Daniel Gómez (ALN).- El equipo de PLD Space está de celebración. El test de aterrizaje del cohete -desde una altura de cinco kilómetros- resultó un éxito. Lo que permite soñar con que, por primera vez en la historia, una empresa española conquiste el espacio. Y lo haga este mismo año. La historia bien pudo ser diferente. Como pudo saber ALnavío, la operación se complicó, hasta el punto de sufrir por la integridad del cohete.
Nunca el equipo de PLD Space vivió tanta tensión como el pasado jueves. Era 11 de abril. Día del drop test. La prueba de recuperación del demostrador del Miura 5, uno de los cohetes con los que esta startup fundada en Elche pretende hacer historia. Por ser la primera empresa de España en llegar al espacio. Y por ser la primera firma europea en desarrollar un lanzador reutilizable, como han hecho en Estados Unidos Elon Musk y Jeff Bezos.
Para este objetivo el drop test era clave. Y lo era porque el éxito del proyecto de PLD Space consiste en que los equipos se puedan reutilizar, abaratando así los costos y, en consecuencia, haciendo las operaciones espaciales más accesibles. Por eso es fundamental que cuando el cohete vuelva a tierra no se dañe, o se dañe lo menos posible.
PLD Space no hizo la prueba solo. Contó con el apoyo del Batallón de Helicópteros de Transporte V de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra. A los militares les correspondía elevar cinco kilómetros el cohete -un demostrador de 15 metros de alto y 1,4 metros de diámetro atado por un cable- para desde esa altura elevarlo, lanzarlo y comprobar que el mecanismo de caída era óptimo.
Fue una operación arriesgada. Tanto que, como pudo saber ALnavío, los militares tenían que volar con poco combustible para maniobrar. A esto se añadió una advertencia. Que, de haber algún tipo de complicación, no les quedaba otra que soltar el cable y que el cohete cayese a plomo al mar.
Miedo en el primer intento
El ensayo se llevó a cabo el jueves en la mañana en el Centro de Experimentación de El Arenosillo, en Huelva. El despegue se ejecutó con éxito. El cohete surcaba los cielos amarrado por el cable y se dirigía hacia el mar, donde tendría lugar el aterrizaje.
Todo marchaba bien. El helicóptero había llegado al punto señalado. Lo siguiente era activar el mecanismo de vuelta y confiar en que todo funcionara correctamente. Entonces, en el momento decisivo, con todo listo, un fallo mecánico en el engranaje de separación obligó a abortar la misión.
La tensión entre los ingenieros de PLD Space fue evidente. Lo primero que se les pasó por la cabeza fue la advertencia de los militares. Estaban con poca gasolina y la orden fue clara: dejar caer el cohete a plomo.
Se avecinaba un triste final, cuando de repente, el helicóptero, que no se había alejado mucho de la base, hizo una maniobra de rescate, depositando el cohete en una playa cercana para que PLD Space lo recuperara.
A la segunda cantaron victoria
Arreglado el engranaje de separación, hicieron un segundo y definitivo intento que terminó en éxito absoluto. “En una secuencia cuidadosamente cronometrada y controlada por los sistemas electrónicos de a bordo, se han eyectado una serie de tres paracaídas que han decelerado el demostrador hasta su amerizaje en el océano Atlántico a una velocidad de unos 10 metros por segundo”, explica PLD Space en una nota de prensa.
Los paracaídas, diseñados y desarrollados por Airborne Systems North America, la empresa que desarrolló los paracaídas de la cápsula Apolo, funcionaron a la perfección y permitieron que el demostrador del Miura 5 cayera cuidadosamente al agua y un equipo de buzos lo pudiera recoger.
La operación, definida por PLD Space como “un importante paso adelante en el intento de desarrollar un lanzador reutilizable europeo”, se adentra hacia la recta final. En la empresa confían hacer su primer lanzamiento al espacio en el último trimestre de 2019. En estos momentos, el demostrador del cohete ha vuelto a las instalaciones de Elche para ser analizado por los ingenieros.