Redacción (ALN).- El artista venezolano Mario Villaroel, “Villasierra”, ha comenzado a exponer en el Palacio de Santa Bárbara de Madrid una amplia retrospectiva de su obra pictórica y escultórica. Se trata de Pintura Sonora, donde muestra a través de 50 obras pictóricas y escultóricas dispuestas a lo largo de seis salones, la evolución de su universo estético.
En sus comienzos, estuvo movido por el juego y el placer de la experimentación, confiesa el propio artista al referirse a su mural Cena a la carta, un collage de más de dos metros de longitud donde, sobre las cartas de los restaurantes más conocidos del mundo, salpicadas por mil y un brochazos de colores, se superponen tanto pegatinas de algunos referentes de la cultura pop (de Popeye a Jurassic Park) como logotipos de grandes cadenas como Starbucks, Heineken o McDonalds, reseña El País.
“Aquellos primeros trabajos fueron divertidos de hacer, me lo pasaba muy bien pintándolos… pero pronto dejaron de llenarme”, recordó.
En su búsqueda de un lenguaje propio, el artista pasó por una etapa de abstracción pura, con obras como Turbulencia o Álgebra oculta; un lenguaje al que todavía hoy dice regresar, de manera puntual, cuando finaliza una de sus “pinturas sonoras” y busca momentáneamente el reposo.
Ahora, el eje central de su “pintura sonora” son los instrumentos musicales de cuerda frotada: violines, violas, violonchelos y contrabajos. También los de viento metal, como el saxo, la tuba o el trombón. Piezas siempre recicladas en las que el artista interviene, buscando otorgarles una segunda vida a través del color, la fundición o la soldadura, o mediante la inclusión de engranajes, tuberías, cadenas o microchips.
“Utilizo, como base para mis esculturas, instrumentos que ya cumplieron con su labor y cuyo destino era ser desechados. Es una forma de hacer que la música, ahora en silencio, continúe siendo arte a través de las formas y colores que mis manos les regalan”, señaló.
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