Daniel Gómez (ALN).- Para Francisco González, uno de los peores momentos como presidente de BBVA fue cuando Sacyr trató de hacerse con el banco apoyada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Ahora, según revelaciones periodísticas, se sabe que el BBVA de González pinchó, presuntamente, miles de llamadas de La Moncloa para salir indemne del asalto.
No está siendo un retiro plácido para Francisco González. Al hombre que convirtió a BBVA en el segundo banco de España se le acusa de haber espiado, sin autorización judicial, decenas de miles de llamadas de políticos, periodistas y altos funcionarios de La Moncloa. Todo para evitar que la entidad, en 2004, pasara a manos de Sacyr.
Esta es una historia de intrigas. De un banquero que quiere aferrarse al poder, de un ministro con sed de venganza, de un astuto espía, y también, de avispados periodistas.
Todo salió a la luz esta semana. A raíz de una investigación conjunta del diario El Confidencial y el portal www.moncloa.com, una web relacionada con José Manuel Villarejo Pérez, excomisario de la Policía Nacional en prisión desde 2017 por supuestos delitos de blanqueo y espionaje ilegal.
Villarejo es un personaje conocido en España. Ha estado involucrado en algunos de los asuntos más polémicos de los últimos tiempos, como el caso del Pequeño Nicolás, el ático de Ignacio González y las grabaciones de la amiga del rey emérito Juan Carlos I, Corinna zu Sayn-Wittgenstein.
Cuando se jubiló como policía, Villarejo se convirtió en detective privado para circular por las cloacas del Estado y hacer negocios con ello. Ahora se sabe, según las investigaciones periodísticas, que supuestamente el BBVA de González fue uno de sus clientes.
Los problemas con el gobierno de Zapatero
La llegada del socialista José Luis Rodríguez Zapatero no sentó bien al banquero. Es conocida la buena relación de este con José María Aznar. De hecho, fue el expresidente español quien le colocó en la presidencia de Argentaria en 1998, banco que dos años después se fusionó con BBV para constituir BBVA.
El disgusto de González no era una cuestión propiamente ideológica. El banquero se autodenomina apolítico. Sólo es un defensor del libre mercado, dice. Entonces lo que le inquietaba eran los hombres de confianza del gabinete de Zapatero. En concreto, uno de sus asesores económicos, Miguel Sebastián, quien terminó como ministro de Industria entre 2008 y 2011.
Esta historia, no obstante, se ubica en 2004. Por aquel entonces, Sebastián era jefe de la Oficina Económica de la Presidencia. Cuatro años antes, era director del Servicio de Estudios del BBV, pero fue despedido cuando se concretó la fusión de ese banco con Argentaria. El BBVA de González lo defenestró.
Sebastián, una vez en La Moncloa, quiso devolverle la jugada al banquero facilitando a Sacyr la entrada en el consejo de administración de BBVA, lo cual desencadenaría la marcha de González del banco.
La operación de espionaje
Eso es lo que temió el BBVA de González. Por eso supuestamente contactó con Villarejo, quien pinchó más de 4.000 líneas telefónicas relacionadas, según El Confidencial, con La Moncloa, el Congreso de los Diputados, el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Economía, así como de la sede central del Partido Socialista en la calle de Ferraz de Madrid.
La investigación revela más de 15.000 escuchas en todos estos organismos producidas entre noviembre de 2004 y febrero de 2005. Un presunto encargo de BBVA por el que la entidad pagó más de 500.000 euros y que el excomisario Villarejo bautizó como Operación Trampa.
Al hombre que convirtió a BBVA en el segundo banco de España se le acusa de haber espiado, sin autorización judicial, decenas de miles de llamadas de políticos, periodistas y altos funcionarios de La Moncloa
Las supuestas sospechas del BBVA de González contra Sebastián, según esta investigación, eran ciertas. Aparte de defenestrar al banquero, la intención del exministro era que el entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero, cercano al Gobierno socialista, se hiciera con el control de la entidad.
Para presionar a González, Sebastián presuntamente también se apoyó en el Banco Santander. Concretamente en Ignacio Rupérez, jefe del servicio de estudios de la entidad, y supuesto enlace entre el fallecido banquero Emilio Botín y el presidente de Sacyr.
El Confidencial y www.moncloa.com publicaron una llamada del 18 de enero de enero de 2005 extraída de los informes del comisario Villarejo que confirma lo anterior. Los interlocutores de la llamada eran el directivo de Santander, Rupérez, el funcionario Sebastián y la entonces vicepresidenta de Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega.
Después de conversar sobre asuntos relacionados con Emilio Botín, el directivo de Santander le dijo a la vicepresidenta lo siguiente: “Del otro tema, ya sabe Miguel [Sebastián] que puede seguir contando con nosotros”.
El otro tema era la presión para sacar a González del BBVA. De hecho, el día en el que se produce la llamada fue el mismo en el que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) presentó una denuncia contra Francisco González por presuntas irregularidades en la venta de su sociedad de bolsa, FG Valores, a Merrill Lynch en 1996.
Esta denuncia, supuestamente vinculada a Sebastián, fue la medida de presión del político socialista para mermar el liderazgo de González en BBVA y conseguir que Sacyr se hiciera con el consejo del banco.
“El que tiene que estar preocupado es el calvo”, dijo presuntamente Sebastián en esa llamada telefónica en referencia a González, quien sufre de alopecia.
Lo que ha dicho González sobre el caso Sacyr
Ya se sabe cómo acabó la historia. La entrada de Sacyr al consejo de administración de BBVA terminó frustrada. El Banco de España apenas apoyó la operación, y el PP, en 2005, denunció un intento de politización. El banco siguió su camino. Y González reforzó su liderazgo. Sin embargo, ahora se sospecha que el banquero logró protegerse de la ofensiva de Sebastián gracias a los documentos de Villarejo.
González, de 75 años, abandonó la presidencia de BBVA el 31 de diciembre de 2018. Se jubiló más tarde de la cuenta porque, asegura, su tarea quedó incompleta. Ahora ya está tranquilo. Se dedicará a viajar, al arte y a los deportes porque concretó su obra: apuntalar la transformación digital de la entidad para que compita con Amazon, Google y Apple.
De la gestión empresarial de González poco se puede dudar. Pese a la devaluación de la acción, -sobre todo tras un negro 2018, cuando los grandes mercados de la compañía, como Turquía, México y Argentina, estuvieron marcados por la inestabilidad- el crecimiento del banco ha sido notorio.
BBVA es un actor de relevancia en Latinoamérica, y todo un referente de la nueva era de la banca. Sin ir más lejos, la prestigiosa revista World Finance premió a BBVA como la mejor entidad digital de España, México y Turquía.
En octubre de 2018, González concedió una entrevista al diario El Mundo. Allí pasó revista a su legado, y recordó que el banco “hubiera quebrado en manos de esa gente”, en referencia a Sacyr.
En febrero del año pasado, en la presentación de resultados, recordó que BBVA vivió “momentos muy duros” cuando “una constructora muy pequeña”, Sacyr, “apoyada por el gobierno de turno”, el de Zapatero, quiso controlar la entidad.
González: “Cuando hablo de corrupción me refiero al asunto de Sacyr: una pequeña empresa constructora, en medio de la confusión entre lo político y lo empresarial, quiso quedarse con el banco para desmembrarlo y enriquecer a algunos actores”
El 30 de diciembre, un día antes de que González se jubilara, El País Semanal publicó un amplio reportaje sobre el banquero en el que sí habló claro sobre este caso: “El banco estuvo a punto de colapsar. Gracias a Dios se tomaron las decisiones que había que tomar. Cuando hablo de corrupción me refiero al asunto de Sacyr, años más tarde: una pequeña empresa constructora, en medio de la confusión entre lo político y lo empresarial, quiso quedarse con el banco para desmembrarlo y enriquecer a algunos actores. Oponernos a las malas prácticas y a la corrupción ha definido mi presidencia y el carácter del consejo de administración y de mis ejecutivos”.
En ese reportaje de El País también habló de Villarejo, ya que hace poco también se supo que, supuestamente, BBVA le pagó hasta cinco millones de euros en la gestión de González. “Ese tema para mí no tiene relevancia. Lo hace el departamento de seguridad con normas muy estrictas”, dijo el banquero.
Preguntado por si tuvo conocimiento de esos pagos, apuntó rotundo que “no”. Que se enteró cuando apareció la noticia en los medios de comunicación. “Yo sabía que el banco llevaba a cabo trabajos de inteligencia para defenderse. Hasta donde sé, se han hecho las cosas como hay que hacerlas”.
La última investigación apunta directamente al banquero. Al BBVA de González. Al respecto, la entidad envió un comunicado este martes en el que dice que está investigando el asunto desde abril de 2018 y que “tomará las medidas internas que procedan y llevará a cabo las acciones judiciales pertinentes, y como siempre, colaborará con la justicia”.