Daniel Gómez (ALN).- Las medidas económicas del presidente Nicolás Maduro son insuficientes para sacar a Venezuela de la crisis. En ello coinciden los analistas consultados por ALnavío. Coinciden también en que lo que viene ahora es un problema humanitario. Porque el éxodo aumentará. Y también los problemas de salubridad y xenofobia que ya sufren los migrantes venezolanos.
El paquete económico con el que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pretende sacar al país de la crisis (la reconversión monetaria, el anclaje al petro y una subida de salarios del 60%, entre otras medidas) augura un nuevo desastre. Así lo dice la prensa internacional, los economistas y los propios ciudadanos. Por eso la pregunta es: ¿Ahora qué? ¿Qué pasará con el éxodo? ¿Con la economía? ¿Con Cuba y Nicaragua? ¿Con América Latina?
Si en algo coinciden los analistas consultados por ALnavío es en que Venezuela colapsó hace tiempo, y lo que viene ahora, con las reformas de Maduro, agravará un problema de tintes humanos.
“La economía colapsó hace unos dos o tres años… Estamos recogiendo los vidrios, pero como son tan chiquitos nos tomará tiempo recogerlos todos”, dice Alexander Guerrero, doctor en Economía, profesor universitario (lo fue en las décadas de los 90 y 2000 de las universidades Simón Bolívar y Católica Andrés Bello de Venezuela) y consultor económico y financiero.
Ricardo Hausmann, economista venezolano y profesor en la Universidad de Harvard, sostiene que lo que sucederá “es sobre todo un problema humanitario”. Y es que, en lo económico y comercial, la situación está tan deteriorada que “poco importa”.
Guerrero: “Estamos recogiendo los vidrios, pero como son tan chiquitos nos tomará tiempo recogerlos todos”
“Las importaciones totales de Venezuela pasaron de 68.000 millones de dólares en 2012 a unos 10.000 millones en estos momentos: una caída del 85%. Además, hay una deuda comercial irregular porque muchas de las importaciones realizadas no se pagaron. América Latina tiene una tajada de esta historia. Si bien el nivel de importaciones es ya tan bajo que poco importa, lo que hay que contar es la diferencia entre lo que es y lo que sería en un escenario alternativo”, explica Hausmann.
Por su parte, el ingeniero venezolano Henkel García, director de la consultora financiera Econométrica, afirma que, en términos comerciales, las medidas económicas de Maduro “no tendrán mayor incidencia”.
“Puede que facilite un poco el proceso de importación-exportación y de registro contable de las operaciones cambiarias, pero en esencia tenemos un flujo de divisas muy restringido”, agrega García.
Por su parte, el economista español David Cano, director general de Afi Inversiones Financieras Globales,sentencia que “la economía venezolana ya ha colapsado y ahí no hay más nada que hacer”.
El colapso de Venezuela
Venezuela colapsó hace tiempo. Colapso, en términos económicos, hace referencia a una economía que acumula tres años en recesión. Y el país ya va en camino de cumplir cinco años con las cuentas en rojo.
De materializarse los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para 2018 -proyecta una contracción de la economía de 15% en Venezuela- el Producto Interior Bruto acumularía -52,7% de recesión en un lustro. En el lustro que Maduro lleva en el poder (Leer más: Así encontró Maduro la economía en 2013 y así la hundió en sólo 5 años).
Para 2018, el FMI también proyecta una inflación de 1.000.000%. Maduro, quien por fin reconoció que el desorbitado aumento de los precios es el verdadero problema, puso en marcha un paquete económico con el que aspira a una cierta estabilidad cambiaria.
La primera parte de ese paquete se materializó este martes. El bolívar soberano ya circula en Venezuela. La nueva moneda tiene cinco ceros menos que el bolívar anterior y está anclada al petro, una criptomoneda de la que se desconocen transacciones y cuyo precio depende del precio internacional del petróleo.
He aquí el error. El petro no inspira confianza. Y confianza es justo lo que necesita Maduro. “Lo que Venezuela necesita es recuperar la credibilidad internacional, modificar la política económica, pedir una asistencia financiera al FMI, dotar de independencia al Banco Central, adoptar una política económica de disciplina fiscal y recuperar la credibilidad de los inversores internacionales para que vuelvan a llevar capitales. Cuanto más tiempo pase será más difícil la recuperación. Cuando uno opta por cerrarse al resto del mundo, son las cosas que pasan”, expresa Cano.
El impacto humanitario de la crisis
Con la baja credibilidad de Maduro, y la economía cada día peor, Venezuela no es sólo un problema para el propio país, sino para toda Latinoamérica. Aunque el impacto económico sea ya “poco importante”, la región sí sufrirá problemas humanitarios.
2,3 millones de venezolanos abandonaron el país en estos dos últimos años, según un reciente informe de las Naciones Unidas. Lo que ocurre es que el éxodo no se detiene. Y tras las últimas medidas de Maduro, todo apunta a que la fuga de venezolanos se agravará aún más.
“Es muy probable que veamos un incremento importante de emigrantes en Venezuela. Lo anunciado es más que insuficiente para sacar a Venezuela de su colapso, y puede que lo agrave aún más”, dice Henkel García.
Hausmann advierte que “el tema migratorio es gigantesco” y no sólo eso, “también se está acelerando”. De hecho, el profesor hizo un estudio junto a los economistas Julian Hinz y Muhammed Yildirim en el que determinaron que los usuarios de Twitter en Venezuela, que son el 28% de la población del país, estaban emigrando entre principios de 2017 y principios de 2018 a ritmo de 9,7% anual.
“Estas son cifras astronómicas. En esta semana vimos ataques a venezolanos en el norte de Brasil y la prohibición de entrada a venezolanos sin pasaporte, que son casi todos, a Ecuador”, comenta el profesor.
Hausmann añade que el colapso venezolano se traduce también en una crisis sanitaria. “Enfermedades erradicadas como el polio, el sarampión y la malaria han vuelto y no conocen fronteras”.
La reacción latinoamericana al éxodo
Con las medidas de Maduro funcionando como un agravante de la crisis migratoria más que como una solución al colapso, a Latinoamérica le viene un reto complicado. Acoger a esos millones de migrantes.
“La pregunta para la región es si los latinoamericanos somos hermanos y si tenemos el deber mutuo de protegernos. Hasta ahora América Latina había estado lejos de problemas como los de Ruanda, Kosovo oBosnia. Podían las cancillerías enunciar conceptos abstractos y votar en la ONU o en la OEA [Organización Estados Americanos] en una dirección o en otra. Pero ahora tienen una crisis grande en la región que les representa un serio problema interno. Ya no basta con declaraciones de principios. Resolver esta catástrofe les va a costar bastante, actúen o no actúen”, dice Hausmann.
El profesor agrega que los países latinoamericanos son signatarios del Protocolo de Cartagena donde se obligan a reconocer los derechos de las Naciones Unidas para los refugiados.
“Creo que lo más complicado será la absorción de la masa de refugiados adicionales que saldrá del país. Pero ningún país ha querido reconocer el carácter de refugiados de la ola humana que les está llegando y darles el tratamiento que les corresponde. Van a tener que hacerlo”.
Hausmann: “Ningún país ha querido reconocer el carácter de refugiados de la ola humana que les está llegando”
En una nota anterior, expertos consultados por ALnavío ya advirtieron que el éxodo se agravará más y más. “Crecerá de forma exponencial. La forma en la que crece la diáspora asusta. La gente considera que no tiene otra opción que irse”, dijo a ALnavío Tomás Páez, autor de La voz de la Diáspora Venezolana.
“Discursos como el de Maduro generan más repudio. No sabemos hasta cuándo durará, pero la tendencia seguirá”, apuntó a este diario Pablo Carballo, investigador y profesor de Sociología en la Universidad de Costa Rica (Leer más: Por qué Maduro desprecia el éxodo venezolano).
Por ahora, Ecuador y Perú, dos destinos habituales en la ruta del éxodo, endurecieron las medidas migratorias. Ambos piden el pasaporte a los venezolanos que lleguen a esos países, un documento que no es nada fácil de tramitar en Venezuela.
Luego están los brotes xenófobos que aparecen la región. Ocurrió en Brasil este fin de semana. Las agresiones a cientos de venezolanos en Paracaima (ciudad brasileña fronteriza con Venezuela) acabaron con el retorno a Venezuela de unos 1.200 inmigrantes, informó la agencia EFE.
Con todo, Ecuador ha promovido una reunión con gobiernos de la región para abordar la crisis del éxodo. El encuentro se celebrará en Quito el 17 y 18 de septiembre, siendo Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, México, Perú, Paraguay, Panamá, República Dominicana, Uruguay, así como Venezuela, los países invitados.
Cómo afecta la crisis a Cuba y Nicaragua
Si revisa los invitados a la reunión, verá que Nicaragua y Cuba no aparecen por ningún lado. Y es que con ellos la crisis migratoria de Venezuela poco tiene que ver. No así la económica. Son de los pocos países que sí sufrirán un impacto real en sus cuentas.
Venezuela fue en el mandato de Hugo Chávez el banco que financiaba la izquierda latinoamericana. En especial, a los regímenes de La Habana y Managua. Después del colapso, Caracas se vio incapaz de prestarle dinero a nadie. Y las consecuencias ya son palpables.
“La implosión económica de Venezuela ha desatado un efecto dominó que pone en jaque a los regímenes de Nicaragua y Cuba y a toda la izquierda continental”, explicó Joaquín Villalobos, exguerrillero salvadoreño y consultor para la resolución de conflictos internacionales, en un reciente artículo de El País (Leer más: Si cae Cuba, caen Venezuela y la izquierda latinoamericana).
En este sentido, opina Hausmann que “para Cuba y Nicaragua el problema es una caída de los recursos externos del Gobierno. Eso les complica la macroeconomía y la política. Creo que ya se están sintiendo las consecuencias, especialmente en Nicaragua”.
Efectivamente, este efecto dominó tiene a Nicaragua como principal perjudicado. El país recibió subsidios de parte de Venezuela por más de 3.000 millones de dólares hasta que llegó el colapso, apuntó Villalobos en el artículo.
Por eso, cerrado el grifo, llegó la crisis de las protestas que el gobierno de Daniel Ortega reprimió con violencia. Unas manifestaciones iniciadas el 18 de abril de 2018 y que todavía continúan. Cuadro meses de conflicto que han causado al menos 448 muertos, según el último conteo de la Asociación Nicaragüense Pro-Derechos Humanos.
Cuba de momento sobrevive, y se aprovecha de los problemas de Venezuela y Nicaragua para desviar la atención hacia esos países. Su estrategia es cargar contra “la derecha golpista” dirigida por EEUU. Así gana tiempo. Pero si Caracas no resiste, se quedará sin él. Y de ahí el efecto dominó que puede acabar con la izquierda latinoamericana.