Nelson Rivera (ALN).- El principal interés del inglés Mark Ovenden en ‘Atlas de Metros del mundo’ está en el modo en que son diseñados los mapas de los sistemas de transporte. En algunas ciudades, el transporte de pasajeros combina Metro, tren subterráneo, Metro o tren sobre la superficie, tranvía y otras variantes.
A los ingleses debemos la primera operación de un Metro: en 1863 se puso en funcionamiento la línea pionera, de seis kilómetros de extensión. Ese mismo año, apenas unos meses más tarde, Nueva York puso en funcionamiento su sistema. La tercera operación se inauguraría 13 años más tarde, en 1896, en la centroeuropea ciudad de Budapest. Se iniciaba así, a finales del siglo XIX, la historia de un sistema de transporte que hoy, a comienzos del siglo XXI, está en plena fase de expansión.
Mark Ovenden es inglés. Además de su faceta como escritor experto en sistemas de transporte, ha ejercido como productor radial y activista de la causa gay. Antes de Atlas de Metros del mundo (edición de Nórdica Libros y Capitán Swing Libros, España, 2016), había publicado un volumen muy apreciado sobre el diseño gráfico y la cartografía del Metro de París, y otro sobre los Mapas de los ferrocarriles del mundo. Este que comento aquí, es una versión ampliada y actualizada de un volumen precedente que, con el mismo nombre, publicó en 2003.
La importancia de los Metros se mide de distintas formas: por el porcentaje de habitantes que movilizan cada día, por el número de estaciones, por el número de pasajeros
El principal interés de Ovenden está en el modo en que son diseñados los mapas de los sistemas de transporte. En algunas ciudades, el transporte de pasajeros combina Metro, tren subterráneo, Metro o tren sobre la superficie, tranvía y otras variantes. Quienes han estado en París, Boston o Liverpool de visita, seguramente han desplegado delante de sus ojos mapas cargados de líneas de colores, puntos e indicaciones diversas, que procuran hacer comprensible cómo circular por tramas subterráneas, de un punto a otro.
Estaciones, usuarios, cobertura
Sin duda, el Metro de Nueva York, que ahora suma 422 estaciones y transporta más de 4,5 millones de personas al mes, es uno de los hitos planetarios del género. En páginas sucesivas, pueden verse diagramas o mapas de 1904, 1918, 1920, 1937, 1939, 2008 y el más reciente, de 2015, notable por la incorporación de calles y otras referencias urbanas, que podrían servir de guía al visitante.
La importancia de los Metros se mide de distintas formas: por el porcentaje de habitantes que movilizan cada día, por el número de estaciones, por el número de pasajeros. Boston, por ejemplo, con solo 64 estaciones, moviliza a 4,6 millones de pasajeros/mes. El de Londres, con 207 estaciones, 9,7 millones de pasajeros/mes. El de Pekín, con 334 estaciones, 21,1 millones/mes.
Entre los grandes Metros de América Latina, el más destacado es el de Ciudad de México: inaugurado en 1969, hoy suma 225 kilómetros y 195 estaciones. Sus vagones transportan casi nueve millones de personas al mes. Uno de sus primeros mapas es una rara avis en su categoría porque los nombres de cada estación están señalizados con un pictograma. Fueron creados por Lance Wyman, el mismo diseñador del logotipo y la imagen de los Juegos Olímpicos de México 1968. Otro mapa, de los mejor logrados en el libro, es el del Metro de Buenos Aires, que combina la ubicación de las 102 estaciones, con la identificación y los nombres de las calles aledañas.
Modos de representación
Atlas de Metros del mundo reproduce alrededor de 300 mapas de Metros y sistemas de transporte, de un centenar de ciudades de cuatro continentes. A medida que se avanza en el libro, se hacen patentes, no solo las diferencias en los modos de representación, sino las muchas complejidades que cartógrafos y diseñadores han debido resolver para ofrecer a los usuarios un producto simplificado, que pueda ser fácilmente interpretado por cualquiera.
Entre los grandes Metros de América Latina, el más destacado es el de Ciudad de México: inaugurado en 1969, hoy suma 225 kilómetros y 195 estaciones
En el caso de algunas ciudades, Ovenden tuvo acceso a mapas originales o algunos elaborados hace décadas: esto permite comparar y verificar los usos visuales que han permitido que la comunicabilidad de los mapas gane terreno en los últimos años.
El género del mapa de Metro es hijo del mapa de carreteras. Pero, como es obvio, su elaboración exige resolver cuestiones que no se plantean en el mapa de superficie, como, por ejemplo, la existencia de varios niveles bajo la superficie. El desafío de los cartógrafos consiste en traducir lo que podría parecer “un caótico plato de espaguetis” en un diseño simple, coherente, equilibrado, armónico y donde los hitos topográficos queden claramente visualizados.