Zenaida Amador.- El brote del Covid-19 en Venezuela está estimulando la idea de que es necesario que ocurra un gran acuerdo nacional para hacer frente a las dificultades, tanto en el ámbito de la salud como a nivel económico, algo que a simple vista luce como la medicina indispensable para un país que lleva años en una profunda crisis política e institucional, con la población empobrecida y el aparato productivo destruido. Sin embargo, existe el temor de que se trate de una nueva oportunidad para Nicolás Maduro de aprovechar políticamente la crisis a favor de su estrategia de sostenerse en el poder a cualquier precio.
El mundo está sacudido por el coronavirus. Se reportan más de 400.000 infectados y cerca de 18.500 fallecidos. En Venezuela, que lleva seis años de recesión y una crisis humanitaria compleja, muchos temen que la pandemia pueda alcanzar proporciones dantescas. De allí que a distintos niveles se comience a hablar de la necesidad de un entendimiento entre el régimen de Nicolás Maduro, la oposición y otros sectores de la vida nacional para pactar soluciones que ayuden a hacer frente a la coyuntura en beneficio de los venezolanos.
Nicolás Maduro lleva tiempo abonando el terreno para que esta idea germine. En sus recurrentes alocuciones a propósito del Covid-19 habla de que Venezuela busca recibir ayuda humanitaria, algo que hace un año rechazaba abiertamente porque así lo imponía su agenda política, pero que ahora no sólo le resulta de utilidad, sino que se impone por las circunstancias. Incluso usa ese argumento de las razones humanitarias para tocar la puerta del Fondo Monetario Internacional, algo históricamente inconcebible para el chavismo, para pedir 5.000 millones de dólares en financiamiento, aun a sabiendas de que el pedido sería fácilmente desestimado más por razones de forma que por otras razones.
Sin embargo, deja registro de su diligencia en pro de atender los graves problemas de la nación. De hecho, Maduro en tiempos de coronavirus se presenta como el líder conciliador que trata de escuchar a todos los sectores para gestionar de la mejor manera el brote. Es así, con esa misma actitud, como ahora pide que por razones humanitarias sean levantadas las sanciones internacionales en su contra, pues es urgente atender las necesidades de los ciudadanos.
Ya logró sumar a Josep Borrell, desde la Unión Europea, a su causa por buscar financiamiento; y a Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en la idea de que deben flexibilizarse las sanciones internacionales. La sensibilidad que despierta el Covid-19 juega a su favor. Y por eso a las voces externas se añaden otras a nivel local, lo que comienza a generar presión interna para que se pacten opciones que ayuden al país dejando de lado las diferencias políticas y el hecho de que Maduro lleva más de un año usurpando la Presidencia de Venezuela.
Coronavirus: 80 países le han pedido al FMI apoyo financiero de emergencia
“No es tiempo de peleas entre el gobierno y la oposición, debemos reconocernos, respetarnos mutuamente. Es tiempo de unir esfuerzos y avanzar, por una causa humana”, señaló este martes un Nicolás Maduro sumido en una cadena de oración, donde le pidió a Dios “fuerza para poder conducir al pueblo de Venezuela en toda esta travesía”.
Lo hacía horas después de que el excandidato presidencial, Henri Falcón, lanzara una carta pública llamando a una “tregua” entre las partes para abrir espacio a un gran encuentro para enfrentar el Covid-19, y de que el también excandidato a la presidencia, Henrique Capriles Radonski, pidiera acuerdos para beneficio de los venezolanos.
Pero no son los únicos. Para Ricardo Cussano, presidente de Fedecámaras, el principal gremio empresarial del país, “urge reflexionar sobre un acuerdo político, económico y social integral para encarar la pandemia del coronavirus, pero también, y principalmente, la crisis sistémica y estructural que ya vivíamos antes de que ella llegara”.
El fondo del asunto
Uno de los puntos medulares de esta interdependencia entre las partes es que el país necesita oxígeno para hacer frente a la crisis. Las sanciones internacionales aplicadas al régimen terminan comprometiendo financieramente al país, algo sobre lo que sólo puede mediar el gobierno interino de Juan Guaidó. Se requieren recursos financieros, y eso es algo que el régimen de Maduro tiene cerrado por su conducta antidemocrática, pero que sí puede lograr Guaidó.
Algunos analistas y economistas creen que sin esa ayuda financiera será imposible que el país pueda remontar. Ecoanalítica estima en más de 6.000 millones de dólares la brecha externa de la nación dado el desplome en los ingresos petroleros, un monto que resulta difícil de gestionar desde las limitadas opciones que tiene Maduro.
Ni China ni Rusia han podido brindarle el apoyo financiero esperado y ahora, dada la crisis global generada por el Covid-19, puede resultar complicado que lo hagan. Así que cobra fuerza la opción de recurrir a organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Interamericano de Desarrollo.
“Se tienen que buscar recursos en el exterior, y Maduro no puede hacerlo por su ilegitimidad. Hay que buscar un acuerdo con los que aquí tienen reconocimiento, con la Asamblea Nacional”, propone Capriles Radonski.
Para Víctor Álvarez, exministro de Hugo Chávez y una voz crítica de la gestión de Maduro, el asunto es claro: “Que si el FMI le negó la ayuda a Maduro, que si Guaidó es quien la debe solicitar. En vez de seguir peleándose por ese ‘trofeo’, ¿qué tal si se olvidan del protagonismo, hacen un gesto de grandeza humana y se ponen de acuerdo para evitar que la emergencia se convierta en catástrofe?”. A su juicio, tales recursos se deberían manejar bajo supervisión de organismos como la ONU, el PNUD y la Organización Mundial de la Salud, “no bajo administración directa de Maduro o Guaidó para que no pase lo mismo que con la ayuda humanitaria en Colombia (febrero de 2019) o con los miles de millones de dólares que saquearon de la renta petrolera”.
La excusa y la trampa
Si bien es verdad que la emergencia potencial del coronavirus en Venezuela despierta los mayores temores, también es cierto que el régimen venezolano siempre ha utilizado las crisis para su beneficio, haciendo que la oposición absorba el costo político
Si bien es verdad que la emergencia potencial del coronavirus en Venezuela despierta los mayores temores, también es cierto que el régimen venezolano siempre ha utilizado las crisis para su beneficio, haciendo que la oposición absorba el costo político de haber accedido a participar en negociaciones infructuosas, porque ningún acuerdo es honrado luego por Maduro y sus funcionarios.
De hecho, a propósito del brote del coronavirus, Maduro aseguró que escucharía a todos los sectores, incluso a los empresarios, por lo que Fedecámaras le presentó una serie de recomendaciones y propuestas para ayudar a enfrentar la crisis económica asociada a la pandemia. Sin embargo, Maduro terminó adoptando medidas económicas que le vende al país como de consenso, aunque en verdad desoyen los planteamientos del sector privado.
Para la también excandidata presidencial, María Corina Machado, todo el accionar del régimen, incluyendo la cuarenta decretada y la militarización del país, no busca resolver los problemas o ayudar a la población sino un fin particular: “permanecer en el poder”.
La opción de una “tregua” está descartada para Machado, pues Maduro está usando la crisis para intensificar su poder y su control a través del miedo, incluso aumentando el número de presos y torturados políticos. “Los regímenes totalitarios aprovechan las situaciones de crisis, y más si el mundo también la atraviesa, para avanzar en la represión. Y hay algunos que plantean darle una tregua a la maldad. ¡Jamás!”.
Guaidó salió al paso de esta agenda de opinión afirmando que el debate debe estar centrado en la atención de los venezolanos y de la emergencia “con la articulación necesaria a nivel internacional y a eso estamos abocados (…) Claro que se necesita ayuda, pero no para sacarle provecho político para un grupo pequeño”.