Sergio Dahbar (ALN).- El millonario estadounidense Douglas Tompkins vendió un día sus empresas y se dedicó a la conservación de ambientes naturales. Su viuda, Kris McDivitt, entregó la semana pasada 400.000 hectáreas -donde se encuentra el Parque Pumalín, la mayor reserva de alerces del planeta- a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Tengo en la memoria una pequeña gema cinematográfica de los años 80: Local Hero (1983). En esa película de Bill Forsyth, un ejecutivo de una petrolera texana es enviado a la costa de Escocia para comprar un pueblo donde sus jefes van a desarrollar una refinería.
Peter Riegert es el actor que encarna al enviado, el hombre que debe formalizar la compra. Por una pasión secreta del presidente de su empresa (Burt Lancaster), Riegert también debe reportar el estado del cielo sobre esas playas desde el único teléfono público de ese confín.
Película de pequeños detalles, con una trama encantadora para captar los matices de los habitantes locales y sus expectativas ante la llegada de la empresa que construirá la gran refinería y convertirá en millonarios a todos los que allí viven, Local Hero es una fábula que explora lo que ocurre en cualquier lugar del planeta cuando llega gente que quiere comprar un pueblo.
Tompkins murió en 2015, al caerse del kayak con el que atravesaba un lago helado
Expectativas profesionales, sueños de grandeza de los lugareños, miedos ante el ánimo de codicia de las corporaciones, alertas de los grupos ecologistas que buscan desechos en las corrientes marinas…
La película se me vino a la cabeza en estos días, cuando me enteré de que finalmente la viuda del millonario Douglas Tompkins hizo realidad el sueño de su marido. No es poca cosa.
Como lo reporta el periodista Carlos Cue desde Buenos Aires, Tompkins cambió de vida 25 años atrás. Había creado dos marcas poderosas de ropa, Esprit y The North Face, y cuando ya no tenía nada que probar como empresario, vendió las marcas y se convirtió en Ecobarón. Y se dedicó a la conservación de ambientes naturales.
La viuda de Tompkins entregó las 400.000 hectáreas del Parque Pumalín a Chile / Wikimedia Commons
Doug Tompkins y su esposa, Kris McDivitt, adquirieron más de 800.000 hectáreas en Chile y Argentina. Bosques y lagos que conforman paraísos en la tierra. Esta pareja forma parte del club de millonarios que compran grandes extensiones de tierra desértica para conservar algunos de los lugares más remotos del mundo, lejos de la avaricia de empresarios inescrupulosos y políticos desesperados.
Un club en alza que acepta nuevos miembros todos los días. Ted Turner: 5.000 hectáreas. George Soros: 400.000 hectáreas. Luciano Benetton: 800.000 hectáreas.
Lejos del mundanal ruido
Tompkins y McDivitt crearon su particular Shangri-La en el sur del continente latinoamericano. Vivían en una remota esquina de Chile, sin luz, computadora, correo electrónico o teléfono. Se pasaron cerca de 25 años entre 280 especies de pájaros, con acceso a un hábitat ecológicamente rico y sin peligros.
En Argentina adquirieron 200.000 hectáreas (Esteros de Iberá, Corrientes). La mitad se encuentran dentro de humedales, incluyendo una isla donde se origina el río Corrientes, con fauna en extinción: el ciervo de los pantanos, el venado, el aguará guazú, el lobito de río, el yacarés negro y overo, carpinchos, variedades de monos y alrededor de 350 aves.
A lo largo de 25 años la miopía de políticos, conservacionistas y empresarios locales impidió que en ambos países, Chile y Argentina, se comprendiera cabalmente cuál era la intención de un hombre que había decidido invertir su fortuna para regalarle la conservación de espacios naturales al futuro de la humanidad.
La viuda del millonario hizo realidad el sueño de su marido
Como sucede en un pueblo chico cuando llega gente extraña, pensaron que Tompkins venía con aviesas intenciones capitalistas. Iba a crear un Estado judío; quedarse con el agua dulce; acabar con el negocio del salmón; hacer minas; crear un cementerio nuclear; hablar con extraterrestres; domar los últimos caballos salvajes puros del planeta…
Douglas Tompkins murió de repente en 2015, al caerse del kayak con el que atravesaba un lago helado, por una combinación de vientos que lo tumbaron. No pudo ver su sueño concluido. Pero desde la esquina donde se encuentre, la semana pasada debe haber sonreído porque su viuda, Kris McDivitt, le entregó 400.000 hectáreas (donde se encuentra el Parque Pumalín, la mayor reserva de alerces del planeta) a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.
Sergio Dahbar es escritor, periodista y editor nacido en Córdoba, Argentina.
En diferentes momentos de esta aventura conservacionista Douglas Tompkins sintió deseos de tirar la toalla ante la adversidad y la tontería local, pero hay que agradecerle su perseverancia. Poseía una mente superior, una capacidad para identificar lo que vale la pena proteger para el futuro. Su esposa ha honrado su memoria. Los perros ladran… Señal de que la impronta de Tompkins sigue su camino. Debemos agradecerlo.