Daniel Gómez (ALN).- Juan Garrido, director del Centro de Estudios de la Economía Venezolana, asegura que el país sufre un problema sistémico. En un informe presentado en Casa de América, defiende que “sin un proyecto integrador donde confluya lo económico, lo social y lo político no se solucionará nada”. “Venezuela tiene que rediseñar el poder”. Es la frase que resume la ponencia ofrecida este lunes por Juan Garrido Rovira, director del Centro de Estudios de la Economía Venezolana (Cedev). Sin embargo, cuando llegó el turno de las preguntas sobre la actualidad del país y las protestas por el “autogolpe”, prefirió callar. “No me pronunciaré sobre aspectos coyunturales”, sentenció. Lo que sí aseguró fue que, de generarse un proceso de paz, no se solucionará nada si no va acompañado de un proyecto integrador.
Esta visión inclusiva se consigue, según Garrido, unificando los tres sistemas que rigen un país. “Las sinergias entre lo económico, lo social y lo político asegurarán una convivencia democrática y un crecimiento sostenible para todos”. Y es que como dijo el profesor de la Universidad Monteávila de Caracas, “lo más constante en este momento es el cambio, y estamos ante un sistema inmóvil”.
Venezuela sí podrá conseguir el arreglo sistémico, pero no el auxilio económico”
En la charla, celebrada en Casa de América en Madrid, el director del Cedev presentó el informe titulado “Necesidad de un Proyecto Integrador”, que redactó junto a los académicos Maxim Ross y Julieta Lares. El diagnóstico sobre Venezuela se basó exclusivamente en este estudio.
El centralismo y un sistema hiperpresidencialista
Juan Garrido presentó el informe “Necesidad de un Proyecto Integrador” / Foto: Universidad Monteávila
El primer punto que explica la parálisis del país es la falta de unidad territorial. “Yo nací en los Estados Unidos de Venezuela, mis hijos en la República de Venezuela y mis nietos en la República Bolivariana de Venezuela”. A través de este ejemplo, Garrido apuntó que el centralismo ha sido un desacuerdo histórico a pesar de haberse definido como Estado Federal desde 1861.
Garrido también considera que Venezuela sufre de hiperpresidencialismo. “El presidente no está obligado a oír”. Entonces, al concentrarse tanto poder en el Ejecutivo, “no funciona la triangulación que debería existir entre ciudadanos, sociedad civil y partidos políticos, por lo que se tiende a la exclusión política”. En esta línea, apuntó que se debería obligar al presidente de la República “a acudir a la Asamblea Nacional a informar sobre sus actuaciones y también a tomar nota de las propuestas de los parlamentarios”.
La economía al servicio de la sociedad
Este sistema centralista e hiperpresidencialista es lo que, según Garrido, tampoco dejó a Venezuela desarrollarse económicamente. “Cuando el crudo ayudó a prosperar, no hubo una norma que permitiera ahorrar los ingresos petroleros y abrirse a otros sectores”. Para ilustrarlo, el director del Cedev aludió a una pregunta ya recurrente: “¿Por qué con tantos kilómetros de costa en el mar Caribe el país no está plagado de turismo?” Y de nuevo, la respuesta fue la misma: “La falta de visión integradora”.
Lo más constante en este momento es el cambio y estamos ante un sistema inmóvil”
Falta de cohesión que, en su opinión, también se aprecia en las ciudades. “La mitad de la población habita en barrios, pero no como los hispanos. Son barrios que no tienen un hábitat urbano”, dijo Garrido. En la historia de Venezuela, este profesor tampoco encontró evidencia de que se abrieran los espacios urbanos para que población y territorio fueran creciendo al unísono.
La utopía
Garrido tampoco ignoró que su planteamiento sonara utópico. No obstante, dijo que esta “utopía puede entenderse como agente de cambio para lograr una Venezuela mejor”. Preguntado por el diario ALnavío sobre si la nación puede lograr esta metamorfosis por su cuenta, el director del Cedev indicó que la solución sistémica sí, pero “lo que no puede conseguir por sí sola es el auxilio económico”. Asimismo, matizó que este arreglo tiene que nacer del Gobierno. “Es el Estado el que tiene que cambiar, la sociedad cambia por sí sola”, concluyó.