Reinaldo Iturbe (ALN).- Un informe del Comité Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos advierte que por primera vez en tres décadas, hay un competidor de peso a nivel global: China.
Las recientes disputas comerciales y políticas entre China y Estados Unidos tienen un claro origen: la pelea por el puesto de primera potencia mundial. Lo que algunos analistas califican como una suerte de “guerra fría” entre ambas naciones, cambió de gris a oscuro cuando Donald Trump prohibió el uso de las aplicaciones chinas TikTok y WeChat y acusó a ese país de ser responsable de la propagación del coronavirus, en presunta complicidad con la Organización Mundial de la Salud.
El Congreso de Estados Unidos evalúa los acontecimientos de los últimos años. Y reconoce que “por primera vez en tres décadas, el país se enfrenta al surgimiento de un competidor global”, una frase que resume cómo va la competencia entre las dos naciones: China ha crecido. Política y económicamente. Avanza en materia de controles a sus ciudadanos, al tiempo que busca expandir su poderío a otros continentes.
Y, desde luego, el surgimiento de un “competidor global” por primera vez desde hace tres décadas, supone la adopción de medidas urgentes por parte de Norteamérica.
En un extenso informe del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, señalan los legisladores que “El regreso a la competencia casi entre pares tendrá implicaciones profundas y duraderas en la economía de nuestra nación. La aparición de un nuevo coronavirus en Wuhan, China, demostró el profundo peligro asociado con las crisis transnacionales originadas dentro de China. El interés de China en preservar su propia estabilidad política interna e imagen internacional en lugar de fomentar un enfoque transparente y eficaz de la salud pública, puso en riesgo a Estados Unidos, a nuestros aliados y al mundo. La respuesta pública de China ha sido confundir aún más el papel del Partido Comunista de China en esta crisis de salud internacional mediante la promoción calculada de teorías de conspiración y desinformación que buscan echar la culpa a los Estados Unidos, enturbiar la verdad sobre los orígenes del virus y promover la imagen de China como líder mundial responsable”.
Además, el documento aborda la participación del poderoso Partido Comunista de China y sus influencias en corporaciones externas aparentemente privadas.
Dice el informe que “un asunto de importancia para las corporaciones multinacionales estadounidenses y la economía global es el papel del Partido Comunista de China dentro de estas corporaciones aparentemente privadas. China ha tratado de extender el alcance del Partido Comunista a firmas privadas en áreas clave. La integración de ese partido en la toma de decisiones de las empresas privadas constituye una intervención inherentemente injusta e inapropiada en algunos de los sectores y mercados más críticos. El informe del Comité de 2012 sobre Huawei dejó en claro los riesgos potenciales para las telecomunicaciones de EEUU en el caso de que una empresa china supuestamente privada tenga la capacidad de ser obligada o coaccionada por el Partido Comunista de China. Estos hallazgos, aunque redactados en referencia a Huawei y ZTE, contienen implicaciones ampliamente generalizables para EEUU y sus aliados”, sostienen los legisladores.
El Comité recomienda la creación de un grupo de estudio para hacer reformas necesarias a la Ley de Seguridad Nacional de 1947 y la Ley de Reforma de Inteligencia y Prevención del Terrorismo; tomar medidas correctivas inmediatas para alinear los recursos de los contribuyentes en apoyo de los requisitos estratégicos; someter a consideración del Congreso una propuesta para simplificar y fortalecer las capacidades gubernamentales; desarrollar planes para aumentar el apoyo analítico, o garantizar de otro modo, coherente y ágil, las comunicaciones e interacciones apropiadas con agencias no tradicionales; alinear mejor los recursos analíticos para apoyar a diplomáticos, políticos, y la toma de decisiones económicas y de salud global dentro del gobierno federal.
Además, el Comité de Inteligencia del Congreso ampliará su práctica de contratar expertos técnicos, como personal sanitario capacitado, profesionales, economistas y tecnólogos, en medio de una guerra que va más allá de las declaraciones de Trump en su cuenta de Twitter, un medio que usa frecuentemente para expresar sus opiniones políticas.