativas de inflación”.
La misión se muestra optimista con los objetivos fiscales de Argentina en 2018. “Serán alcanzados”, precisa. También son optimistas con la terminación de un presupuesto que en 2019 ataje la vulnerabilidad de Argentina ante los flujos de capital externo, y las dificultades que tiene el Gobierno para colocar deuda y lograr financiación internacional.
Como se lee, todas las consideraciones del FMI son positivas. La única advertencia va en un tono más humanitario. Que Argentina tiene que mantener el gasto social “para proteger a los más pobres y vulnerables del debilitamiento de la economía argentina en 2018”. Nada alarmante para el gobierno de Macri con otro escándalo en un 2018 para olvidar.
Lagarde al rescate
Y es que ya lo dijo el presidente: se le juntaron todas las tormentas. Primero fue la huida de los flujos de capital. Luego un escándalo de corrupción asociado al kirchnerismo que dañó la confianza del empresariado. A continuación, vino la mayor sequía de la última década, la cual destruyó los cultivos de su principal alimento exportador: la soja. Y, por si fuera poco, el Superclásico detonó en violencia y no en fútbol.
Más nubes negras en un año que también acogerá la celebración del G-20. Este jueves y viernes, los líderes de las principales economías del mundo se reunirán en un Buenos Aires encendido.
Aun así, Macri ha ido sorteando los problemas. En muchos casos con la ayuda del FMI, un organismo denostado en el país con el aliento de los Kirchner. De hecho, casi como un símbolo de acercamiento a la sociedad argentina, como un gesto de paz, la jefa del fondo, Christine Lagarde, quien estuvo en marzo en Buenos Aires, visitó el Monumental y posó con la camiseta del River. Entonces no se imaginó lo que pasaría ocho meses después.
Lo que sí se intuía era lo que tendría lugar en mayo, pues se mostró preocupada por la llegada de una nueva crisis a Argentina, ante el comportamiento de los flujos de capital. Dos meses después de aquel pronóstico las turbulencias financieras estallaron y el organismo que preside concedió el préstamo de 50.000 millones de dólares.
En agosto y septiembre se comprobó que con el crédito no era suficiente ante un nuevo desplome del peso. Eso provocó una nueva visita de Macri a Washington. Allí prometió mayor disciplina fiscal, al tiempo que acometió un duro ajuste. A cambio, recibió una ampliación del préstamo de 7.100 millones. Y como se acaba de saber ahora, en medio del escándalo por el Boca-River, Macri las tiene todas consigo para recibir el adelanto que solicitó.
Y si se juega la final recuerden: Macri es el de Boca, de hecho fue su presidente, y la jefa del FMI es de River. ¿Se pondrá la camiseta el día del Superclásico?