Pedro Benítez (ALN).- De acuerdo a la arbitraria legalidad chavista María Corina Machado (MCM) no está inhabilitada. De hecho, toda la arremetida represiva de las últimas horas en Venezuela, la invención de nuevas conspiraciones (muy al estilo de la vieja escuela stalinista que los maestros cubanos aclimataron para esta parte del mundo), órdenes de captura y detenciones arbitrarias de activistas de Vente Venezuela, así como los movimientos en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), lo que buscan es precisamente montar un caso a fin de inhabilitarla.
Es tal la capacidad de manipulación del discurso público por parte del aparato político/comunicacional del Partido/Estado, e incluso del significado en castellano de las palabras, que hasta se ha hecho corriente entre los círculos opositores afirmar que hay que luchar por conseguir la habilitación de la abanderada de la primaria del 22 de octubre o prepararse por si no se lograse tal fin. Con lo cual, repiten ingenuamente lo que afirman sin descanso “analistas” y voceros chavistas, filo chavistas y opositores de la oposición satelizados del oficialismo. En realidad, es exactamente todo lo contrario.
A casi dos meses (30 de noviembre) del comunicado de la embajada de Noruega en México en el que se informó que el Gobierno venezolano y la Plataforma Unitaria (PU) habían acordado “procurar la revisión de las medidas de inhabilitación dictadas por la Contraloría General”, de cara a las elecciones presidenciales de 2024; y se informó que “cada uno de los interesados acudirá personalmente ante la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia para ejercer el recurso contencioso administrativo que corresponda contra la medida de inhabilitación dictada por la Contraloría General de la República, acompañada de una solicitud de amparo cautelar, en el lapso establecido desde el primero de diciembre hasta el 15 de diciembre de 2023, en días continuos y sucesivos”, cumpliendo así (en las formas) el acuerdo suscrito en Barbados; el alto tribunal sigue sin informar sobre el status de la candidata en cuestión.
La razón es muy sencilla, pero crucial, los magistrados no tienen caso. Recordemos: el Contralor del periodo 2014-2018, doctor Manuel Galindo Ballesteros, fue quién manifestó que la inhabilitación dictada contra MCM en julio de 2015 era por 12 meses. “No es una suspensión de carácter político, sino una inhabilitación para ejercer cargos en la Administración Pública. Es más que todo una sanción administrativa”, aen gregó. Observemos el tamaño de arbitrariedad que expone el citado razonamiento; el afectado podría presentarse en una elección popular puesto que no pierde sus derechos políticos, ser elegido, pero no poder ejercer el cargo.
@anonymous_somos Difundan este Video✅🌎🚨 En entrevista realizada el año 2015, el Contralor General Manuel Galindo Ballesteros, describe la sanción a MARÍA CORINA MACHADO como un acto administrativo transitorio de 12 meses. #venezolanos #venezuelalibre #tiktokviral #fyp #venezolanosenespaña #venezolanosenmexico #caracas #aragua #zulia #barinas #guarico #carabobo #apure #venezuela🇻🇪 #primarias2023 #mariacorinamachado #mariacorina
Sin embargo, por hoy dejemos de lado considerar la clara inconstitucionalidad de ese procedimiento, que el oficialismo ha usado desde las elecciones a gobernador de 2004 para sacarse encima a cuanto liderazgo opositor o disidente del chavismo pueda molestar o amenazar su poder.
La cuestión central hoy es que Nicolas Maduro y compañía, enfrentan el mayor y más claro desafío electoral que la hegemonía chavista ha tenido en un cuarto de siglo. Ese desafío tiene en estos momentos rostro, nombre y apellido conocido: María Corina Machado.
¿Podría el alto poder inhabilitarla? Por supuesto que sí; como lo puede hacer y hace con el resto de los venezolanos. El problema en el caso concreto de ella es el costo a pagar.
Resulta paradójico constatar que internacionalmente Maduro se encuentra más aislado hoy que en 2019, cuando Juan Guaidó obtuvo el reconocimiento diplomático de 59 países.
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Viajó a China en septiembre pasado en lo que la propaganda oficial y oficiosa presentó como una genial movida en el ajedrez geopolítico del mundo mundial (sic); luego de una semana de gira por el gigante asiático que incluyó un espectáculo de drones se vino con las manos vacías. No tiene respaldo económico chino.
Después del singular referéndum por el Esequibo del 3 de diciembre, en medio de la escalada con Guyana que hizo creer a muchos que Venezuela estaba al borde una guerra (que podría servir de pretexto a fin de suspender las elecciones presidenciales de 2024), se anunció su viaje a Moscú para reunirse con Vladimir Putin. Obviamente ninguna casualidad, luego casi dos años de guerra en Ucrania. Ese viaje ni siquiera se ha efectuado. No tiene respaldo militar ruso.
También ha resultado abrumador el silencio de los hermanos cubanos en la disputa por el Esequibo. Y mucho menos disimulada ha sido la incomodidad del presidente brasileño Luis Ignacio Lula Da Silva, que lo último que quiere es tener un conflicto en Suramérica. No tiene respaldo diplomático.
El viaje a China y el conflicto con Guyana tuvieron un mismo objetivo, cambiar los términos de la negociación con Estados Unidos con un sólido plan B que mejorara su propia posición. Pero el presidente Xi Jinping no otorgó los cinco o tres mil millones de dólares en créditos que hubieran hecho mucho menos vitales las licencias petroleras otorgadas por la administración Biden. Y mejor no especulemos con las consecuencias de un apoyo militar ruso a cualquier aventura en el Esequibo.
Por lo tanto, ¿qué le queda? Un tercer (lúgubre) espectáculo. Al mejor estilo de esos regímenes a los que tanto se admira, repentinamente se descubre la enésima trama conspirativa con planes de magnicidio incluidos. Maduro y su gente andan zigzagueando. Un día aseguran que en la primaria del 22 de octubre hubo fraude; a la semana siguiente convocan un referéndum popular sobre el Esequibo y escalan un conflicto con Guyana (tema ya olvidado); a continuación hacen un acto con los más connotados representantes de la empresa privada asegurando que cumplirán el Acuerdo de Barbados; y después dicen que han descubierto una conspiración patrocinada por la CIA y la DEA, agencias del gobierno con el que han estado negociando la flexibilización de las vitales sanciones.
En un intento por lavar su imagen internacional, mientras va retomando las relaciones diplomáticas con muchos países, en medio de un intenso lobby para que la Unión Europea levante las sanciones personales a 54 funcionarios, recibió a Karim Khan, Fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), y hasta se autorizó instalar una oficina de cooperación en Caracas. Pero a la primera oportunidad reactivan la puerta giratoria de la persecución política.
El chavismo gobernante ofrece estabilidad, normalización y recuperación económica. Pero no puede contra su propia naturaleza.
Desde hace meses la estrategia hacia MCM ha consistido en ignorarla o desestimarla. Ahora la operación es sacarla del juego.
Luego de la primaria del 22 de octubre las amenazas se dirigieron contra la comisión organizadora de esa consulta ciudadana. Para luego olvidar el asunto puesto que se presentó un repentino ataque de nacionalismo. La Exxon sigue muy tranquila en sus operaciones frente a las costas del Esequibo; la red de medios públicos no ha reportado nada sobre el desempeño de la recién inaugurada oficina del Saime en Tumeremo (sede la autoridad única del territorio en reclamación).
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Sin embargo, el problema central para Maduro y compañía es el inmenso descontento nacional que se ha venido estructurando electoralmente. El 22 de octubre fue otro aviso. Lo que ocurre es que ellos han subestimado el malestar popular. Nada extraño, después de todo el poder aísla a la gente de la realidad cotidiana. Es inevitable.
Por lo tanto, van contra la determinación manifestada por MCM y el resto de la oposición nucleada en el PU de ir a las elecciones presidenciales contra viento y marea. Esa es la diferencia crucial con 2018. Quebrar esa voluntad es el plan, por ahora.
El problema para el chavismo gobernante son las consecuencias. Recordarle al resto del mundo cuál es la naturaleza del régimen sociopolítico imperante en Venezuela y tirar por tierra toda la estrategia de normalización pacientemente tejida por los hermanos Rodríguez. La relativa y muy precaria estabilidad económica venezolana se sostiene en el suministro constante de dólares por parte del BCV al mercado cambiario como una de las formas de contener la inflación (que todavía es de tres dígitos). Una táctica ya usada en el país y en América Latina, que siempre ha terminado mal. Esa política depende de mejorar el flujo de caja de PDVSA…que solo es posible mediante el acceso al mercado petrolero de Estados Unidos que permiten las licencias.
Paralelamente Maduro pretende reelegirse con las divisas suministradas por las compras de petróleo del odiado imperio, cuyo gobierno, dice él, conspira para tumbarlo.
Esa es la gran paradoja del chavismo. Como consecuencia de su propia ineptitud se encuentra amarrado a una negociación con el enemigo.
@PedroBenitezf