(EFE).- El depuesto presidente afgano, Ashraf Ghani, defendió este miércoles su rápida huida de Afganistán el pasado domingo, cuando los talibanes tomaron el control de Kabul, al asegurar que lo hizo para evitar un «derramamiento de sangre» en la capital, y negó las acusaciones de que hubiera escapado con grandes cantidades de dinero, como se ha comentado con insistencia.
«Si me quedo, hubiera sido testigo de un derramamiento de sangre en Kabul. Mi misión era que, por ansias de poder, Kabul no iba a convertirse en otro Yemen o Siria», aseguró Ghani, en su primer intervención pública desde que huyó el domingo de Afganistán.
Tras muchas especulaciones, el depuesto presidente afgano también confirmó que se encuentra en Emiratos Arabes Unidos (EAU), como había anunciado este país solo unas horas antes, después de que se especulara con la presencia de Ghani en Tayikistán, que hace frontera con Afganistán, Uzbekistán e, incluso, Omán.
El expresidente afgano aseguró también que su marcha del país fue muy rápida y sin poder de reacción, en la que «las fuerzas de seguridad tuvieron todo en sus manos, bajo su control«, por lo que apenas le dio tiempo a llevar nada consigo y «lamentablemente» incluso tuvo que dejar tras de sí «documentos confidenciales».
Así, que se diga «que me llevé dinero, es algo que no tiene ningún tipo de fundamento, son mentiras, y se puede averiguar su falta de fundamento por los funcionarios de aduanas y otras autoridades», remarcó, después de que se llegara a decir que se llevó consigo en la aeronave baúles repletos de dinero.
NEGOCIACIONES CON LOS TALIBANES
Ghani lamentó que todo «ocurrió muy rápido», con la toma repentina de Kabul por los insurgentes, y eso impidió que pudiera cumplir con su propósito, que no era otro que «trabajar con los talibanes para alcanzar un Gobierno integral, negociar para allanar el camino para un transición» de poder, remarcó.
El depuesto presidente afgano también lamentó que las negociaciones intraafganas entre Kabul y los talibanes, que comenzaron en septiembre del año pasado en Doha, fueran un «fracaso» y no lograran cumplir con su objetivo.
«El proceso de paz debería haber llevado al fin de la guerra», sentenció.
El colapso del país ocurrió poco después de que en mayo las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN comenzaran la fase final de la retirada de sus tropas de Afganistán, entregando todas sus bases militares a los afganos.
Ghani culpó entonces a Washington de la crisis del país que, aseguró, era el resultado de la salida abrupta de las tropas internacionales, y el proceso de paz coordinado por EEUU para la reconciliación que se basó en «teorías inmaduras», dijo.