Alonso Moleiro (ALN).- El candidato presidencial de Colombia Humana, Gustavo Petro, habla de refundar el Estado, Asamblea Constituyente, democratizar el capital, distorsiones en la democracia. Un discurso que se parece al del chavismo en Venezuela y eso ha generado una enorme prevención contra él. Petro acusa recibo de las advertencias que lo retratan como un embajador de satanás, y responde acuñando una prédica en imagen beatífica, víctima de las conjuras, siempre en el ojo del huracán. Hace poco, mientras recordaba a Jorge Eliécer Gaitán, escapó de un confuso incidente en la ciudad de Cúcuta.
Alguna vez miembro del M-19, exsenador, exalcalde de Bogotá, el líder y candidato del movimiento Colombia Humana, Gustavo Petro, es para muchos una inquietante realidad en las encuestas de cara a los comicios presidenciales que tendrán lugar en Colombia el 27 de mayo.
La cuenta de Twitter de Petro es la de un dirigente de izquierda que expresa como pocos el recrudecimiento de la polarización en su país. Le gusta aludir a una Asamblea Nacional Constituyente para refundar el Estado de derecho, con los resquemores que este tipo de planteamientos suele generar en cierta audiencia. Pero en todo momento insiste en que no llevará esto hasta las últimas consecuencias, como sí sucedió en Venezuela, la práctica de su credo. Él insiste en que el objetivo final es “hacer a los pobres más ricos, y no a los ricos más pobres”.
Petro está en el epicentro emocional de la campaña, apuntalado por buenos números en los sondeos de opinión. En estos días, escapó de un atentado en la ciudad de Cúcuta. Un confuso incidente que los adversarios han querido minimizar y que él ha procurado, por el contrario, maximizar. El auto que lo transportaba evidenció una entrada de bala, aunque el alcalde de Cúcuta ha insistido en que la policía de la ciudad le ha informado que se trató de una piedra.
Después que los indicios sindican a Ramiro Suárez Corzo como el principal responsable del atentado que sufrí, el Presidente de Colombia no hace nada para quitarle los privilegios que goza desde la cárcel y desde los cuales es el verdadero gobernante de Cúcuta.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) 4 de marzo de 2018
Es increíble que la fiscalía en este momento no haya dado un reporte del impacto que recibió el carro en el lugar en el que iba en Cúcuta. Las indagaciones que hemos realizado nos dicen que el carro fue impactado por proyectiles
— Gustavo Petro (@petrogustavo) 4 de marzo de 2018
La mayor parte de la prensa colombiana ha manejado el atentado dn Cúcuta como si se tratara de una escaramuza entre partidarios y no partidarios en la ciudad. Eso es falso y es más peligroso que el mismo atentado. Tramitamos cita urgente con la OEA
— Gustavo Petro (@petrogustavo) 4 de marzo de 2018
Petro es un tuitero muy frecuente, que ya se va acercando a los tres millones de seguidores, y que hoy tiene las redes imbuidas en los vericuetos de la campaña electoral. Al dirigente le gusta encarar por Twitter a algunos adversarios, muy especialmente al que tiene de competidor inmediato, el conservador Iván Duque.
El incidente de Cúcuta pudo haberle dado seguimiento a una nefasta tradición de la política colombiana, que afortunadamente la sociedad de este país va dejando atrás. A Petro se le acusa de querer acabar con la democracia en Colombia, y se le señala por querer emular al chavismo. El dirigente parece usar parte de estos dicterios para cubrir su imagen con una aureola tolerante, y para colocarse en el centro de las polémicas y, consecuentemente, en la mira de las encuestas.
Intentaron comprar la barra juvenil del Cúcuta Deportivo para sabotear el acto de la Colombia Humana y los jóvenes dijeron No. Al parecer encontraron sus huestes pagas para el sabotaje en los venezolanos en pleno éxodo.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) 3 de marzo de 2018
La respuesta a la violencia no es la violencia, es la paz y la política del amor. Jamás a una piedra se reponde con otra piedra. Los saboteadores vienen en siete buses que la policía debe identificar. Nuestra manifestación fue dispersada parcialmente por gas tirado por la policía
— Gustavo Petro (@petrogustavo) 2 de marzo de 2018
Cali, Bucaramanga, Cúcuta, Barranquilla. Por donde pasa, Petro va dejando un diagnóstico polémico, que suele producir simpatías en los sectores populares y entre los jóvenes sin empleo. Los enemigos lo retratan como un lobo con piel de oveja, le objetan una postura santurrona y lo comparan en todo momento con el naufragio económico de la Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Petro responde aludiendo al arco de colores de la democracia y presenta como logo un corazón rojo, que se ha vuelto uno de los símbolos de la campaña.
Hay cosas que emocionan el alma. El amor, el saber. Una plaza llena de pueblo lista para cambiar el Poder, la injusticia, la Tiranía. Que viva la Colombia Humana, Cali. pic.twitter.com/iy03IkBJI7
— Gustavo Petro (@petrogustavo) 1 de marzo de 2018
Esta es la encuesta hecha en Nariño por organismos independientes. Tome usted sus conclusiones pic.twitter.com/dXpjXPtA7o
— Gustavo Petro (@petrogustavo) 1 de marzo de 2018
Independientemente de los nefastos resultados que puedan ofrecer los colegas de Petro en Venezuela, es obvio que el exalcalde de Bogotá está tocando una fibra emocional en una franja de sus compatriotas.
Puede que, como una expresión ambulante de la polarización, Petro quede devorado en los rigores de la segunda vuelta presidencial. Cuánto avance va a depender de lo enteramente sincero que sea en torno a lo que, en realidad, estaría dispuesto a hacer como presidente de Colombia. Un país que podrá estar arrastrando problemas crónicos, pero que ofrece unos niveles de estabilidad institucional y económica inusitados, y que no sería necesario arruinar, haciendo aquello que tan célebre hizo a su admirado Hugo Chávez: ponerse a reparar lo que no se ha descompuesto.
LLevarle el crédito de un banco público al tendero, al empresario, al pequeño comerciante, no es populismo. En cambio dejarlos en manos del gota a gota de la mafia a 20% diario de interés, eso si es un crimen del Estado, y el camino expedito para su ruina. https://t.co/ZbqSqGdywR
— Gustavo Petro (@petrogustavo) 1 de marzo de 2018