Rogelio Núñez (ALN).- La pandemia del coronavirus, tras golpear a China y a la Unión Europea, empieza a desembarcar en Latinoamérica alterando profundamente el panorama político y también el electoral de la región.
En menos de un mes debería haberse celebrado un plebiscito en Chile para decidir si se reforma o no la Constitución. Cuando se pensó en convocarlo (noviembre de 2019) el centro de atención del país estaba puesto en la crisis política y social que se vivía. Menos de seis meses después la pandemia se extiende por Chile y ha transformado todas las prioridades de este país y del resto de las naciones latinoamericanas.
Esta cita en Chile prolongaba (después de las legislativas peruanas y las municipales dominicanas) una serie de elecciones que deberían haber tenido lugar en la región a lo largo del año:
Calendario electoral de América Latina para 2020 antes del coronavirus
Coronavirus y cambios en el cronograma electoral latinoamericano
Sin embargo, la crisis del coronavirus está alterando, de raíz, ese panorama electoral latinoamericano. La primera víctima ha sido el plebiscito chileno que se ha pospuesto del 26 de abril al mes de octubre. Esta decisión surgió de un gran acuerdo interpartidario que incluyó tanto al gobierno de Sebastián Piñera como a la oposición, que acordaron aplazar la consulta para el domingo 25 de octubre de este año. También determinaron, de manera unánime, desplazar la fecha de las elecciones municipales, de gobernadores regionales y convencionales constituyentes para el 4 de abril de 2021.
En pocos meses Chile, sin haber superado ninguno de los problemas que explican el estallido social del pasado octubre, ha cambiado sus prioridades radicalmente. Incluso, Piñera ha pasado de estar condenado a ser un presidente moribundo e incluso en peligro de ser destituido a liderar a la nación en esta grave crisis. Su actuación estas semanas ha provocado que su popularidad se haya incrementado hasta situarse en un 18%, tras anotar mínimos históricos -un 9%- a finales de 2019.
Como el analista político Patricio Navia destaca en El Líbero, “ahora que la amenaza del coronavirus ha cambiado radicalmente la agenda y las prioridades, tanto el gobierno como la oposición necesitan redefinir sus prioridades y estrategias para lograr salir a flote en una cancha completamente distinta a aquella en la que se jugaba la política chilena a partir del 18 de octubre. Aunque el gobierno de Sebastián Piñera estaba moribundo, la amenaza del coronavirus le ha dado una sorpresiva oportunidad para recuperarse. Al resto de los chilenos, en tanto, nos obliga a repensar los juicios que teníamos sobre las fortalezas y debilidades del país… Después de la crisis, los problemas que teníamos se habrán profundizado y el quiebre será todavía más inevitable o bien la crisis habrá permitido reconstruir la relación y salir fortalecidos como país”.
No ha sido el único cambio en el cronograma electoral a causa de la extensión del Covid-19 por Latinoamérica.
Las siguientes citas electorales, en mayo, estaban fijadas en Bolivia y República Dominicana.
Por el momento, en el país andino la pandemia ha pospuesto las presidenciales. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia aplazó este sábado 20 la celebración de las elecciones presidenciales que se debían realizar el 3 de mayo a causa de las medidas adoptadas en el país para enfrentar el Covid-19. No sólo ordenó la suspensión de todas las actividades de campaña electoral durante los 14 días de cuarentena decretados por el gobierno de Jeanine Áñez, sino que el tribunal anunció que definirá una nueva fecha para las elecciones tras consultar con los diferentes partidos políticos.
La mayoría de las formaciones bolivianas han respaldado el aplazamiento de las elecciones, salvo el MAS de Evo Morales, el partido al que las encuestas colocaban como favorito.
A un mes y medio de la fecha fijada para las elecciones del 3 de mayo, una encuesta de intención de voto elaborada por Ciesmori para Unitel, Bolivisión y Red Uno, situaba al Movimiento Al Socialismo (MAS), con el 33,3%, en el primer lugar. Mientras que Comunidad Ciudadana (CC), que presenta a Carlos Mesa, ocupaba el segundo lugar, con el 18,3%, en empate técnico con la alianza Juntos, de la que es candidata la presidenta Áñez, con el 16,5%, en el tercer lugar.
Como los resultados finales de una elección se calculan sobre votos válidos, los resultados de la encuesta ponderados sobre votos válidos muestran que el MAS, con 15 puntos de distancia sobre el segundo, se encontraba a 2 puntos de triunfar en primera vuelta sin necesidad de ir al balotaje. Para ganar en primera vuelta se necesita alcanzar el 40% con 10 de ventaja sobre el segundo.
Eso explica que sea el MAS el más perjudicado por el aplazamiento de las elecciones y el único que se ha opuesto a esa medida.
Un cambio de prioridades
La conclusión es que, en la actual coyuntura, las prioridades han cambiado, profundamente, para los países latinoamericanos.
En Colombia la crisis del coronavirus ha detenido, como en Chile, las movilizaciones sociales y paralizado el proceso de reformas que se estaba poniendo sobre la mesa tras las protestas de finales de 2019. La unidad nacional a la que ha apelado Iván Duque ha desplazado incluso escándalos de corrupción aparecidos en las últimas semanas.
En estas semanas de marzo, a medida que la pandemia daba el salto de Asia a Europa y se convertía en una crisis nacional en Italia y España, la agenda política latinoamericana ha dado un giro. En Argentina las negociaciones con el FMI, vitales para que el país no caiga de nuevo en el default por su deuda de 100.000 millones de dólares, se mantienen pero han pasado a un segundo plano, lo mismo que los planes de recortes del gasto público y ajuste que se preveían para negociar con el Fondo.
En Chile no sólo el plebiscito del 26 de abril para decidir si se reformaba o no la Constitución heredada de los tiempos del régimen de Augusto Pinochet se ha pospuesto para octubre sino que las esperadas -y temidas- nuevas oleadas de movilizaciones sociales, impulsadas por los grupos de izquierda radical, no van a acontecer con el país en toque de queda.
En Uruguay, la lucha contra el coronavirus ha restado fuerza a las que eran las dos grandes banderas del nuevo gobierno de Luis Lacalle Pou en el arranque de su gestión: la reducción del abultado déficit fiscal y el combate a la inseguridad ciudadana.
La pandemia ha paralizado la campaña electoral en Bolivia de cara a las presidenciales de mayo y ha congelado las pocas esperanzas de que el nuevo Congreso de Perú, salido de los comicios del pasado mes de enero, pueda emprender el conjunto de reformas que se esperaban en el escaso año de vida que tenía por delante. Con ambos países en cuarentena las elecciones bolivianas se han pospuesto y los esfuerzos de gobierno de Martín Vizcarra ya no están colocados en la reforma política sino en el combate al Covid-19.
En Colombia la crisis del coronavirus ha detenido, como en Chile, las movilizaciones sociales y paralizado el proceso de reformas que se estaba poniendo sobre la mesa tras las protestas de finales de 2019. La unidad nacional a la que ha apelado Iván Duque ha desplazado incluso escándalos de corrupción aparecidos en las últimas semanas.
En El Salvador, la pugna entre el gobierno de Nayib Bukele y la Asamblea, que provocó que el mandatario amagara en febrero con un golpe de fuerza contra el Legislativo, ha sido aparcada: la propia Asamblea, donde el gobierno no tiene apoyos suficientes, ha otorgado al Ejecutivo la facultad para restringir la libertad de tránsito y de reunión con el objetivo de prevenir casos de contagio por coronavirus.
La gran excepción es Brasil, donde ha continuado la pugna política en medio de la pandemia con Jair Bolsonaro chocando con dos de los principales gobernadores, los de São Paulo y Río de Janeiro, João Doria, del Partido de la Social Democracia Brasileña, y Wilson Witzel, del Partido Social Cristiano, respectivamente. El presidente parece tener puestos los ojos más en las próximas elecciones que en los efectos del Covid-19 pues cuando se le acusa de falta de liderazgo y de coherencia Bolsonaro responde pensando en las presidenciales: “Quienes me critican dicen que carezco de liderazgo. Y yo les digo: aún queda mucho para las elecciones de 2022”.