Pedro Benítez (ALN).- Desde su posición como fiscal general, Tarek William Saab, aliado de Nicolás Maduro, ha emprendido una campaña de graves acusaciones contra figuras muy cercanas a Hugo Chávez que describen al régimen que este encabezó como uno de los más corrompidos del mundo. Es la admisión pública del carácter absolutamente deshonesto que ha caracterizado al chavismo en dos décadas de poder absoluto sobre Venezuela. Esto es lo que la izquierda europea y americana aún defienden.
La Asamblea Nacional (AN) venezolana de mayoría opositora decidió el martes pasado autorizar a los magistrados en el exilio del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para continuar el proceso judicial por hechos de corrupción vinculados a la trama Odebrecht, iniciado al presidente Nicolás Maduro por la fiscal general Luisa Ortega Díaz (también en el exilio). A raíz de esto, el fiscal designado por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Tarek William Saab, rápidamente pasó a la ofensiva.
En declaraciones a la emisora Unión Radio en Caracas, Saab enfiló su batería verbal contra Luisa Ortega. Más allá de entrar en el debate sobre la constitucionalidad o no del proceso avalado por 105 votos a favor y dos en contra en el Parlamento, enfocó el ataque en su antigua compañera de causa, a la que llenó de improperios y denuestos.
Por ejemplo, reiteró la acusación de haber convertido el Ministerio Público en una “guarida delictiva”. “En una máquina de extorsionar, de delinquir, dedicada a proteger a capos de la droga y sobreseer corruptos”, dijo.
En declaraciones a la emisora Unión Radio en Caracas, Saab enfiló su batería verbal contra Luisa Ortega Díaz, a la que llenó de improperios y denuestos
También aseguró que: “Luisa Ortega Díaz es una delincuente de altísima peligrosidad”. “Delincuente internacional”.
“Principal responsable de la quiebra del sistema de justicia”. “Durante más de 10 años, incluso cuando estaba Isaías Rodríguez”. Este fue embajador en España y el fiscal general que precedió en el cargo a Ortega, quien a su vez fue una muy cercana colaboradora.
Pero además Saab la calificó de “corrupta administrativa y ladrona”. “Sin experticia en el derecho, pirata jurídica, ignorante supina”.
E insistió en acusarla de haber judicializado los casos de los disidentes políticos, a quienes no dio derecho a la defensa.
Luisa Ortega Díaz fue la fiscal de Hugo Chávez. La persona que más tiempo ocupó ese puesto durante el chavismo (2007-2017) hasta que la ANC la destituyó por no avalar su elección. Fue elegida y reelegida por los partidarios del expresidente cuanto contaron con la mayoría de las bancadas en la AN. Una pieza clave del régimen y su pararrayos judicial.
De modo que las preguntas que cabe hacerse son: ¿Cuándo el señor Tarek William Saab descubrió que ella era una “corrupta administrativa y ladrona” sin los conocimientos necesarios para ejercer tan alta responsabilidad? ¿Cómo fue posible que ella ejerciera como fiscal durante una década sin que nadie en el chavismo se diera cuenta?
Desde que ejerce como fiscal, Saab (aliado de Nicolás Maduro) ha dirigido sus esfuerzos a revelar la corrupción en la Era Chávez, confirmando muchas de las denuncias que opositores y periodistas habían formulado.
De Luisa Ortega a PDVSA
Hasta este momento la más notable ha sido la acusación judicial y detención de 65 gerentes de Petróleos de Venezuela (PDVSA) a los que señaló de pertenecer a un “cartel (criminal) que existía en la estructura de PDVSA” (Leer más: Los escándalos de PDVSA siguen los pasos de Odebrecht y se extienden por toda América).
Como parte de esa campaña “anticorrupción” libró una orden de captura contra el exministro de Petróleo y expresidente de la estatal petrolera, Rafael Ramírez, por lavado de dinero y peculado doloso.
Públicamente lo encaró: “Usted usó PDVSA para hacer multimillonarios a sus familiares, entre ellos Diego Salazar”. Y lo señaló como: “uno de los principales desfalcadores y responsable de la quiebra (…) corrupta de PDVSA” (Leer más: El mundo alucinante del millonario boliburgués parido en la Era Chávez y purgado por Nicolás Maduro).
Por más una década Ramírez fue el segundo hombre del régimen luego de Hugo Chávez. Fue su funcionario de más confianza, a quien le dio un poder sobre la industria petrolera como no lo tuvo nunca nadie en la historia de Venezuela.
Si lo que Saab afirma sobre personajes como Rafael Ramírez y Luisa Ortega Díaz es cierto, está admitiendo que Hugo Chávez impuso en Venezuela un régimen cleptocrático
Si lo que Tarek William Saab afirma sobre el desempeño pasado de personajes como Rafael Ramírez y Luisa Ortega Díaz es cierto, está admitiendo que Hugo Chávez impuso en Venezuela un régimen cleptocrático. El gobierno de los ladrones. Así da como válidas las peores acusaciones que sus críticos profirieron por años.
Por supuesto, los señalados responderán que las acusaciones son parte de una persecución política contra ellos por su oposición a Maduro. A su vez Ortega y Ramírez acusan a Maduro de encabezar un gobierno corrupto y de haber arruinado al país.
Aunque Ortega Díaz permanece actualmente en el exilio, es la fiscal general que la AN sigue reconociendo como legítima, y en esa calidad inició la solicitud de antejuicio de mérito contra Maduro el 19 de febrero. Según la trama develada en Brasil, Venezuela fue el segundo país (luego de Brasil) donde más sobornos distribuyó la constructora Odebrecht, pero el único donde no se ha abierto ninguna averiguación.
Por su parte Ramírez, que también abandonó el país, fue hasta hace pocos meses embajador del gobierno de Maduro en Naciones Unidas, además de Vicepresidente de Economía en los dos primeros años de mandato de Maduro y un alto cargo en el partido oficial (PSUV). También ha pasado a la disidencia, desde donde ha realizado durísimas críticas al desempeño de su antiguo jefe, incluso pidiendo públicamente a los militares que pongan fin a su gobierno.
Tanto Ramírez como Ortega Díaz fueron actores fundamentales en la consolidación de Nicolás Maduro en el poder. Pero como suele ocurrir en los regímenes autoritarios, ahora son parte de un grupo caído en desgracia.
Si lo que unos dicen de los otros es cierto (puede que todos digan la verdad), es la admisión publica del carácter absolutamente corrupto que ha caracterizado al chavismo en dos décadas de poder absoluto en Venezuela. Es eso lo que la izquierda europea y americana aún defienden.
Hoy entramos en el capítulo en el cual los actores y protagonistas usan la corrupción como arma arrojadiza unos contra otros. Es la quiebra moral absoluta del chavismo como proyecto político. Las señales del proceso de autodestrucción en que ha caído, arrastrando a toda Venezuela.