Daniel Gómez (ALN).- Apenas una semana como presidente electo, y el futuro presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ya genera controversia. Lo más polémico es el nombramiento del juez que encarceló a Lula como ministro de Justicia y la mudanza de la embajada brasileña en Israel. Pero no todo son conflictos. Con Venezuela ha suavizado el tono, mientras que con China ha acallado los rumores de un posible bloqueo comercial.
La hemeroteca ya es cosa del pasado. Toca juzgar a Jair Bolsonaro por su papel como futuro presidente de Brasil. Apenas lleva una semana electo, y sus palabras ya no parecen bañadas de gasolina. Sólo hay que ver cómo ha acallado los tambores de guerra de la intervención militar en Venezuela, y ha dejado las puertas abiertas para comerciar con China. Aun así, sigue generando polémica.
El tema de más controversia es el nombramiento de Sergio Moro, el juez que mandó a prisión al exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, como próximo ministro de Justicia.
Moro fue el juez que destapó la operación Lava Jato, la trama de corrupción más grande de la historia de América Latina. De ahí salió el escándalo Odebrecht y también, el caso que llevó a Lula a la cárcel. El expresidente brasileño está condenado a 12 años por corrupción. Según la Justicia, aceptó como soborno un lujoso apartamento en primera línea del mar a cambio de favores políticos a la constructora OAS.
Moro se hizo cargo de esa investigación. Y a los ojos de la prensa internacional se convirtió en una especie de héroe. Desde España, el escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa lo calificaba de “valiente” en su columna de El País por haberse animado a encerrar a Lula. ¿Se atreverá a repetir este adjetivo?
Moro también inspiró un personaje en una serie de Netflix que abordaba la operación Lava Jato. O Mecanismo, se titula. En ella, al juez lo presentan como alguien atrevido, serio, riguroso. También como una especie de héroe. Lo que pasa es que esto sólo es una parte de la historia.
Desde el Partido de los Trabajadores (PT), el partido de Lula, tienen una impresión distinta. Ahí califican a Moro como un enviado de la derecha imperialista americana para detener a la izquierda progresista. De hecho, la defensa de Lula, aprovechando el nombramiento como miembro del futuro gabinete de Bolsonaro, presentó ante el Tribunal Supremo una nueva petición de libertad por la supuesta parcialidad de Moro.
“Lula está siendo víctima de una verdadera cacería judicial por parte de un agente togado que utilizó indebidamente expedientes jurídicos para perseguir políticamente a un ciudadano, buscando anular uno por uno sus libertades y derechos”, dijo la defensa en un comunicado.
Los cuestionamientos sobre Sergio Moro
Las afinidades políticas de Moro no son desconocidas en Brasil. Se lo dice a ALnavío la politóloga Ana Tereza Duarte Lima de Barros, profesora en la Facultad de Ciencia Jurídica de la Autoridad de Enseñanza Superior de Limoeiro.
“Moro nunca se mantuvo imparcial. Era visto frecuentando eventos organizados por el PSDB [Partido Socialdemócrata Brasileño], una formación tradicionalmente opuesta al PT. Hay hasta una foto en un evento, en la que aparecía riendo y diciéndole cosas al oído a Aécio Neves, el opositor de Dilma Rousseff en las elecciones de 2014. Se volvió viral”, comentó.
Pese a todo, Moro siempre se declaró ecuánime en su labor como juez. En coherencia con esta postura, descartaba interés alguno por la política. De hecho, “según el diario The Intercept, el juez negó hasta ocho veces la posibilidad de entrar en la vida política”, precisó Duarte.
La politóloga también recuerda una entrevista al periódico Veja. Allí Moro dijo que “no sería apropiado” postularse a un cargo político. “Eso podría, por así decirlo, poner en duda la integridad del trabajo que hice hasta el momento”, explicó Moro.
El caso es que el juez cambió de idea con el triunfo de Bolsonaro. Una vez que este le propuso el Ministerio de Justicia, aceptó y dijo que para él era “un honor” ser tenido en cuenta de esta manera.
En este sentido, Duarte no ve una conspiración, sino una ambición personal del juez que apresó a Lula. “Aceptar un ministerio tan importante como el de la Justicia seguramente dará a Moro la visibilidad que necesita en caso de que tenga intenciones de postularse en las elecciones presidenciales del 2022”, valoró Duarte.
Por otro lado, la politóloga advirtió que la justicia en Brasil, y en este caso la labor de Moro, aunque se presupone independiente, presenta detalles inquietantes. “El hecho de que la mayor parte de los encarcelados de la Lava Jato sean del PT, cuando el PP [Progresistas], el antiguo partido de Bolsonaro, es el partido con el mayor número de parlamentarios involucrados, pone en duda cuán realmente independiente es la Justicia de Brasil”.
Polémica decisión en Israel
Respecto a Israel, Bolsonaro prometió trasladar la embajada brasileña de Tel-Aviv a Jerusalén. Un gesto que fue celebrado por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y que sigue los pasos de Estados Unidos y Guatemala, los únicos países que han mudado sus embajadas de sede.
Además, este movimiento tiene una fuerte connotación política. La presidencia de Bolsonaro no se explica sin el apoyo de la Iglesia Evangélica, un culto cristiano conocido por su apoyo al Estado de Israel y que en Brasil suma más de 40 millones de fieles, según explica El País.
Suavizando la postura con Venezuela
Otro tema que genera incertidumbre en la agenda de Bolsonaro son los planes que tiene respecto a Venezuela. Una intervención militar patrocinada por Estados Unidos, Colombia y Brasil es de lo que todos hablan en este momento.
“Por nuestra parte, no existe interés [en una intervención militar en Venezuela]. Brasil siempre buscará la manera pacífica de resolver el problema”, dijo Bolsonaro en una entrevista la televisión brasileña Record, según reseña la agencia EFE.
Al respecto, aseguró haber conversado sobre Venezuela con otros países. “Nos piden que Brasil participe de una forma u otra en la solución de ese problema. A fin de cuentas, son ciudadanos, son hermanos nuestros, que están pasando por serias dificultades con la dictadura de (Nicolás) Maduro”.
Jair Bolsonaro sobre Venezuela: “Brasil siempre buscará la manera pacífica de resolver el problema”
Las declaraciones del presidente electo sorprenden. No tanto porque acalle los tambores de guerra sino por el tono empleado. Sólo hay que ver el contraste que tienen cuando se comparan con las de su hijo Eduardo Bolsonaro, quien es, a su vez, diputado federal de Brasil.
Bolsonaro hijo sí abre las puertas a una acción militar en Venezuela. Asegura que es algo que “está sobre la mesa”. Además, se muestra favorable a hablar con Colombia para apoyar una acción militar por parte de EEUU.
“Nosotros aceptaríamos este apoyo, la idea es que Brasil fuese a liderar Suramérica en algunos temas; y este tema de Venezuela me gustaría hablarlo con Colombia a fin de hacer lo necesario para regresar la libertad a Venezuela”, comentó el hijo de Bolsonaro en un vídeo que difundió el presidente editor de El Nacional, Miguel Henrique Otero, este lunes en Twitter.
China y Brasil siguen como aliados comerciales
Con la elección de Bolsonaro, también corría el miedo de que el mandatario, quien se declara fan de Donald Trump, fuera a menospreciar la relación con Pekín a causa de la guerra comercial.
No parece que vaya a ser así. Bolsonaro sabe que hay mucho en juego. Sólo en 2017, China movilizó 20.900 millones de dólares en proyectos anunciados y confirmados en Brasil. Fue su mayor inversión de la última década.
En este sentido, Bolsonaro se reunió con el embajador chino en Brasilia, Li Jinzhang, este lunes. “China no quiere dejar de comerciar con Brasil y nosotros tampoco. Ambos queremos ampliar nuestras relaciones”, dijo el mandatario tras la reunión.