Leticia Núñez (ALN).- El líder del movimiento En Marche!, que derrotó a la ultraderechista Marine Le Pen por 32 puntos en las elecciones generales, llega al Elíseo con la promesa de dotar a la zona euro de una entidad propia con un presupuesto y un ministro de Finanzas. Quiere ahorrar 60.000 millones de euros en los próximos cinco años. Fue una gran victoria. Con el 100% escrutado, Emmanuel Macron, de 39 años, sin otra experiencia que dos años como ministro de Economía y al frente de un movimiento fundado hace apenas un año, se impuso con el 66,06% de los votos a la ultraderechista Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, que se quedó con el 33,94% de las papeletas. Europa respiraba aliviada: Francia tendrá un presidente liberal y europeísta. Logrado el triunfo, toca pasar a los hechos.
En su primer discurso como presidente electo, Macron prometió devolver a los franceses “las oportunidades que Francia les debe” y aseguró que, en los próximos cinco años, aportará “unidad, entrega y determinación” para “servir en nombre de todos los franceses”. El exministro llega al Elíseo con la aspiración de dotar a la zona euro de una entidad propia con un presupuesto, un ministro de Finanzas y hasta un parlamento diferenciados de aquí a 2022. Según adelantó hace unas semanas, su primer viaje será a Berlín, para hablar sobre la “refundación” de la Unión Europea con la canciller alemana, Angela Merkel. Es uno de sus planes urgentes.
Junto a este punto figura la pretensión del candidato liberal de ahorrar 60.000 millones de euros (aproximadamente 65.898 millones de dólares) mediante distintas reformas de la administración. La reducción afectaría, según la prensa francesa, en 25.000 millones de euros (27.457 millones de dólares) el ahorro en lo social, siendo 15.000 millones de euros (16.474 millones de dólares) en sanidad pública y 10.000 millones de euros (10.983 millones de dólares) del seguro del paro. Todo ello a través de “reformas estructurales”. Los sindicatos amenazan con una movilización inmediata.
El exministro ha prometido inversiones por valor de 50.000 millones de euros
Asimismo, Macron, el presidente francés más joven, prometió bajar el gasto público tres puntos. De hecho, la Comisión Europea advirtió en febrero de “los desequilibrios excesivos” de Francia. Después, como recoge el periódico El Mundo, la institución comunitaria “alabó una corrección conseguida gracias a las mismas reformas que impulsa Macron: eliminar obstáculos en la actividad económica, flexibilizar el mercado de trabajo y facilitar la competitividad”.
El líder centrista también anunció que adoptaría medidas para liberalizar el mercado de trabajo de forma rápida. Aunque la jornada laboral de 35 horas semanales seguiría, lo hará sujeta a negociación. Quiere que cada empresa pueda pactar con los representantes de los empleados la jornada que más le convenga. Además, pretende dar derecho a subsidio de desempleo a los trabajadores independientes y a quienes abandonen un trabajo sin ser despedidos.
Precisamente, el desempleo será una de las cuestiones primordiales a las que se tendrá que enfrentar: ronda el 10,1%. En cuanto a los jóvenes, uno de cada cuatro franceses menores de 25 años no tiene trabajo. Macron prometió reducirlo al 7%. Una cifra que el Fondo Monetario Internacional (FMI) considera improbable dada la escasa cifra de crecimiento relativa al primer trimestre de 2017: del 0,3%.
50.000 millones en inversiones
El que fuera asesor de programas del actual presidente, François Hollande, prometió inversiones por valor de 50.000 millones de euros (aproximadamente 54.915 millones de dólares), 15.000 millones de los cuales corresponden a formación laboral y otros tantos a energía y medio ambiente. La inversión también estaría dirigida a la transición ecológica, la agricultura, el transporte y la administración digital.
En el ámbito fiscal, bajará los impuestos a empresas en 20.000 millones de euros (21.966 millones de dólares) y el impuesto de sociedades se reducirá del 33 al 25%. Unas prácticas que tratará de compensar con aumentos del salario mínimo y de las pensiones más bajas. En principio, no tocaría la edad de jubilación, fijada en 62 años.