Rogelio Núñez (ALN).- México se encamina hacia una tormenta perfecta desatada por la expansión del coronavirus y sus consecuencias económicas, sociales y políticas. El segundo elemento de la tormenta, después del sanitario, es el económico. La pandemia va a parar la economía local, pese a los esfuerzos de Andrés Manuel López Obrador por evitarlo, y sobre todo va a golpear al país porque su principal socio -EEUU- va a quedar hibernando en los próximos meses. El propio Donald Trump ya ha anunciado que el confinamiento irá más allá del 1 de mayo y el FMI augura la mayor caída desde la Depresión de 1929. De un crecimiento del 2,3% en 2019 pasará a un -6,1% en 2020.
Por la acumulación de problemas y la magnitud de los mismos, México se asoma a una triple coyuntura muy delicada. Veamos punto por punto.
1-. La crisis sanitaria
La nación norteamericana, en primer lugar, hace frente a un aumento exponencial de los casos de coronavirus, lo que pone en serios aprietos a su endeble sistema de salud. Una tormenta sanitaria que va a conllevar un huracán económico y elevadas alteraciones sobre el marco político y social.
Los casos de contagio son muchos más de los que aparecen como oficiales, como ocurre enotros países. La cifra ya supera los 5.000 pero Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud en el gobierno federal -zar de la lucha contra la pandemia- , ha admitido que cabe la posibilidad de que en el país pudieran existir unas 26.519 personas infectadas: “La epidemia es ocho veces más grande, lo que no cambia las decisiones; cuando teníamos sólo 12 casos, con esta exploración sistemática fue suficiente para tomar la decisión de las actividades de distanciamiento social (…) Por los 3.181 casos que acabamos de informar hay otros que no llegaron a consulta, pero con estos métodos de vigilancia, sabemos que ahí están”.
El grave problema para México es que su sistema de salud es muy endeble, sobre todo para el estrés que se avecina: las autoridades sanitarias de México prevén que la fase 3 de la epidemia, donde se esperan contagios locales acelerados, comenzará probablemente en las próximas dos semanas.
El país cuenta con 121.400 camas hospitalarias, según cifras de la Secretaría de Salud. Se trata de 97 camas por cada 100.000 habitantes, promedio que se sitúa entre los más bajos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). México es también de los que menos gasta en salud: sólo un 5% del PIB, por debajo de Chile y Brasil.
Los pronósticos oficiales anticipan que cerca de 250.000 mexicanos, 0,2% de la población, podrían acabar infectados. De ese total, unas 175.500 personas necesitarán atención hospitalaria, 24.500 serían ingresadas y el 6%, unos 10.500 pacientes, podrían acabar necesitando ir a unidades de cuidados intensivos (UCI). Claramente, la red de hospitales públicos de todo el país es insuficiente porque sólo dispone de alrededor de 3.000 camas para cuidados intensivos, a las que se unen otras 3.115 camas de hospitales privados tras el acuerdo entre el gobierno y empresas privadas.
2-. La crisis económica
El segundo elemento de la tormenta, después del sanitario, es el económico. La pandemia va a parar la economía local, pese a los esfuerzos de Andrés Manuel López Obrador por evitarlo, y sobre todo va a golpear al país porque su principal socio –EEUU– va a quedar hibernando en los próximos meses. El propio Donald Trump ya ha anunciado que el confinamiento irá más allá del 1 de mayo y el FMI augura la mayor caída desde la Depresión de 1929. De un crecimiento del 2,3% en 2019 pasará a un -6,1% en 2020.
Y si duro es para EEUU (“Voy a tener que tomar una decisión y sólo le pido a Dios que sea la decisión correcta. Pero diría sin dudas que es la decisión más importante que he tenido que tomar”, confesó Trump en una conferencia de prensa) también lo es para México, que dirige el 80% de sus exportaciones a su vecino del norte, del que recibe abundantes remesas. El cierre obligado de negocios en EEUU y el aumento del desempleo por la pandemia de coronavirus provocarán una contracción del 30% en el crecimiento estadounidense en el segundo trimestre y del 5% en el total de 2020. La Organización Mundial del Comercio (OMC) prevé una reducción del comercio internacional de entre el 13% y el 32% en 2020.
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Todo este contexto pone en evidencia que México va a ser de los países que más sufrirán. El Banco Mundial acaba de señalar que de entre los grandes países latinoamericanos, el mayor golpe lo encajará México (junto con Ecuador) que decrecerá un 6%. Y la recuperación en 2021 será de las más reducidas de la región: de sólo un 2,5%. JP Morgan en un informe reciente rebaja el pronóstico de México de un -1,8% a un desplome del PIB del 7% para este año. Moody’s prevé que la economía de México se contraiga un 3,7% este año para recuperarse apenas un 0,9% en 2021.
Y el Fondo Monetario Internacional (FMI) apunta a una caída muy brusca del 6,6%.
Y es que la tormenta económica le llega por múltiples frentes, lo que explica la profundidad de la caída. De EEUU dependen más de tres cuartes partes de las exportaciones mexicanas −que a su vez suponen el 35% del PIB del país− y más de la mitad del turismo, que representa casi el 10%. Además, otro 3% está vinculado al sector automotriz.
También llega el golpe en forma por la depreciación del peso, que ha llegado a superar las 25 unidades por dólar. Un dólar alto impacta al peso mexicano de varias maneras, empezando porque eleva el precio de los productos importados y encarece las mercancías e insumos que las empresas y fábricas utilizan para producir bienes y servicios en el país.
Pero el mayor golpe es a través de la caída del precio del petróleo, del turismo y de las remesas.
El petróleo mexicano se mueve en mínimos de hace dos décadas. Ante una pérdida de más del 50% de su valor en los dos últimos meses, se avista un panorama complicado para México por el impacto negativo en las finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex), que se reflejará en la incapacidad de hacer frente a sus compromisos de deuda.
El turismo será uno de los sectores que provoque más pérdidas a México debido a la crisis económica mundial, pues se espera que en 2020 disminuya la llegada de visitantes internacionales por avión en un 12,1%, según la OCDE: en el presente año llegarán al país 17,3 millones de turistas, 2,4 millones menos que en 2019. Menos divisas y clientes en hoteles y restaurantes desembocarán en que la aportación del sector turismo al PIB de México disminuirá en medio punto porcentual, reduciendo su participación de 8,7% del PIB de México al 8,2%.
Durante 2019, México recibió remesas por valor de 36.048 millones de dólares, una cifra récord en los registros y un aumento del 7,04% respecto a la cantidad que se había contabilizado en el 2018 (33.000 millones de dólares). Actualmente, son 36 millones de personas de origen mexicano que viven en Estados Unidos, por lo que especialistas prevén que esta cifra se vea mermada por la contracción económica de Estados Unidos, aunado al menor crecimiento global esperado por la pandemia de Covid-19. El BBVA México estima que en 2020 habrá una caída del 17%, para quedar en los 29.900 millones de dólares, frente a los 36.000 millones registrados en el 2019.
Y frente a este panorama México es uno de los pocos países de la región que no han puesto en marcha un plan de estímulo, como sí lo han hecho por ejemplo Perú (equivalente al 12% de su PIB), Chile (más del 6%) o incluso Brasil (más del 2%).
3-. El problema político
De cómo maneje esta crisis dependerá el futuro de la administración de López Obrador que acaba en 2024: si tras la pandemia es capaz de poner en marcha su IV Transformación o si queda relegado a convertirse en un pato cojo como le ocurriera a Enrique Peña Nieto entre 2014 y 2018, tras un primer bienio de grandes reformas.
Si bien sigue siendo quien controla la agenda y conserva gran parte de su liderazgo y credibilidad intactas, también es cierto que el índice de aprobación ciudadana de López Obrador se ha desplomado hasta el 37,4%, la cifra más baja desde que asumió el cargo a finales de 2018. En una encuesta de El Economista se percibe cómo las curvas de la aceptación y el rechazo, muy alejadas la una de la otra al comienzo de este gobierno, se han acabado juntando.
El causante directo de esta bajada en el respaldo popular es su gestión de la pandemia del coronavirus. El trabajo de la consultora Gabinete de Comunicación Estratégica señala que el 68,5% de los mexicanos considera que el gobierno no está preparado para enfrentar la crisis sanitaria por Covid-19. Ese 37,4% de los encuestados dijo tener una opinión “muy buena o buena” de López Obrador, mientras que el 36,5% dijo que “regular” y el 25,2% “mala o muy mala”.
Esa pérdida de aprobación en las encuestas es la consecuencia de decisiones tardías, incoherentes y la falta de acciones contundentes por parte del mandatario. El gran riesgo es que de esta crisis salga un gobierno y un presidente muy debilitado, sin prestigio y sin autoridad, incapaz, en resumen, de llevar a cabo reformas.
Como alerta Finantial Times, la crisis del Covid-19 saca a relucir las debilidades de AMLO: “Las respuestas confusas y el comportamiento errático de López Obrador en las primeras semanas de la pandemia sugieren que el país se encamina hacia una crisis mucho peor en el resto de su mandato de seis años, a menos que haya un cambio dramático de rumbo”.