Oscar Medina (ALN).- Creado y promovido por el Gobierno Vasco y el Basque Culinary Center, la tercera edición de este importante premio está en la fase de recibir postulaciones en línea. Es un galardón que recompensa y financia proyectos ligados a la gastronomía pero con potencial de transformación de la sociedad.
Este galardón no se consigue por méritos en los fogones sino justamente por lo que se hace a partir del terreno conquistado, por la manera en que se invierte esa condición especial que han adquirido los maestros de la cocina en beneficio ya no de un negocio o de un restaurante: en beneficio del prójimo.
El Basque Culinary World Prize “celebra el alcance de la gastronomía, cuando cocineros y cocineras en todo el mundo aprovechan su conocimiento, el liderazgo, la vocación emprendedora y la creatividad que les distingue, para generar cambios transformadores en la sociedad”, se lee en la web de uno de sus promotores: el Basque Culinary Center, la prestigiosa institución académica dedicada justamente a la educación e innovación gastronómica, asentada en Donostia/San Sebastián (País Vasco).
“La iniciativa reconoce la evolución alcanzada por la gastronomía luego de que una generación de chefs comprendiera que podía multiplicar la dimensión de su profesión, integrando sensibilidades y aptitudes sobre un terreno abonado por el intercambio; y, muy especialmente, que se podía contribuir con la sociedad más allá de la cocina”, explica el sitio del propio premio. “El BCWP subraya el trabajo de hombres y mujeres que deciden aprovechar la cocina para incidir en su sociedad, implicándose en proyectos desarrollados en campos como el de la innovación culinaria, la salud, la nutrición, la educación, medio ambiente, desarrollo social o, en general, a través de acciones que impacten positivamente en la industria alimentaria”.
El BCWP subraya el trabajo de hombres y mujeres que deciden aprovechar la cocina para incidir en la sociedad
Más que un premio, es también un estímulo para ir más allá: el ganador recibe 100.000 euros que deberían ser utilizados para financiar algún proyecto de su elección. Y por estas fechas las postulaciones están abiertas.
¿Qué se busca? “Cuando hablamos de transformación, hablamos de cambio. Por tanto, al Basque Culinary World Prize le interesa identificar a personajes con vocación transformadora cuyo trabajo propicie cambios relevantes en ámbitos como el de la educación, salud, nutrición, medio ambiente, tecnología, innovación, emprendimiento, industria, desarrollo social o económico, entre otros”. ¿Y qué no es? “Un premio exclusivo para chefs con proyectos caritativos o sólo sociales. Apostamos también por el desarrollo, la innovación, la investigación y la creatividad. Al final de cuentas, la transformación que un cocinero es capaz de propiciar no se restringe al ámbito de la beneficencia ni a lo meramente social. Entendemos que se trata de un fenómeno amplio, diverso y multiplicador”.
Los que hacen
Quizás una mejor manera de entender de qué va todo esto sea dar una ojeada a algunos de los perfiles de los 10 finalistas del año pasado, entre ellos, la ganadora: la colombiana Leonor Espinosa.
Anthony Myint (Estados Unidos) estuvo en esa lista por ser uno de los creadores de ZeroFoodprint, una iniciativa que trabaja con restauradores que buscan llevar al mínimo posible la huella de carbono que dejan sus actividades. Daniel Patterson y Roy Choi (Estados Unidos) apostaron a la unión de experiencias –la de alta cocina de uno, y la de comida callejera, del otro- en una cadena llamada Locol que impulsa un cambio real y realizable de la comida rápida hacia propuestas que demuestren que es posible comer mejor a bajo precio.
Gastromotiva es lo que llevó a David Hertz (Brasil) a ser otro finalista en la edición de 2017. Se trata de una iniciativa de formación que parte de la idea de que la cocina puede ser una alternativa frente a la pobreza en las zonas marginales de Brasil.
El español José Andrés fue uno de los fuertes candidatos: “Entre los hombres más influyentes del planeta según la revista Times, José Andrés no se conforma con tener una amplia cadena de restaurantes exitosos ni con ser una figura mediática. Al contrario, se implica en la generación de cambios en el sector alimentario en distintos niveles. Radicado en Washington, el chef español no ha dudado entrar incluso en el terreno de la política, para promover reformas migratorias y laborales; así como “un abordaje más inteligente de la política alimentaria”. Aprovecha su visibilidad para recaudar fondos que luego dona a proyectos que apuestan por hacer de la cocina un motor de cambio social en Washington y Los Ángeles. Embajador de la Administración Obama para la Ciudadanía, y embajador de la Alianza Global por estufas limpias lanzada por Hillary Clinton, impulsa iniciativas propias como World Central Kitchen, de educación y capacitación en países como Haití”.
Más que un premio, es también un estímulo para ir más allá: el ganador recibe 100.000 euros que deberían ser utilizados para financiar algún proyecto de su elección
Finalmente, entre 110 candidatos de 30 países aprobados por el comité técnico del premio presidido ese año por la chef Elena Arzak; y mediante la evaluación de los 10 finalistas por parte del jurado presidido por Joan Roca, se impuso el reconocimiento a la chef Leonor Espinosa, de Colombia: “A través de Funleo, reivindica el hacer y el saber ancestral de poblaciones sobre todo indígenas y afrocolombianas, impulsando procesos de crecimiento rural en marcos de soberanía alimentaria, canales de comercialización con pequeños productores, así como espacios para la educación, nutrición, emprendimiento y turismo en localidades étnicas. Mientras suma apoyos por inaugurar un Centro Integral de Gastronomía en el Chocó, como marco alternativo al narcotráfico, insiste en que Colombia concientice su riqueza gastronómica y que, de forma autónoma, sus comunidades transformen el patrimonio biológico, cultural e inmaterial en formas de desarrollo social y económico”.
¿Quién suma?
Este año la propietaria del restaurante Leo se suma al jurado, junto a los miembros del Consejo Internacional del Basque Culinary Center, entre quienes están Enrique Olvera, Joan Roca, Dominique Crenn, Gastón Acurio y Ferran Adrià.
El premio, creado en 2016 por el BCC y el Gobierno Vasco, recibirá postulaciones en línea hasta el mes de mayo y el cronograma contempla que en julio se anuncien los 10 finalistas y posteriormente el ganador o ganadora.
¿Y quiénes pueden entrar? “Un chef puede ser nominado por su trabajo en proyectos específicos como por acciones sostenidas en favor de su entorno. Buscamos a personas transformadoras, es decir, a cocineras o cocineros capaces de generar cambios”. Hay muchos haciendo cosas que parecen pequeñas, pero son grandes. Y esta es la mejor vitrina posible para impulsar el trabajo que se hace por el otro al calor de una cocina.