(EFE).- El jefe de la banda criminal colombiana Clan del Golfo, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, compareció este jueves por primera vez ante la justicia estadounidense tras ser extraditado la víspera desde Colombia, en una vista en la que se declaró no culpable y solicitó un juicio con jurado.
Otoniel entró a la sala sin esposas ni grilletes, vestido con un mono de presidiario naranja de manga corta y con una mascarilla en la cara.
Lo precedieron tres funcionarios de seguridad que revisaron la mesa del acusado antes de que este se sentara para escuchar sus cargos y sus derechos.
Está acusado, entre otras cosas, de «liderar una empresa criminal continuada» entre el año 2003 y octubre de 2021, cuando fue capturado, y de «participar en una conspiración internacional para fabricar y distribuir cocaína, a sabiendas y con la intención de que las drogas fueran importadas ilegalmente a Estados Unidos».
De ser encontrado culpable, podría ser condenado a un mínimo de 20 años de prisión y un máximo de cadena perpetua, según indicó la Fiscalía que celebró una rueda de prensa una hora antes del comienzo de la vista para dar a conocer las acusaciones y hacer públicas algunas de las pruebas que supuestamente incriminan al capo Otoniel.
OTONIEL RECHAZO A SOLICITAR FIANZA
El abogado de Otoniel, Arturo Hernández, no puso inconveniente a la petición de la Fiscalía de que su cliente permanezca en prisión hasta la celebración del juicio, aunque mostró su rechazo a los motivos presentados ante la jueza Vera Scanlon, que pasará el relevo del juicio a Dora Irizarry.
La Fiscalía aseguró ante la jueza que Otoniel es el máximo líder del Clan del Golfo, una organización que calificó como paramilitar y una de «las más grandes y más violentas del mundo».
«Hasta su captura tenía un ejército de miles de personas que empleaba para aterrorizar» a la gente en la región colombiana donde ejerció su influencia, dijo la fiscal.
Scanlon se remitió a la gravedad de los cargos sobre violencia y tráfico de drogas para dar la razón a los abogados del Estado y ordenar su ingreso en prisión.
UN CASO «COMPLEJO»
La defensa, la fiscalía y la jueza se mostraron de acuerdo en que se encuentran ante un caso complejo con una gran cantidad de pruebas que incluyen conversaciones telefónicas interceptadas e información confidencial, recogidas por los fiscales.
Tras la comparecencia, el abogado de Otoniel aseguró a varios medios que esperaba poder tener acceso a todas esas pruebas.
En su breve comparecencia ante los medios, Arturo Hernández aprovechó para denunciar que no le habían permitido hablar con su cliente durante su detención en Colombia.
La extradición de Otoniel fue posible después de que el Consejo de Estado, máximo tribunal de lo contencioso administrativo de Colombia, levantara una medida cautelar concedida la semana pasada a organizaciones de víctimas del departamento del Chocó, principalmente, que querían impedir esa entrega a Estados Unidos, pues consideran que Otoniel debería responder primero por sus crímenes en su país.
OTONIEL, UN VIOLENTO CRIMINAL
El fiscal federal de Distrito Este de Nueva York, Breon Peace, dibujó una imagen de Otoniel como un criminal sanguinario para quien «el asesinato carecía de significado» y la «violencia era la principal divisa».
«Es responsable de traficar grandes cantidades de cocaína, medidas en toneladas, no en libras o kilos. Ganó enormes beneficios, que se cuentan en miles de millones. Supervisó un ejército de secuaces que asesinó, secuestró y torturó a víctimas, incluidos policiales y militares colombianos», añadió.
Según detalló Anne Milgram, administradora de la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA), se considera que entre 2003 y 2021 el Clan del Golfo trató de importar más de 90.000 kilos de cocaína a Estados Unidos, una cantidad cuyo valor en la calle sería hoy de más de 2.000 millones de dólares
Otoniel, detenido en octubre del año pasado, fue trasladado ayer desde una sede de la Policía en Bogotá a la base militar de Catam, anexa al aeropuerto internacional El Dorado, donde abordó un avión en el que fue entregado a autoridades de EE.UU., según imágenes divulgadas por las autoridades colombianas en las que el capo apareció cabizbajo y esposado.