Reinaldo Iturbe (ALN).- Primero Justicia mantiene una agria disputa con Voluntad Popular que comienza a salirse de control, tras la última maniobra de la tolda aurinegra.
El chavismo no puede anular a la oposición, pero la oposición tampoco puede anular al chavismo. El juego está trancado, pero el régimen tiene la notable ventaja del uso del poder real.
En las últimas semanas del año, oposición y gobierno se alistan con dos eventos movilizadores. En el bando democrático se han embarcado en la tesis de una consulta popular, mientras que del lado de la dictadura, se alistan para los comicios legislativos pese al rechazo de la comunidad internacional.
Nicolás Maduro no ganará legitimidad con el evento electoral y la oposición tampoco logrará algún resultado tangible práctico, más allá de la movilización de cuadros en sí misma.
Y mientras ambas estrategias echadas a andar por los sectores en pugna terminan de consumarse, en el sector de las fuerzas democráticas la procesión va por dentro y por fuera.
Primero Justicia, uno de los principales partidos opositores fundado por Julio Borges, ya ha mostrado públicamente sus divergencias con Juan Guaidó. Comunicados van y vienen. Comunicados difundidos en prensa. No son secretos: la tolda aurinegra ha exigido al gobierno de Guaidó que lleve a cabo investigaciones sobre hechos de corrupción dentro de su administración.
De hecho, uno de los principales dirigentes de esa tolda, Henrique Capriles Radonski, se deslindó de la tesis abstencionista sin que fuera expulsado de su partido. Semanas más tarde, Capriles se retiraba también de una posible participación en las legislativas, pero ya el daño estaba hecho: había despotricado de Guaidó. De la tesis de la continuidad administrativa de la actual Cámara, una de las banderas esgrimidas por el interinato para sostener la tesis de la abstención en las elecciones.
Es justamente Primero Justicia el partido que vuelve a meter el dedo en la llaga en el seno opositor. Recientemente, esta tolda propuso en la coalición rotar las vocerías. Es decir, sugieren que en 2021 asuma la conducción del bloque un dirigente ajeno a Voluntad Popular, partido de Juan Guaidó.
La propuesta fue rechazada por el partido socialdemócrata Acción Democrática, cuyo jefe es Henry Ramos Allup, un veterano político que presidió el Parlamento en 2016, cuando el chavismo era expulsado de la jefatura del Poder Legislativo por la vía electoral. También encontró resistencia, como es lógico, en las filas de Voluntad Popular.
Pero la crisis está allí. La crisis existe. Primero Justicia y Voluntad Popular saldan cuentas y se pasan factura entre sí. El origen de la disputa es remoto, pues Voluntad Popular es una escisión de Primero Justicia.