Enrique Vélez (ALN).- Después de que el 16 de marzo, Standard & Poor’s rebajara la clasificación crediticia de Boeing (BA) a sólo dos niveles por encima de la clasificación de los bonos basura y en las dos primeras sesiones de la semana la acción se desplomara un 27%, la empresa confirmó que está buscando 60.000 millones de dólares en ayuda federal, principalmente en garantías de préstamos para la industria aeroespacial.
Boeing ya ha estado luchando con la crisis que rodea al 737 MAX, que desde hace un año afecta el desarrollo normal de la empresa, después de que en dos accidentes fatales fallecieran 346 personas.
Esa crisis le ha costado a la compañía casi 19.000 millones de dólares según los estados financieros, la paralización total de la línea de ensamblaje del 737 MAX y la imposibilidad de entrega de más de 400 aeronaves.
De acuerdo con Boeing, los fondos de ayuda respaldarían la salud de la industria de la aviación en general, porque gran parte de cualquier apoyo de liquidez se utilizaría para pagos a proveedores, manteniendo la salud de la cadena de suministro. Las perspectivas a largo plazo para la industria aún son sólidas, pero hasta que el tráfico global de pasajeros se reanude a niveles normales, estas medidas serán necesarias para manejar la presión sobre el sector de la aviación y la economía en general.
El apoyo del presidente Trump beneficiaría no sólo a los 160.000 empleados directos de Boeing, sino también a los 2,5 millones de empleados de los 17.000 proveedores de la industria aeroespacial en los que Boeing confía para seguir siendo el exportador número uno de EEUU.
Antes de que Boeing revelara los detalles del paquete federal que estaba buscando, el presidente Donald Trump ya había expresado su apoyo al sector de la aviación y particularmente para ayudar a la compañía.
Trump ya contaba con ayuda de apoyo para las aerolíneas de la nación, que han solicitado alrededor de 50.000 millones de dólares para el sector de aerolíneas de pasajeros, junto con 8.000 millones de dólares para las aerolíneas de carga y 10.000 millones de dólares para los aeropuertos de los EEUU.
El apoyo de Trump y su administración beneficiaría no sólo a los 160.000 empleados directos de Boeing, sino también a los 2,5 millones de empleados de los 17.000 proveedores de la industria aeroespacial en los que Boeing confía para seguir siendo el exportador número uno de EEUU.
Pero en el Capitolio, Boeing es actualmente una de las compañías menos populares. El exCEO Dennis Muilenburg fue muy criticado por la comisión del Congreso, por la responsabilidad de la compañía en las muertes producto de los accidentes de los 737 MAX y la controversia de la aprobación de vuelo por la Administración Federal de Aviación (FAA), cuando testificó ante los comités de la Cámara y el Senado el año pasado, poco antes de que la directiva de Boeing lo despidiera. Pero al ser uno de los contratistas de defensa más importantes del Pentágono, hay todo un lobby en marcha.
Una vez que Boeing logre solventar la crisis de vuelo del 737 MAX, se encontrará con una nueva crisis, la pérdida de sus clientes, las aerolíneas.
Las aerolíneas de todo el mundo están enfrentando el riesgo de quiebra debido a una caída en el transporte aéreo de pasajeros por los efectos del Covid-19.
Es posible que muchas de estas aerolíneas no puedan completar las compras de los aviones que habían pedido. Según un análisis de Airlines for America, grupo comercial de la industria, la mayoría de las principales aerolíneas estadounidenses también corren el riesgo de quedarse sin liquidez, tal vez antes de finales de junio y casi seguramente a fines de año.
Pero incluso si las aerolíneas obtienen un rescate federal y no se quedan sin liquidez, hay una buena posibilidad de que no necesariamente quieran aceptar las entregas de aviones a corto plazo. La mayoría de las aerolíneas ya están paralizando gran parte de los aviones que tienen mientras van recortando sus horarios y frecuencias.
El virus Covid-19 ha roto la contención de China y se ha extendido a todo el mundo. La propagación de la epidemia en todo el mundo ha provocado que la demanda de tráfico aéreo se desplome en las últimas semanas. Con el Covid-19 ahora presente en más de 100 países y territorios, las cancelaciones de vuelos se están acelerando y las reservas están disminuyendo drásticamente a medida que los consumidores retrasan o cancelan los viajes, las políticas de viajes corporativos están más restringidas y los principales eventos deportivos se están cancelando o posponiendo en todo el mundo.
Por otro lado, los anuncios de Trump de nuevas restricciones de viaje que impiden los vuelos desde Europa (que inicialmente incluían sólo los 26 Estados europeos, pero excluían al Reino Unido e Irlanda), han afectado a líneas aéreas americanas, pero también han sido seguidas por muchos otros países, entre ellos Venezuela, y todo esto afecta duramente a muchas líneas europeas.
Por su lado la Unión Europea ha suspendido temporalmente la regla de uso de los “slots” o espacios de tiempo de operación, que establece que las aerolíneas deben cumplir con al menos el 80% de su asignación de horarios para garantizar que no los pierdan. Esto evita que las aerolíneas tengan que operar vuelos vacíos para retener los “slots”. Por otro lado, la baja de los precios del petróleo está ayudando a bajar gastos, pero todo esto sólo será efectivo en la medida del tiempo que dure la crisis.
Boeing es clave para la economía de EEUU
Boeing es el mayor exportador de los EEUU, es crucial para la operación y funcionamiento del sistema de transporte aéreo mundial, importante contratista de defensa de los EEUU, con más de 20.000 millones en líneas de crédito. Todos sus aviones son ensamblados en los EEUU y su base de proveedores es principalmente estadounidense. Es, definitivamente, una pieza clave para la economía de los Estados Unidos.
Jamás nadie hubiera podido imaginar una crisis en el transporte aéreo de estas dimensiones, y menos la necesidad de un apoyo financiero para una empresa tan importante como Boeing debido a una pandemia.