Juan Carlos Zapata (ALN).- El FMI cambia. Lo que no cambian son los discursos que pronuncia la izquierda. Esa izquierda que representan el presidente de Bolivia, Evo Morales, y el expresidente de Ecuador, Rafael Correa. O de sectores como el chavismo, que es un poco de izquierdismo pero también fascismo y militarismo. El máximo exponente de esta posición es Nicolás Maduro. Los tres han enfilado contra el FMI, responsabilizándolo de los estallidos sociales en Ecuador, Chile y de la crisis en Argentina. Maduro es quien cuanto y más ha aprovechado el momento. Pero la verdad es que poco tiene que enseñarle a la región y al mundo sobre economía. El fracaso económico de Maduro es un hecho conocido a nivel mundial. Es más, el paquete de Maduro es peor que las recetas que aplica el Fondo Monetario Internacional. El paquete de Maduro ha devastado a Venezuela. Y ha ocasionado un éxodo de venezolanos por el mundo que suma casi seis millones.
El FMI cambia. Y cambia en la comprensión de los problemas y las crisis económicos. Y cambia en la búsqueda de soluciones. El FMI habla de desigualdad. Y habla de oportunidades. Y habla de los nuevos retos de la globalización y la automatización. Pero lo hace desde una posición de autocrítica y no desde el punto de vista inamovible y de la verdad absoluta. Pero los populismos, los chavismos, los izquierdismos, optan por el simplismo del ataque, sin analizar que las causas y los entornos de una crisis pueden ser múltiples. El FMI cambia, y tanto que hasta el capitalismo puede estar en revisión porque al sistema liberal se le sueltan muchas de las costuras.
El FMI cambia y lo nota la periodista y se lo dice a Gopinath. Le señala que para que el cambio ocurra dentro del FMI como que ha hecho falta la aparición de los populismos. Ella señala: “Fuimos complacientes sobre las consecuencias negativas de la globalización. Ni siquiera en la teoría se supone que el comercio debe mejorar la situación de cada persona. Beneficia a algunos, a otros no. Así que la forma en la que favorece a todos es a través de una redistribución, reciclando a la gente, dando igualdad de oportunidades en salud, en educación”.
En una reciente entrevista publicada en El País Semanal, la economista jefe del FMI, Gita Gopinath, señala, por ejemplo, cómo se ha evolucionado en la comprensión e importancia de la desigualdad. “La desigualdad”, señala, es un problema que abarca dos aspectos:
Lo social.
Y lo macroeconómico.
Y explica que si en un país el dinero se concentra en pocas manos, crea “un problema de falta de generación de demanda”. La consecuencia son tasas bajas de crecimiento que se prolongan en el tiempo.
Gopinath, nacida en India, señala que no hay “que dar por hecho que van a hacerse políticas para repartir la riqueza de la globalización”. Apunta que “la desigualdad creciente refleja graves distorsiones en la economía”. Pero la desigualdad no tiene sólo que ver con que alguna gente obtenga menos ingresos, sino que las empresas han aumentado su poder de mercado y no pagan impuestos, y “eso no es bueno para la economía”.
El FMI cambia. Pero los izquierdismos y los chavismos atacan porque el ataque les brinda rédito político. Lo hacen mal. Pero culpan al FMI. Y no se percatan de que el modelo que aplican es del pasado, ya probado en el fracaso. Como el de Hugo Chávez y el de Maduro. En Venezuela se despilfarró una riqueza que cualquier país moderno hubiera querido poseer para invertir y no para gastar.
El FMI cambia y lo nota la periodista y se lo dice a Gopinath. Le señala que para que el cambio ocurra dentro del FMI como que ha hecho falta la aparición de los populismos. Ella señala: “Fuimos complacientes sobre las consecuencias negativas de la globalización. Ni siquiera en la teoría se supone que el comercio debe mejorar la situación de cada persona. Beneficia a algunos, a otros no. Así que la forma en la que favorece a todos es a través de una redistribución, reciclando a la gente, dando igualdad de oportunidades en salud, en educación”.
El FMI cambia. Y no es que ahora sea socialista. Es que, dice la economista jefe, el FMI:
Reacciona a los cambios,
“a las nuevas evidencias”,
“y se ha movido en la dirección correcta”.
Y asegura: “Esta institución ha cambiado”.
La economía de Venezuela se contraerá 35% en 2019 según el FMI
Pero el chavismo no cambia. El chavismo es opaco. El chavismo es corrupto. El chavismo es excluyente. No hay servicios de salud ni educación con el chavismo. El chavismo devora los recursos. Es cortoplacista. Y genera más desigualdad. El chavismo ha creado una nueva clase de ricos, la boliburguesía.
El FMI cambia. Pero el chavismo y Maduro arremeten contra el FMI porque el FMI los califica mal. De hecho, Gopinath señala que el “90% de la economía global está creciendo menos este año que el anterior. Dicho esto, a algunas regiones les va peor. En Latinoamérica el crecimiento ha sido particularmente peor. La Asia emergente que incluye a China y a la India, se ralentiza, pero crece más del 5%”. Y aquí viene el puntillazo:
“Hay mercados emergentes en fuerte contracción como Argentina, Venezuela o Irán”.