Sergio Dahbar (ALN).- Gerhard Steidl es uno de los mejores impresores de libros del planeta y una curiosidad de la Alemania contemporánea. Es un artesano inigualable, un hombre atento a los detalles y al estilo, y un extrañísimo productor de belleza. A su manera, sigue la tradición de Johannes Gutenberg, el mago de la impresión del siglo XV.
Lo llaman el monje del libro y hay demasiadas razones para que ese mote tenga sentido. Gerhard Steidl cumplió 66 años y ha pasado buena parte de esa vida en Göttingen, la ciudad alemana donde vino al mundo a una hora de Frankfurt. El otro lugar donde ha transcurrido buena parte de su existencia es en el área ejecutiva de los aviones de Lufthansa.
Steidl es uno de los mejores impresores de libros de fotografía del planeta y viaja constantemente por el mundo, para visitar a sus autores o para presentar trabajos en grandes ferias internacionales.
Como si acaso fuera posible unir en una elipsis el hueso que lanza el mono al comienzo de la fábula de anticipación 2001, Odisea del espacio, y la nave espacial en órbita, como dos momentos cruciales de la civilización, Gerhard Steidl tiene una anécdota parecida que lo une a Johannes Gutenberg, el otro mago de la impresión.
Steidl controla cada paso del proceso: la edición, el diseño, la tipografía, la impresión, la comercialización y las relaciones públicas
Cuando Steidl era un niño de siete años, su padre no lo llevó a conocer el hielo, sino a ver cómo eran las páginas de una Biblia de 42 líneas que el orfebre maguncino realizó en 1450 y que cambió la historia de la difusión de la cultura para siempre.
Como Rimbaud, Steidl sentó a la belleza en sus piernas y la encontró amarga. Al observar una de las cuatro biblias impresas por Gutenberg, se decepcionó. “Digamos que fue interesante. Pero no me impresionó”, fueron sus palabras. La encontró rústica. Esperaba más. A pesar de este primer choque, Steidl siente que camina sobre la tradición del hombre que inventó la imprenta de tipos móviles moderna.
Después de estudiar advirtió que lo apasionaba el diseño gráfico y la impresión de libros. Tenía 17 años, y corría el año 1967. Una exposición de Andy Warhol, en Colonia, le cambió la forma de pensar. Conoció al artista. Se interesó por los colores saturados de su obra. Steidl quería saber más sobre su técnica de serigrafía. A su regreso a Göttingen, comenzó a desarrollar su estudio.
Otros artistas, como Joseph Beuys y Staeck Klaus, advirtieron un brillo en sus ojos, una inquietud por aprender, una madera natural para convertirse en un artesano excepcional con una profundidad notable en el aprovechamiento de la tecnología.
“Joseph Beuys fue mi maestro. Desde 1972 hasta su muerte, produje la mayor parte de sus múltiples grabados. Me ayudó a apreciar el valor de materiales inusuales y a entender que podía crear obras de arte, si los manejaba con sumo cuidado y atención al detalle. Desde entonces, he buscado el desafío y la emoción de trabajar con técnicas y materiales no convencionales que me alejen de la producción en masa”, le confesó Steidl a Rebecca Mead, en The New Yorker.
Su apellido hoy combina una suma creativa imposible de encontrar en otros impresores dedicados a la edición de libros artísticos. Es un artesano, que ha creado una boutique, que a su vez es capaz de distribuir globalmente, a precios reducidos y accesibles para todo el mundo. ¿Se le puede pedir más?
Marca de fábrica
El centro de operaciones de Steidl, sus cuarteles de invierno, son conocidos en el mundo del arte: Steidlville, un conjunto de edificios que ha recibido a visitantes célebres, como los premios Nobel Günter Grass y Halldór Laxness.
Su marca de fábrica son los libros de fotografía, y hoy en su catálogo brilla lo más influyente del mundo: Ed Ruscha, Richard Serra, Joel Sternfeld, Mitch Epstein, Bruce Davidson, Susan Meiselas, Karl Lagerfeld, Péter Nádas, Henri Cartier-Bresson, Gerard Malanga, Lewis Baltz, Bill Brandt, Philip-Lorca diCorcia, Jim Dine, Roni Horn, Paolo Roversi, Christopher Wool o Jürgen Teller.
Produce diseños y estampados para Chanel, Fendi, Lagerfeld, Elizabeth Arden o Yohji Yamamoto. También imprime libros de fotografía de Thames & Hudson, Scalo Schirmer y Mosel.
A Steidl le gusta tener a los autores cerca para consultarles detalles como calidades de papeles o tintas prodigiosas
Steidl trabaja con 40 empleados y controla cada paso del proceso: la edición, el diseño, la tipografía, la impresión, la comercialización y las relaciones públicas. Obsesionado con los detalles y la perfección, como solo un alemán puede estarlo, los fotógrafos más célebres saben que deben esperar días para ser atendidos por este hombre que diseña hasta el menú que les servirán a sus invitados en el hotel de su propiedad.
“Superviso todos los aspectos, desde la idea inicial del artista al objeto libro. Así puedo garantizar un estándar de calidad que de otra manera sería muy difícil”.
Steidl es un coleccionista de curiosidades. Le gusta tener a los autores cerca para consultarles detalles. Por eso puede despertarlos a la medianoche y tener con ellos conversaciones de horas para discutir calidades de papeles o tintas prodigiosas. Cuando viaja a París, para supervisar las impresiones de las imágenes de Chanel, lo hace en un Volkwagen Phaeton, al que le cambian el asiento de copiloto por una cama. No le gusta pasar demasiado tiempo fuera de Göttingen.
En ese lugar nació, y allí morirá sin duda. Y muy cerca hizo un entrenamiento que le marcó la vida: asistió a un programa que había en Alemania después de la guerra, para familiares de militares. Internaban a los niños en campos de concentración, para que supieran cómo había sido el lado oscuro de Alemania.
Allí entendió que los oficiales nazis vivían fuera de los campos y eso era malo. Porque en sus casas todo era bello y en el campo imperaba la muerte. Desde entonces supo que trabajaría y viviría en el mismo sitio, para que su trabajo se pareciera a su casa. Lo ha logrado.