Reinaldo Iturbe (ALN).- La economía venezolana sigue dolarizada, pese a la reciente implementación del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras, que busca estimular el uso del bolívar como moneda de cambio. En el país caribeño conviven dos tipos de cambio: el paralelo y el oficial que estable el Banco Central de Venezuela (BCV).
Para sorpresa de muchos economistas, al cierre de 2021, el tipo de cambio paralelo se mantuvo a raya por debajo del límite de cinco bolívares por dólar. Una mayor ejecución fiscal del Gobierno en dólares, constantes inyecciones de la divisa norteamericana y de euros al sistema interbancario, y una mejora sustancial en el flujo de caja, permitieron que las dos tasas se mantuvieran fluctuando en un nivel con estrecho margen.
Pero la semana pasada la luna de miel se terminó. El dólar paralelo cotizó hasta en 5,35 bolívares, mientras que el oficial se quedaba abajo, en una banda promedio de 4,70 bolívares. La brecha entre ambos tipos de cambio encendió las alarmas de los economistas en Caracas, quienes advirtieron que los costes por trasladar dólares del sistema nacional a la banca extranjera aumentaron considerablemente.
El BCV inyecta dólares
Venezuela fue sancionada por Estados Unidos y por tanto, está excluida del sistema Swift. De allí que sacar capitales sea más costoso, y de allí también que la venta de petróleo sea a descuento y triangulada, impactando severamente en el flujo de caja.
Por eso, el BCV ha apurado considerablemente la inyección de dólares y euros al sistema interbancario. Esta semana intervino el sistema con al menos 120 millones de dólares, una cifra considerablemente superior a los promedios de entre 50 y 70 millones que se registraban por semana en meses anteriores. En lo que va de año, el BCV ha intervenido el sistema en al menos 24 oportunidades, siendo la de esta semana una de las más importantes, en una clara acción de respuesta frente a la ampliación de la brecha entre los tipos de cambio.
El Gobierno del mandatario socialista Nicolás Maduro rompió en enero con un ciclo hiperinflacionario, y registra mensualmente tasas de inflación de un solo dígito. Un retorno a la variación intermensual de precios en el orden de los dos dígitos pondría a Venezuela en un peligroso círculo de entrada al ciclo de hiperinflación.
Una válvula de escape
La liquidez monetaria en bolívares ha aumentado desde la base, tras los recientes aumentos a 30 dólares del salario mínimo. El ente emisor procura absorber la liquidez remanente comprando títulos en moneda nacional indexados al tipo de cambio y con un interés más atractivo para las personas naturales e institutos financieros.
Venezuela necesita urgentemente un incremento en su flujo de caja para poder abastecer la demanda de divisas en tanto el bolívar no recupere sus funciones elementales perdidas (medio de pago, reserva de valor y unidad de cuenta). Un resultado derivado de las políticas estatistas aplicadas por los gobiernos de Hugo Chávez.
Un alivio en las sanciones en materia petrolera, a cambio de más libertades en materia política; sería la válvula de escape del gobierno de Maduro a su problema de flujo de caja. Maduro se encamina a las elecciones presidenciales de 2024 y todo apunta a que repetirá como aspirante a la reelección.
Un incremento sustancial en el nivel de extracción de petróleo que pueda ser comercializado a precio de mercado también derivaría en resultados positivos para la economía venezolana. El último informe de la OPEP da cuenta de una producción de 775 mil barriles diarios de crudo según fuentes primarias. Lejos de los tiempos en los que el país podía extraer hasta 2,5 millones de barriles. La industria petrolera se vino abajo luego de 2002. Nicolás Maduro ha prometido alcanzar 2 millones de barriles al cierre de este año. Es una meta que luce improbable tomando como base las estadísticas de la OPEP; la situación interna de Petróleos de Venezuela y el efecto de las sanciones.
Más petróleo es igual a más dólares para el BCV
El pasado febrero, Maduro instruyó a su vicepresidente sectorial de Economía, Tarek El Aissami, a incrementar la producción:
«No se te olvide un compromiso que tienes: dos millones de barriles de producción este año…se trata de una platica, que como dice el dicho esa platica no enriquece ni empobrece, pero ayuda; el petróleo es una palanca que está allí, pero que no debe ser el centro, pues aquí podemos producir de todo. Hace falta que todos rememos en la misma dirección desde la trinchera económica donde estemos…paso a paso, con la experiencia y el conocimiento acumulado durante estos años”, dijo Maduro.
Pero mientras las conversaciones entre Washington y Caracas siguen un lento curso, Maduro continúa en conversaciones con gobiernos aliados, como el de Irán. En mayo, se reunió en Caracas con el ministro del Petróleo de ese país Javad Owji; con quien revisó el estado que guarda la cooperación en materia energética.
Fue un «encuentro productivo para profundizar los lazos de hermandad y cooperación, en materia energética. También, le reiteré nuestra gratitud y cariño con el pueblo iraní”, dijo Maduro en Twitter, sin agregar detalles.
Pese a la delicada situación petrolera y la fluctuación del dólar; los pronósticos de rebote de la economía de Venezuela al cierre de 2022 siguen siendo elevados. Desde un discreto 5% hasta 25%, calculan diferentes firmas.