María Rodríguez (ALN).- Cuando estuvo asilado en Colombia, el expresidente peruano Alan García se enteró de que las FARC tenían un plan para secuestrar a Juan Manuel Santos, quien años después ocuparía la Presidencia de Colombia. García alertó a Santos. Esto evitó que viviera la tragedia de un secuestro. Lo revela Santos en la obra La batalla por la paz, presentada en Madrid un mes antes de que García se quitase la vida.
El expresidente colombiano Juan Manuel Santos agradece el papel que jugaron mandatarios y exmandatarios latinoamericanos en el proceso de paz en Colombia. Lo hace en la obra La batalla por la paz, donde menciona a Sebastián Piñera y Michelle Bachelet de Chile; a Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Roussseff y Michel Temer de Brasil; a Evo Morales de Bolivia; a José Mujica de Uruguay y hasta a Hugo Chávez y Nicolás Maduro de Venezuela. Pero ningún agradecimiento es comparable, en lo personal, con el que dedica al expresidente peruano Alan García, quien se suicidó hace apenas una semana de un tiro en la cabeza.
Según revela Santos en la obra, presentada en Madrid un mes antes de que García se quitase la vida, el expresidente peruano salvó al colombiano de que la antigua guerrilla de las FARC lo secuestrase.
En La batalla por la paz, Santos recuerda que García estuvo asilado en Colombia entre 1992 y 2000 huyendo de la persecución del régimen de Alberto Fujimori. En Colombia García forjó “muchas amistades y contactos, incluido Iván Duque Escobar, un político que había sido gobernador de Antioquia y ministro de Minas, y que se desempeñaba como registrador nacional del estado civil”, explica Santos. Este Duque no es otro que el padre del hoy presidente de Colombia, Iván Duque Márquez. Duque Escobar mantenía una buena relación de amistad con la familia Santos.
De qué se acusaba al expresidente Alan García que lo llevó hasta el suicidio
“Por diversas circunstancias, Alan García se enteró de que las FARC tenían un plan para secuestrarme cerca de Anapoima, a dos horas de Bogotá, donde tengo mi finca de descanso”, continúa Santos. “La guerrilla me venía haciendo seguimiento y había detectado que yo montaba en bicicleta por un camino rural que llevaba de la cabecera municipal de Anapoima a una vereda llamada San Antonio”, añade el expresidente.
Cabe recordar que Santos había sido ministro de Comercio Exterior (1991-1994) bajo el mandato de César Gaviria y que se perfilaba como candidato a la Presidencia de Colombia por el Partido Liberal, aunque finalmente esto no se concretó.
¿Y qué hizo el expresidente peruano? Santos relata que en ese momento García no era amigo suyo. Aun así, le advirtió a través de Duque Escobar que, por seguridad, dejara de hacer esos paseos solitarios en bicicleta.
“Le hice caso, y luego tuve oportunidad de verificar, por información de inteligencia (colombiana), que su advertencia había sido no sólo verídica sino oportuna. De manera que García y Duque (padre) me salvaron de vivir la tragedia de un secuestro”, subraya Santos.
Quién le iba a decir al expresidente colombiano que García decidiese décadas después suicidarse. García iba a ser detenido la semana pasada por la Policía peruana en su residencia de Lima, en el marco de las investigaciones por el caso de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht.
Agentes de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad de Perú acudieron a la vivienda del exmandatario en Miraflores para cumplir la orden de arresto que pesaba sobre él. Según Radio Programas del Perú (RPP) los agentes se lo encontraron ya herido.
El mandatario peruano prefirió morir antes que enfrentarse a la Justicia. Según difundió la prensa local, García dejó una carta de despedida en la que relataba que quería evitar “el circo de su detención” y defendía su inocencia.