Daniel Gómez (ALN).- Rafael Ramírez, presidente de Petróleos de Venezuela en tiempos de Hugo Chávez, dice que “el peor error” de Nicolás Maduro será privatizar PDVSA. Es un movimiento a la desesperada, dijo, como el que hizo el dictador libio Muamar el Gadafi en sus momentos finales. “El país y en especial el campo bolivariano, debería verse en ese espejo, estos aventureros en el gobierno no aprenden nada de la historia”, dijo Ramírez.
Nicolás Maduro está sin dinero. El núcleo de poder de Maduro está sin dinero. Y sin dinero se le complica el gobierno a Maduro.
– En diciembre se gastó la poca plata que le quedaba para generar una falsa burbuja de consumo.
– Produce poco petróleo, y una buena parte de él se lo sigue enviando a Cuba.
– Tiene una deuda de 3.000 millones de dólares con Rusia.
– Otra de 20.000 millones con China.
– Está en default con los tenedores de bonos.
– Las operaciones ilegales de oro, con las que ha venido tomando oxígeno, están cada vez más cercadas por la comunidad internacional.
– La inflación no se detiene. La recesión económica tampoco.
– En 2020 el PIB caerá 10%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con este escenario Rafael Ramírez, exZar de Petróleos de Venezuela (PDVSA), afirma en un artículo en Aporrea que Maduro “está con el agua al cuello”. Y para sobrevivir, a la desesperada, le está entregando PDVSA a los tenedores de bonos en Washington y Europa. Tan a la desesperada que le recuerda a lo que hizo el dictador libio Muamar el Gadafi, quien “en sus momentos finales trató de llegar a acuerdos y tratos con sus verdugos”. Gadafi murió golpeado, tiroteado y linchado por una multitud de milicianos en 2011.
La diferencia entre Maduro y Gadafi, señaló Ramírez, es que Maduro busca acuerdos “sin la fuerza ni trayectoria del jefe de la revolución de los coroneles libios, con un país arruinado, sin nada más que entregar a cambio de su seguridad para mantenerse en el poder”.
El exZar de PDVSA agregó: “El país y en especial el campo bolivariano, debería verse en ese espejo, estos aventureros en el gobierno no aprenden nada de la historia. No tienen pueblo, ni legitimidad, ni autoridad moral, ni ética, ni fuerza para vérselas con los grandes poderes. Nuestro país necesita otra dirección, otro gobierno, hay que pararlos antes de que sigan entregando todo, en su esfuerzo desesperado e inútil para mantenerse en el poder”.
¿Cómo querrá Rafael Ramírez que Venezuela tome otra dirección? ¿Con una revolución civil contra Maduro? ¿Con un final como el de Gadafi?
Ramírez fue ministro de Petróleo y presidente de PDVSA en tiempos de Hugo Chávez. Es uno de los causantes de la caída en desgracia de la petrolera, aunque ahora centre toda la responsabilidad en Maduro y su cúpula.
Por lo anterior no es casualidad que Rafael Ramírez en el artículo señala también al vicepresidente Económico, Tareck El-Aissami, como uno de los artífices de la venta de PDVSA. Un negocio lucrativo no sólo para las multinacionales, sino para el núcleo de poder de Maduro.
La diferencia entre Maduro y Gadafi, señaló Ramírez, es que Maduro busca acuerdos “sin la fuerza ni trayectoria del jefe de la revolución de los coroneles libios, con un país arruinado, sin nada más que entregar a cambio de su seguridad para mantenerse en el poder”.
“Ahora Maduro y su gobierno le proponen a los tenedores de deuda venezolana, canjear éstos por la propiedad de PDVSA y por campos petroleros en operación. Es decir, Maduro, con el agua al cuello y una pésima gestión económica, le dice al capital financiero internacional, que les entrega PDVSA, a cambio de una parte de la deuda. Nadie sabe nada, todo es secreto, todo es un negocio, rematan la empresa y por supuesto nuestro petróleo al capital financiero internacional, les entregan el mejor negocio del mundo, la llave de nuestro futuro”, apuntó Ramírez.
Explicó que “el gran negocio del canje es que las personas más cercanas al entorno de Maduro, sus operadores económicos, han venido negociando en secreto, desde hace tiempo, con financistas y representantes de capitales extranjeros esta operación. Con la información privilegiada del canje de deuda por PDVSA y nuestro petróleo, los socios de Maduro están adquiriendo la deuda a un precio de bonos basura, para luego comprar PDVSA, y acceder a la Faja Petrolífera y otras áreas a precio de liquidación. Un verdadero saqueo”, afirmó.
La semana pasada la agencia Bloomberg reveló el plan de Maduro para privatizar PDVSA. La idea era ofrecerle participaciones mayoritarias en las empresas mixtas a las empresas que operan en el país. La agencia citó tres: la rusa Rosneft, la española Repsol, y la italiana Eni.
El 10 de diciembre de 2019 el diario ALnavío también informó que Maduro, asfixiado por las sanciones de Estados Unidos, entregó todas las operaciones petroleras a las empresas aliadas de PDVSA. Desde la comercialización y la producción, hasta la administración del dinero y el cobro de facturas.
Nicolás Maduro sabe que el petróleo es una importante carta de negociación. Por algo Venezuela es el país con más reservas probadas del mundo. Y por algo en la entrevista con The Washington Post le dijo al presidente, Donald Trump, que “una bonanza podría estar esperando a las compañías petroleras” de EEUU si Washington levantaba las sanciones y restablecía relaciones con Caracas.
No hay que olvidar que Trump concedió una licencia especial a Chevron, Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford, que son las cinco petroleras estadounidenses que operan en Venezuela.
Para Rafael Ramírez “la privatización de PDVSA será el mayor error y daño que se le hace al país”.