Patricia J. Garcinuño.- El parlamentario español sostiene que los últimos movimientos del Gobierno de Venezuela “hacen saltar por los aires los principios democráticos básicos” y pide respeto a la ley.
La Unión Europea quiere aprovechar la nueva coyuntura política a nivel mundial y fortalecer sus lazos con América Latina. Una muestra de ello es el informe presentado a principios de mayo en la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo por el eurodiputado socialista Javi López, en el que se coloca a Latinoamérica como prioridad estratégica de la política exterior de la Unión.
En una entrevista con el diario ALnavío, López, del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), sostiene que los últimos movimientos del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela “hacen saltar por los aires los principios democráticos básicos” e insta al respeto a la ley y al paso por las urnas.
– ¿Qué puede aportarle ahora mismo la Unión Europea a América Latina?
– América Latina es una prioridad estratégica: no habrá un actor tan potente y tan fuerte con el que compartamos la visión del mundo y la agenda. Ambos entendemos unas relaciones internacionales basadas en el multilateralismo, el diálogo y las normas. Además, tenemos sociedades abiertas basadas en los derechos humanos y el Estado de derecho en términos muy generalizados. Los dos luchamos por tener un crecimiento inclusivo, combatir el cambio climático y proteger el Acuerdo de París, la defensa de los colectivos más vulnerables de la sociedad y también por la seguridad. En Europa más enfocada al terrorismo y en América Latina al narcotráfico, pero son retos compartidos.
– ¿La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca es una oportunidad para Europa de mejorar su relación con América Latina?
– Sin duda. El nuevo escenario internacional pasa en gran medida por la llegada de Donald Trump al Despacho Oval y abre una ventana de oportunidades para impulsar la relación entre América Latina y Europa. Sin embargo, es cierto que el ‘paraguas atlántico’ sobre el que ha pivotado el papel en el mundo de la UE desde 1945, no diría que se ha roto, pero sí se ha resquebrajado.
“Cuando tratamos con América Latina se dice ‘nuestras relaciones son de tú a tú’. ¿Y cómo podrían ser si no?”
– Un reciente estudio de la Comisión Económica para América Latina de la ONU (CEPAL) señala que Latinoamérica pierde más de un 50% de sus ingresos de IRPF por la evasión fiscal. En Europa no se llega a esas cifras, pero también tiene un grave problema. ¿Qué medidas concretas cree que se deberían tomar?
– Uno de los problemas comunes que tenemos son los agujeros económicos que provocan los paraísos fiscales. En Europa no hay paraísos fiscales, pero sí territorios que hacen competencia desleal, y la Comisión Europea está detrás de algunos casos. En América Latina y especialmente en el Caribe sí vemos algunos ejemplos de paraísos fiscales. Pero aparte de la movilidad del capital y de los agujeros fiscales que puede provocar, uno de los problemas más graves que tiene América Latina en términos de cultura fiscal y de recaudación es el trabajo no declarado.
– ¿Y qué considera que se debe hacer para fomentar una mejor cultura fiscal?
– Es una combinación de cosas. En primer lugar, poner en marcha incentivos hacia la entrada en el sistema de recaudación para los trabajadores en términos de protección y para los empresarios. En segundo lugar, hacen falta estructuras administrativas capaces de fiscalizar sus mercados laborales y someter a penas a aquellos que no están cumpliendo con la ley. No es exactamente lo mismo, pero sabemos que está relacionado: los países donde hay más corrupción son países donde también hay una cultura fiscal más negativa. Combatir la corrupción también contribuye a una cultura fiscal más sana. En todo caso, es algo que tenemos que trabajar conjuntamente. Debemos ser muy cuidadosos en no decir a nuestros aliados, en este caso Latinoamérica, cómo y qué tienen que hacer.
López insiste en que para mejorar la situación de Venezuela debe haber respeto a la ley / Foto: javilopez.eu
– Eso es importante.
– Claro. Por eso, cuando me preguntan “¿cómo deberían resolverlo?” señalamos que están estas hojas de ruta que son compartidas. Querría ser cuidadoso, porque creo que el valor añadido del informe está en cómo compartimos la agenda, qué retos comunes tenemos y cómo nos podemos ayudar, no en decir a nuestros aliados desde una posición vertical qué es lo que tienen que hacer.
– ¿Podría decirse que en algunas ocasiones la Unión Europea ha actuado de un modo paternalista?
– En el pasado sí. En ocasiones pasa, pero no solo con América Latina, también con el resto del mundo. Por ejemplo, muchas veces en una conversación con Latinoamérica o con actores similares se dice eso de “nuestras relaciones son de tú a tú”, que es una frase bastante manida. La cuestión es: ¿cómo podría ser si no? Cuando hablamos de las relaciones con Canadá, ¿a que a nadie se le ocurre decir que vamos a tener unas relaciones de tú a tú?
– Todo un síntoma.
– Claro, denota algo. Esto me lo he encontrado en varias conversaciones. Pero creo que ahora existe un consenso parlamentario para asimilar que las relaciones hoy son más simétricas y horizontales, y la aproximación del informe va en este sentido. En eso he sido especialmente cuidadoso. También porque soy joven y vengo de otra generación.
– Entonces, ¿se le da la suficiente importancia a América Latina en el Parlamento Europeo?
– Durante los últimos años no, por lo menos en los dos años y medio que llevo trabajando en el Europarlamento. Pero tiene una explicación: la UE lleva ocho años en una etapa muy introspectiva, desde la caída de Lehman Brothers y especialmente desde la caída de la deuda soberana. Hemos ido acumulando crisis sobre la gobernanza económica, sobre la deuda soberana, crisis social… Además, en política exterior los debates se han centrado en la vecindad: Ucrania y la escalada de tensión con Rusia, la terrible guerra que se vive en Siria, la repercusión de la situación de Irán y de Irak, la guerra abierta en Yemen, el caos institucional en Libia y lo que provoca en términos de llegada de refugiados… De todos modos, la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, ha trabajado mucho por América Latina: ha estado presente en el proceso de paz de Colombia, ha realizado viajes a la región, conoce los diferentes actores… Así que, aunque nos hemos centrado en otras cosas, por lo menos su trabajo y el del Servicio de Acción Exterior nos permiten aprovechar las oportunidades que tenemos ahora.
– En el informe también pide fomentar más el Erasmus hacia Latinoamérica.
– Las relaciones entre ambos lados del Atlántico se miden sobre todo por las relaciones civiles. Por eso nos interesa mucho poner el acento en la movilidad laboral, en la portabilidad de derechos, en el reconocimiento de títulos, en la cooperación y la innovación… Dentro de este ámbito, una de las cosas más interesantes es la movilidad de estudiantes. Hoy ya puedes irte a Montevideo con una beca Erasmus, pero aún son pocos los que van a universidades latinoamericanas mediante este programa. Queremos ampliar el número de beneficiados y el número de universidades. Porque eso tiene unos frutos tremendos en las relaciones y en las conexiones humanas. Mi generación es lo que ha podido ver.
– En el estudio no se olvida de Venezuela. ¿Cree que la Unión Europea está actuando como debería?
– Estoy enormemente alarmado, como la mayoría de los demócratas europeos. Alarmado con la deriva del país, con su gran crisis institucional, con la deriva autoritaria, con sus gigantescos problemas económicos, la violencia en las calles, la hiperinflación… La lista es larga. Hubo hace dos semanas una resolución en el Parlamento Europeo sobre la situación en Venezuela, no por unanimidad, pero sí con un apoyo muy amplio, pidiendo que haya diálogo y una salida que pase por el respeto a la ley y por las urnas. Es la única forma de solucionarlo.
“Los últimos movimientos de Nicolás Maduro hacen saltar por los aires los principios democráticos básicos”
– ¿Ve factible la vía del diálogo?
– Espero que sí. Hay que poder canalizarlo, pero dentro de ello lo que debe haber es, insisto, respeto a la ley y un paso por las urnas. Y parece que los últimos movimientos de Nicolás Maduro hacen saltar por los aires los principios democráticos básicos. Hay que impulsar el diálogo y utilizar los mecanismos de presión internacional, y ahí hay varios actores involucrados en el diálogo: desde la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) hasta el Vaticano, pasando por la Organización de Estados Americanos (OEA) y varios Estados de la región, y ahí también hay que ayudarles.
– En su página web tiene publicada una lista de Spotify. ¿Qué banda sonora le pondría ahora mismo a las relaciones entre América Latina y Europa?
– Quizá alguna de Devendra Banhart, probablemente Santa María da Feira. Es música muy suave y como nosotros tenemos relaciones muy suaves, muy institucionalizadas, con cumbres, muchos acuerdos, todo muy tranquilo…
– ¿Y entre España y América Latina?
– Ahí cambia la cosa, porque es algo más intenso… Hay una canción de Sr. Chinarro que se llama Una llamada a la acción. En toda esta historia, evidentemente, aparte de ser una oportunidad para la Unión Europea y Latinoamérica, si hay una oportunidad para esta relación sobre todo es para España, porque es el puente natural tanto en lo político como en lo cultural y también, en gran parte, económico.