(EFE).- Hasta hace poco más de medio año, el precio del dólar aumentaba en Venezuela, a medida que la moneda local -el bolívar- se devaluaba, pero en los últimos meses, se ha mantenido estable, como resultado de una estrategia implementada por las autoridades del país para contener la inflación y sostener el tipo de cambio, según expertos.
De enero a julio de 2021, la tasa cambiaria se incrementó en un 262 % al subir de un promedio de 1.114.769 bolívares por dólar a 4.036.633, montos que, luego de la reconversión monetaria de octubre pasado, la tercera en este siglo y con la que se le eliminaron seis ceros al bolívar, pasaron a ser 1,11 y 4,03 bolívares, respectivamente.
Esta alza devaluó el bolívar un 72 % en solo siete meses, pero desde finales de julio, el precio del dólar se ha mantenido entre los cuatro millones y los cinco millones de bolívares, equivalentes, tras la reconversión y con los ceros amputados, a cuatro y cinco.
LA ESTRATEGIA
Detrás de la estabilidad del tipo de cambio, hay una estrategia de las autoridades consistente, en opinión de expertos, en controlar la demanda de dólares a través de la reducción de bolívares y, al mismo tiempo, aumentar la oferta mediante la inyección de grandes cantidades de divisas en la economía, procedentes, en buena parte, de los ingresos petroleros.
El economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, dijo a Efe que el Gobierno ha rebajado su gasto y restringido el crédito bancario para reducir la emisión de bolívares, necesarios, obligatoriamente, para adquirir divisas en Venezuela.
A la par, el Banco Central (BCV) ha incrementado en el último año sus «inyecciones masivas» de divisas en el mercado interno, que viene aplicando desde febrero de 2019, explicó Oliveros.
Según los cálculos de Ecoanalítica, el BCV vendió 2.197 millones de dólares a la banca desde febrero de 2019 hasta febrero de 2022.
Buena parte de estas divisas vienen de las exportaciones petroleras, que siguen siendo el principal ingreso del país, aun cuando representan hoy el 70 % del total. Antes de las sanciones contra la estatal Pdvsa, impuestas por EE.UU. en 2019, eran el 95 %, siempre según la consultora.
Pero el petróleo no es la única fuente de las divisas que van al sistema financiero, pues, según Oliveros, también surgen de otras actividades como el «oro, el minado de criptomonedas y la venta de chatarra».
«El Gobierno recibe muchos de sus pagos (cobros) en efectivo porque tiene restricciones para usar el sistema financiero internacional por las sanciones, así que prefiere utilizar, principalmente, el efectivo y criptomonedas. De ese dinero, de esas entradas, es que viene la venta de divisas», explicó.
LOS PRECIOS
La estabilidad del tipo de cambio ha desacelerado la inflación en el país, donde la mayoría de los bienes están fijados en dólares. Desde septiembre pasado, el crecimiento promedio mensual de precios ha sido de un solo dígito, según el BCV.
Aunque los comerciantes aseguran que los precios en bolívares de sus productos no han variado a la misma velocidad que la de antes, cuando Venezuela vivía una hiperinflación y enfrentaba incrementos mensuales de más del 50 %, esta estabilidad ha tenido su costo: el encarecimiento de los gastos en divisas en el país.
En febrero pasado, la canasta básica de alimentos tuvo un costo de 455 dólares, lo que supuso un alza de 61 % comparada con hace un año (282 dólares), según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
RIESGOS
Oliveros consideró que el tipo de cambio puede verse afectado a consecuencia de las sanciones internacionales que se han aplicado contra Rusia tras su invasión a Ucrania, debido a que parte de los pagos del crudo venezolano se mueven a través del gigante euroasiático, «uno de los grandes proveedores de efectivo de Venezuela».
«Eso puede generar escasez de efectivo y disminuir la capacidad del Gobierno de vender divisas a través de la banca, lo que aceleraría el tipo de cambio», apuntó el experto.
No obstante, no ve riesgo de que se dispare tras el aumento del salario mínimo aprobado por el mandatario Nicolás Maduro este mismo mes, que pasó de 7 a 130 bolívares, debido a que, «por primera vez en mucho tiempo», es un alza «que no viene de la emisión monetaria sino de la propia generación de caja del Gobierno, que ha mejorado, tanto por el aumento de las exportaciones como del precio del petróleo».