Daniel Gómez (ALN).- A finales de julio el hijo de Nicolás Maduro, Nicolasito Maduro Guerra, acudió a Pyongyang como representante del PSUV a un congreso de las juventudes comunistas. En un auditorio lleno donde imperaba el rojo, Nicolasito Maduro tomó la palabra y se entregó a Corea del Norte. “Somos embajadores y portadores del mensaje”. De su mensaje. Nicolasito Maduro le vendió el alma a Kim Jong-un. Sembró la semilla de las renovadas relaciones entre Caracas y Pyongyang. Y quién sabe si pidió consejo a Corea del Norte, experta en exportación de minerales. “Recuerden que Nicolasito es el zar de los metales”, dice al diario ALnavío una fuente en Washington.
El hijo de Nicolás Maduro, Nicolás Maduro Guerra, también conocido como Nicolasito, se ha convertido en el máximo exponente de la relación entre el régimen de Venezuela y la dictadura de Corea del Norte.
A finales de julio visitó Pyongyang para participar en un congreso de las juventudes comunistas luego de una gira por Asia en la que también se reunió con representantes de formaciones comunistas de Nepal y Vietnam.
Ya en Corea del Norte, Nicolasito Maduro compareció como el representante de las juventudes del partido chavista, el PSUV, al tiempo que se erigió como líder de la vanguardia de Maduro hacia Corea del Norte. Fue el pionero de la renovada relación entre Caracas y Pyongyang.
– Somos embajadores y portadores del mensaje.
– La lucha del pueblo coreano es justa.
– Y más que eso, es humana.
– Y como tal, es nuestra también.
– Esta visita es histórica.
– Porque nos permite aprender de ustedes.
– De su modelo de resistencia.
– De su modelo de sociedad.
– Un mundo más justo, más humano, sí es posible.
– Lo vamos a construir juntos.
Ese discurso de Nicolasito Maduro hizo estallar en aplausos y vítores a un congreso donde imperaba el rojo. El rojo comunista. El rojo chavista. El rojo del régimen norcoreano. La corbata que llevaba el hijo de Maduro también era roja.
Nicolasito Maduro leyó el discurso. No podía equivocarse en una cita tan transcendente. Y es que el hijo de Maduro no es buen improvisador. Suele cometer errores cuando interviene en actos públicos.
El caso es que Nicolasito Maduro se entregó a Corea del Norte. En el congreso, cuando hacían referencias a Kim Jong-un, se levantaba y aplaudía convencido de las hazañas del líder supremo. Su compañero en el viaje, Fidel Madroñero, diputado de la Asamblea Nacional Constituyente como Nicolasito Maduro, incluso vitoreó al dictador: “¡Viva Kim Jong-un!”, gritó en un vídeo de Instagram en el que aparecía al fondo el hijo de Maduro, de pie y aplaudiendo.
Nicolasito Maduro le vendió el alma a King Jong-un. A su causa justa y humana. A su modelo de resistencia y de sociedad. Para juntos construir un mundo más justo. Más humano. “Tal como señalaron los grandes líderes Kim Il-Sung, Kim Jong-il, Simón Bolívar y Hugo Chávez”, agregó el hijo de Maduro.
Cabe destacar que la visita de Nicolasito Maduro plantó la semilla de lo que vino luego: la embajada del régimen en Pyongyang, los encuentros entre vicecancilleres, la necesidad de ampliar las relaciones. Quién sabe si también se avanzaron acuerdos en materia minera.
Maduro se quita la careta y abona el terreno para los negocios con Corea del Norte
El general que se le fue a Maduro, Cristopher Figuera, exjefe del Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional), denunció en el diario ALnavío que el hijo de Maduro hace negocios con el oro del Banco Central de Venezuela. El sector principal de Corea del Norte es la minería. El carbón y el plomo son sus principales exportaciones. Estas siempre llegan a buen puerto pese a que el de Kim Jong-un es un régimen sancionado por la mismísima ONU.
Como apunta a este diario una fuente en Washington, la renovada relación entre Caracas y Pyongyang tiene un objetivo claro: que Maduro aprenda a sobrevivir a los bloqueos y los embargos. “Se han hecho expertos en eso”, dijo la fuente. “Y recuerden que Nicolasito es el zar de los metales”.