Daniel Gómez (ALN).- El gobierno de Mauricio Macri acudió al Fondo Monetario Internacional para salvar la economía. El préstamo de 50.000 millones de dólares que le otorgó el organismo, la posterior ampliación en 7.000 millones y los ajustes fiscales harán que el PIB argentino se contraiga tanto en 2018 como en 2019. Pero esto, según el FMI, es necesario para acelerar el crecimiento en el futuro.
No todo son malas noticias para Argentina en el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI). Es cierto que admite una recesión de 2,6% en 2018 y otra de 1,6% en 2019. Pero también reconoce que el país puede crecer a ritmo de 3,2% en el “mediano plazo”.
El FMI está convencido porque ese horizonte “coincide con la firme aplicación de las reformas y la recuperación de la confianza”. Cabe recordar que el pasado junio, el organismo que dirige Christine Lagarde prestó 50.000 millones de dólares al gobierno de Mauricio Macri, acechado por una incontrolable inflación.
El préstamo no fue suficiente, y desde Buenos Aires tuvieron que acudir a Washington a negociar un adelanto.
En septiembre se supo que el crédito se extendió en 7.100 millones de dólares, al tiempo que le adelantaron los desembolsos previstos para 2019. Así es como Macri recibió 18.800 millones de dólares más de lo acordado originalmente.
“En Argentina se requieren ajustes fiscales significativos en una etapa inicial para reducir la carga del financiamiento federal”, dice el FMI
Como consecuencia de estos nuevos fondos, Macri endureció las condiciones fiscales del país. Redujo el gabinete ministerial a la mitad, subió los impuestos a las empresas exportadoras y prometió déficit cero para 2019.
“En Argentina se requieren ajustes fiscales significativos en una etapa inicial para reducir la carga del financiamiento federal y situar firmemente la deuda pública en una trayectoria descendente”, explicó el FMI en el informe.
El organismo reconoce que la crisis argentina ha estado influida por el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y la huida del capital de economías en riesgo como la de este país. Eso ha generado volatilidad a pesar de las reformas anunciadas por Macri.
“Pese a un incremento de la tasa de política monetaria de corto plazo en 2.000 puntos porcentuales y a varios aumentos del encaje legal, el peso argentino se depreció más de 40% en términos efectivos reales entre febrero y mediados de septiembre, las cotizaciones de las acciones volvieron a caer y los diferenciales de los títulos soberanos aumentaron a más de 700 puntos básicos”, explicó el FMI.
A estos riesgos de los flujos de capital, el FMI suma “el escándalo de corrupción interna (el caso de los cuadernos de las coimas)”, así como “la persistente incertidumbre en torno al éxito del plan de estabilización en el que se basa el programa con el FMI”.
Todo esto ha contribuido “a la volatilidad de los mercados financieros”. También “las recientes perturbaciones en el mercado financiero, las elevadas tasas de interés reales y el más rápido avance en la consolidación fiscal impuesta por el acuerdo [con el FMI]”.