María Rodríguez (ALN).- El Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) explica en el informe anual que “la amplia gama de medidas macroprudenciales” a las que recurrió Brasil no evitaron la recesión, aunque sí ayudaron a limitar los riesgos de un estadio aún peor. Desde el organismo estiman que este país crecerá 0,6% en 2017.
El Banco Internacional de Pagos (BIS) de Basilea, conocido como el “banco de los bancos centrales”, describe a Brasil en su informe anual como una economía emergente que entró en una fase de “profunda contracción e incluso de recesión”, pero “sin llegar a una crisis financiera en toda regla”. Los economistas del BIS lo atribuyen a una “amplia gama de medidas macroprudenciales” a las que recurrió el país latinoamericano (y otras economías emergentes) para gestionar su ciclo financiero.
Este tipo de políticas tratan de garantizar la estabilidad financiera de una economía evitando la creación de burbujas de precios de los activos y desequilibrios macroeconómicos y, como apuntan en el informe del BIS, “pueden hacer que el sistema financiero sea más resiliente a la contracción posterior”. Ejemplos de ello serían los límites a préstamos en divisas extranjeras o topes en volúmenes de créditos, como se afirma en un informe de BBVA Research sobre la aplicación de estas políticas.
Sin embargo, según apuntan los economistas del BIS: “Como demuestra la experiencia de Brasil, puede que estas medidas no eviten una recesión, pero sí podrían limitar el riesgo de una crisis financiera”. Por ello, “estas limitaciones sugieren que los indicadores [adelantados de tensiones financieras] deben tratarse con cautela”, prosiguen los autores del informe.
Por otro lado, desde el BIS afirman que el descenso en el crecimiento de Brasil “parece estar llegando a su punto más bajo”. El Producto Interior Bruto (PIB) cerró 2016 con una caída del 3,6% respecto al ejercicio anterior. En 2015 esta contracción fue ligeramente superior (-3,8%). El Banco Internacional de Pagos espera que el país crezca 0,6% en 2017 y lleva visos de, al menos, acabar en positivo: de enero a marzo de 2017 el PIB de Brasil creció 1% en comparación con el trimestre anterior.
Es “venenoso” almacenar deuda en divisas extranjeras
Por otro lado, el BIS alerta a las economías emergentes del gran reto al que se enfrentan: la cantidad “comparativamente grande” de deuda en divisas extranjeras (principalmente en dólares estadounidenses), respecto a otras regiones. Los economistas del BIS recuerdan que la deuda en dólares jugó un papel crítico en las crisis de los mercados emergentes en el pasado, ya fuese como desencadenante o amplificador. Ahora, “la conjunción de la depreciación en moneda nacional y las tasas de interés más altas en dólares pueden ser venenosas en presencia de grandes desajustes monetarios”, insisten en el informe.
Entre 2009 y finales de 2016, el crédito en dólares a bancos en otros países creció un 50%, hasta 10,5 billones (millones de millones) de dólares (9,3 billones de euros). En el caso de los emergentes se duplicó, hasta 3,6 billones de dólares (3,2 billones de euros), según datos del BIS.
El BIS advierte: “Las vulnerabilidades no deben tomarse a la ligera cuando grandes cantidades de deuda en moneda extranjera coinciden con auges económicos”
En comparación con crisis pasadas, “varios factores atenúan el riesgo vinculado a la deuda en moneda extranjera: los países han adoptado regímenes cambiarios más flexibles y los montos de este tipo de deuda con respecto al PIB están equilibrados, y todavía no son tan altos como antes de las crisis financieras anteriores”, puntualizan en el informe. Aun así, “las vulnerabilidades no deben tomarse a la ligera, al menos cuando grandes cantidades de deuda en moneda extranjera coinciden con auges económicos”, subrayan.
Al margen de la advertencia del BIS, los autores destacan la mejoría en el crecimiento de los mercados emergentes, impulsada por el aumento de los precios de las materias primas. “En particular, los temores de [el enfriamiento de] China no se materializaron, ya que las autoridades volvieron a apoyar la economía, aunque a costa de una nueva expansión de la deuda”, admiten los autores.
En cuanto al crecimiento mundial, éste “se ha fortalecido considerablemente, superando las expectativas”. Desde el BIS estiman que la economía mundial alcanzará crecerá 3,5% en 2017. Esta tasa estaría en línea con el promedio histórico a largo plazo, aunque es inferior al 4% experimentado en la “década de oro” anterior a la crisis.