Leticia Núñez (ALN).- Fueron tres argumentos. Tres explicaciones de alguien que se atrevió a decirle las cosas claras al presidente venezolano. Arístides Maza, presidente de la Asociación Bancaria de Venezuela, se reunió con Maduro y en la sede del Gobierno, cara a cara, le planteó cómo superar la crisis económica. Por ahora, consiguió que el mandatario retrase la reconversión monetaria.
Arístides Maza habla con tono pausado. Pero no oculta cierto nerviosismo. El veterano presidente del Banco Caroní y de la Asociación Bancaria de Venezuela respira fuerte. Tiene enfrente a Nicolás Maduro. Se maneja con humildad. Y con esa humildad este martes fue desmontando las tesis económicas del mandatario venezolano. Una a una. Cara a cara. Rodeados por más banqueros y autoridades. Sin perder la compostura. Ambos se reunieron en el Palacio de Miraflores. El resultado de dicho encuentro es conocido por todos: Maduro anunció que postergará como mínimo por 60 días la reconversión monetaria que iba a entrar en vigor el próximo 4 de junio. El cambio buscaba quitarle tres ceros al bolívar y reemplazar los billetes por un nuevo cono monetario como medida para enfrentar la escasez de efectivo que vive Venezuela en medio de una voraz inflación.
Maza tomó el micrófono en primer lugar, antes que el presidente. Fue directo al grano. Le advirtió a Maduro que persisten “riesgos muy grandes” de que la banca, tanto privada como pública, no pueda realizar dicha reconversión en la fecha establecida. Los rostros de los asistentes al encuentro en el Salón Sol del Perú de la sede del Gobierno venezolano eran serios. Muy serios. Todos, con traje y corbata, no hacían sino mirar al suelo. Incluido el vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami.
Pero ahí estaba Maza para argumentarlo. Para recordar que los bancos no habían podido hacer las pruebas integrales a pesar de haber trabajado sin descanso. Maduro se puso los lentes, tomó unos papeles que tenía sobre la mesa y accedió a ampliar el plazo.
“Entendido. Agradezco la amplitud de las consideraciones”, contestó el presidente venezolano. De ahí el periodo de 60 días adicionales para realizar todos los simulacros.
“Mientras seamos unos enanitos, unas pequeñas cucarachitas financieras, ningún banco internacional estará interesado en abrirnos corresponsalía”
Maza contraargumentó. El sector financiero no habló de 60 días sino de 90. Se lo volvió a explicar a Maduro. Le dijo que las pruebas requieren tiempo, sobre todo para analizar los resultados y enmendar posibles problemas. Sin embargo, el mandatario se limitó a decir que él es “muy acelerado” y se quedó en los 60 días.
Después Maduro empleó su discurso habitual. Que si la persecución financiera de los poderes imperiales, que si los mecanismos de guerra económica “brutales”, que si el ataque “especulativo” a la inflación… Pero el presidente de la Asociación Bancaria de Venezuela pidió de nuevo la palabra. Con el mismo tono sosegado y convencido de que corregir errores es propio de personas inteligentes, desmontó a Maduro.
Fueron tres argumentos. Tres explicaciones de alguien que se atrevió a decirle las cosas claras a un Maduro que ha llevado a Venezuela a una crisis económica sin parangón. En ausencia de datos oficiales, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la inflación llegará a 13.865% en 2018 y el PIB caerá 15%. La carestía de los bienes más básicos es la norma en la mayor parte de los comercios y en el éxodo participan millones de personas que han salido al extranjero huyendo de la miseria y la falta de seguridad.
Antes, la reconversión monetaria ya suscitó las críticas del exvicepresidente de operaciones del Banco Central de Venezuela Maximir Álvarez. En un artículo publicado en su blog, calificó de “imbecilidad económica” el nuevo bolívar de Maduro y señaló: “Tengo la impresión de que, así como el bolívar fuerte de 2008 pronto acabó mucho más debilitado que su antecesor, el próximo bolívar soberano conducirá a la pérdida de la soberanía monetaria. Con su lanzamiento en medio de una severa hiperinflación, la esperanza de vida como moneda no se ve muy larga”.
También el presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, José Guerra, pidió hace dos días que se retrasara la reconversión monetaria. Advirtió que si el Gobierno seguía empeñado en ponerla en marcha provocaría un caos en la economía. “Hay que posponerla. Todavía no ha llegado al país un solo billete y lo peor, si hubiera llegado, no hay tiempo para distribuirlo”, dijo a los periodistas.
Las 3 propuestas de Maza
En primer lugar, Maza habló del sistema cambiario. “Tiene que entender que no es posible que con una inflación como la que tenemos las tasas de interés sean de 24%. Hay un gap extremo, que promueve eso que usted condena con toda la razón. No hay nada más barato que un crédito bancario. Y ese crédito barato es una tentación para incentivar la compra de divisas”, explicó. De ahí la propuesta de ajustar progresivamente las tasas de interés.
Porque, según dijo el banquero, “en este nuevo comienzo que plantea, señor presidente, hay que poner en el tapete con seriedad y buena voluntad el tema de una revisión profunda y transparente de las tasas de interés como mecanismo para combatir los ilícitos cambiarios que condena”. Maduro había acusado a “las mafias colombianas” de robar el dinero físico y convertirlo en una mercancía dentro de “la guerra económica” que sufre el país.
“El próximo bolívar soberano conducirá a la pérdida de la soberanía monetaria”, advirtió Maximir Álvarez
En segundo lugar, Maza contestó al presidente sobre la cooperación que solicitó a la banca pública y privada para abrir corresponsalías en China, India, Turquía y Rusia. No pudo ser más claro. “Lo hemos venido planteando desde hace cuatro años”, le espetó, sin perder la calma. Se hizo el silencio. Rotundo. Después Maza lo explicó: “En la medida en la que se fortalezca la banca privada en el país, en la medida que tengamos una banca fuerte, sólida, en esa medida se irán abriendo poco a poco las corresponsalías bancarias porque así funciona el mercado mundial”.
Eso sí, Maza aprovechó para recordar el estado actual de la banca venezolana: “Mientras seamos unos enanitos, unas pequeñas cucarachitas financieras, ningún banco internacional estará interesado en abrirnos corresponsalía porque ese es un negocio, presidente”. Con la inflación galopando hacia el 14.000%, nada vale en Venezuela. Allí nada tiene valor. Tampoco los bancos.
Y en tercer lugar, se refirió al crédito. “Se puede hacer muchísimo más, presidente”, dijo Maza. “Muchísimo más para que las carteras sean más fructíferas”, enfatizó. Como en los otros dos casos, Maza también le ofreció una solución: “Hemos propuesto que se constituya un órgano único rector de las carteras dirigidas, de alto rango, donde convivan los distintos ministerios que controlan las carteras. Que desde ahí se formulen grandes políticas económicas”. No quedó ahí la cosa. El banquero también le recordó a Maduro que esto mismo ya se lo planteó a Hugo Chávez y que el fallecido mandatario le dijo “hágase”, pero “pasa el tiempo y no hay un órgano rector”.
Según Maza, este órgano podría ser el Ministerio de Planificación, también el Banco Central. “Es urgente, presidente”, resaltó. Y el banquero terminó con una sonrisa. Respiró tranquilo. Maduro también sonrió. Es consciente de que Venezuela necesita grandes cambios económicos. Que la tarea prioritaria, estratégica, es la recuperación económica del que fue el primer país productor y exportador de petróleo en el mundo. Maduro pidió ayuda, pidió ideas, pidió propuestas y Maza se las dio.