Reinaldo Iturbe (ALN).- Tras salir de un ciclo hiperinflacionario y de recesión, Venezuela todavía sigue enfrentando desafíos de política macroeconómica. En lo que va de 2022, agosto y noviembre han sido los períodos de mayor corrección del tipo de cambio, en una economía en la que la demanda del dólar reemplaza a la demanda de bolívares, que no generan confianza ni actúan como reserva de valor: el común denominador prefiere dólares para salvaguardar su patrimonio.
El Banco Central de Venezuela ha optado por una política permanente de inyecciones semanales al mercado interbancario para aliviar las presiones de la demanda. La política funcionó durante un buen lapso de tiempo, pero evidenció su debilidad de fondo en agosto y ahora en noviembre: el cash flow de Venezuela es sumamente escaso y el petróleo se vende a descuento en el mercado internacional.
La semana pasada, por razones estacionarias (fiestas decembrinas) y el pago anticipado de los aguinaldos a trabajadores del sector público, la liquidez monetaria subió de manera violenta 11,83 puntos en una semana, crónica de una muerte anunciada que terminaría con una corrección al alza del tipo de cambio tanto oficial como paralelo. Este último se depreció 20 puntos en lo que va de mes y sigue abierta la brecha amplia con el oficial, que cotiza alrededor de los diez bolívares, un margen poco atractivo para liquidar divisas a través de la banca.
Pero todo esto (y más) lo sabe Nicolás Maduro. Por algo no ha comparecido ante la prensa como acostumbra, para ir contra la cotización informal del dólar. A falta de divisas en los bancos, el público opta por comprar dólares a tasa paralela. Todo esto pese a las 47 inyecciones de dólares al sistema bancario por parte del ente emisor en lo que va de año. La última emisión fue diminuta: apenas 50 millones de dólares.
Estas variables tendrán una severa incidencia en el desempeño de la inflación, y además, es pertinente recordar al lector que el último trimestre del año es estadísticamente propenso al alza del tipo de cambio y de la inflación.
¿Hasta dónde llegará el dólar?
Probablemente el tipo de cambio de equilibrio se sitúe entre 12 y 15 bolívares al cierre de 2022. Todavía falta la revisión de las próximas emisiones de bolívares por pagos pendientes de aguinaldos y los estipendios que acostumbra el gobierno.
No obstante el mal dato sobre el tipo de cambio, en Venezuela hay buenas nuevas con respecto al PIB: crecerá en 2022 y 2023, pese a los catastróficos augurios iniciales.
La crisis estructural venezolana solo podrá comenzar a solventarse cuando el gobierno genere confianza en sus políticas macro y el cash flow vuelva a aumentar tras alivio de sanciones y recuperación de la industria petrolera, destruida durante la gestión de Rafael Ramírez, hoy prófugo de la justicia.