Daniel Gómez (ALN).- La tarjeta de compra de El Corte Inglés fue pionera en el mercado español. No sólo transformó los métodos de pago, sino que ha logrado captar 11 millones de clientes. Luego se alió con la firma coreana, que inauguró la aplicación Samsung Pay en España antes que en cualquier otro país de Europa. En la actualidad, ambas compañías trabajan para que en un futuro se pueda pagar a través de pulseras y relojes inteligentes.
En España las soluciones financieras no son exclusivas de los bancos. Ahí están los casos de El Corte Inglés y Samsung, firmas representadas en el foro “No Money” que organizó el diario El País la semana pasada en Madrid.
Estas dos empresas no sólo han modificado las formas de pago, también el gesto a la hora de pagar. Lo han hecho por separado, y lo han hecho aliándose. En julio de este año, El Corte Inglés incorporó la tarjeta de compra a la cartera digital de Samsung Pay, el sistema con el que la compañía coreana permite realizar pagos a través del móvil.
La operación no deja de ser curiosa. Cuando se habla de tarjetas y de El Corte Inglés todo español se acuerda del eslogan de la firma: “Puede pagar su compra con tarjeta, a contra reembolso o con la tarjeta de compra de El Corte Inglés”.
Antes de la irrupción de la tecnología digital, la tarjeta de El Corte Inglés marcó un antes y un después en el mundo de las soluciones financieras. Era y es gratis, ofrece descuentos en algunos productos y permite financiar las cuentas.
Así es como la cadena de centros comerciales se convirtió en el mayor emisor de tarjetas privadas del mundo. En la actualidad cuenta con 11 millones de clientes entre plásticos y usuarios en la cartera de Samsung.
Samsung: “La estructura bancaria de España permite ser pioneros”
Apunta Mónica López Cea, consejera delegada de la Financiera de El Corte Inglés, que de media un cliente está vinculado a la empresa 16 años. Para que se mantengan estos números, insiste en la necesidad de adaptación: “Estamos obligados a dirigirnos como nos pide el cliente. No podemos restringir cómo quiere interaccionar el cliente con nosotros. Además, tenemos el reto de mantener lo que nos hizo grandes”.
Por ese motivo, El Corte Inglés lleva un tiempo avanzando en la mejora de los procesos digitales de su negocio. En lo relativo a la filial financiera, lo que hicieron fue lanzar una web propia “que permite al cliente tener las compras virtualizadas antes de que llegue un resumen de tiendas”.
En cuanto a las aplicaciones de pago, López Cea dice que “es esencial facilitar la compra en cualquier momento, tanto en el momento de estar en casa como en la propia tienda”. Y agrega: “Lo que queremos es hacerlo de la forma que le resulte más efectiva a cada cliente. En generaciones más adolescentes habrá nuevas fórmulas de pago que no son el móvil, como son los relojes o pulseras inteligentes. Para ello nos aliamos a proveedores tecnológicos de primer nivel”.
Esta última frase fue un guiño a su aliado en temas móviles, no sólo porque Eduardo García, promotor de negocio de Samsung Pay España, se sentó al lado de López Cea en el foro, también porque el pago por relojes inteligentes es algo que implantó en Reino Unido hace un año la firma coreana.
Ventajas en España
Todavía hoy esto no es posible en España. No obstante, la importancia de la filial española de Samsung es significativa. España fue el primer país de Europa donde el fabricante lanzó la plataforma de pagos. Esto es así porque “la estructura bancaria del país permite ser pioneros”, sostiene García.
Ahora, con el apoyo de BBVA, están trabajando en el sistema Samsung Pass, “una plataforma que permite acceder de una vez a todas las medidas de autenticación del pago”. Además, al igual que ocurrió con Samsung Pay, España será el primer país de Europa que disfrute de esta tecnología.
En un mundo donde el teléfono móvil se ha instalado como centro de operaciones de las personas, el principal reto de fabricantes como Samsung es la seguridad. “Si se dan sensaciones negativas la gente deja de utilizarnos. Por un lado, hay que entender la seguridad como percepción. Cierto. Pero la seguridad no sólo es un sentimiento perceptivo. Si nosotros incluimos mecanismos de percepción biométrica, por huella, por iris, no estamos hablando sólo de percepción. Estamos hablando de seguridad”.