Daniel Gómez (ALN).- La cadena de lavanderías que domina Cataluña ingresó 1,4 millones de euros en 2016. Para 2017, las previsiones apuntan a un crecimiento de 60%. “Nadie creía en mí. Me decían que me iba a ir mal, que duraría poco, que estaba loco. Los años demostraron que no”, afirma el empresario Roberto Haboba.
A Roberto Haboba lo llamaron loco. Cambió Argentina por España hace más de 15 años porque quería hacer negocios. Primero probó con la hostelería. Ahí nadie dudó de su cordura. No fue así cuando decidió abrir una lavandería. “Nadie creía en mí. Me decían que me iba a ir mal, que duraría poco, que estaba loco. Los años demostraron que no”, señaló en una entrevista con el diario ALnavío.
Haboba fundó Fresh Laundry en 2012. Le costó arrancar, pero en los últimos ejercicios triplicó las ganancias. Cerró 2015 facturando 800.000 euros (aproximadamente 896.000 dólares), 2016 con 1,4 millones de euros (1,6 millones de dólares) y las expectativas de crecimiento para 2017 son de 60%. En la actualidad, con tres locales propios y 41 franquiciados, lidera el mercado catalán e incursionó en Madrid, Castellón y Pamplona.
En el corto plazo quiere consolidar posiciones en Cataluña y seguir abriendo comercios por el resto de España. Su deseo es clavar la siguiente pica en Andalucía. Le interesan Málaga y Sevilla. La internacionalización la reserva para más adelante. “Si todo marcha bien, llevaremos Fresh Laundry a Francia”, afirmó.
Ingeniero eléctrico y especialista en matemáticas y ciencias por la Universidad de Buenos Aires, Haboba se declara, lógicamente, hombre de números. De ahí que haga uso de ellos con el fin de asegurar que es más rentable lavar ropa en una lavandería que en casa. “Una familia media, de cuatro personas, puede ahorrar 16,60 euros a la semana. La gente no tiene en cuenta la electricidad consumida, que es mucha. Ahorras dinero y también tiempo”, declaró.
Llegó a España en busca de seguridad jurídica y económica
Haboba siempre fue autónomo. En Argentina fundó una empresa de autobuses que no llegó a triunfar. Echaba en falta estabilidad, tanto jurídica como económica. Por eso cruzó el Atlántico. Después de probar suerte en el sector hostelero, detectó una oportunidad en el negocio de las lavanderías de autoservicio. “El concepto lo exporté de Europa. En España, todo el mundo lavaba la ropa en casa y era cuestión de tiempo que las costumbres cambiaran”. Acertó. El crecimiento de Fresh Laundry es una evidencia y también la proliferación de este tipo de establecimientos en las principales ciudades.
El empresario presume de que ningún establecimiento de Fresh Laundry ha tenido que cerrar. El motivo, su lema: “No montamos lavanderías, montamos negocios”. Asegura que con 80.000 euros de inversión (90.140 dólares) se puede montar una franquicia. “Nosotros nos encargamos del estudio de mercado y de la búsqueda del local. Entregamos el local con llave en mano y prometemos rentabilidad desde el primer momento. Al menos para cubrir gastos”.
Si algo sigue sorprendiendo a Haboba es el perfil del cliente. “Los que menos vienen son los universitarios. Y, aunque pueda extrañar, acuden muchas personas mayores a Fresh Laundry”. Resulta curioso. Aparte de no haber personal, es una máquina la que gestiona los programas de lavado. Pero el caso es que “vienen, se ayudan entre ellos, aprovechan para dar una vuelta, hacer la compra y cuando la lavadora termina, recogen la ropa”.
Ningún establecimiento de Fresh Laundry ha tenido que cerrar
Los planes de la cadena van más allá de la expansión. “También hay que invertir en I+D”, aseguró el empresario. Además del típico local, ofrecen Fresh Box, un producto pensado para dar servicio en cualquier ubicación. Es portátil y cuenta con un espacio de 24 metros cuadrados. Su validez fue demostrada en el festival de música Rototom Sunsplash. Además, la firma trabaja en una aplicación para que los clientes controlen los lavados desde el móvil.
Sin embargo, por la mente de Haboba sobrevuela un concepto más disruptivo. Se llama Splash. También es una lavandería, pero de alto standing. El establecimiento es más amplio, más diáfano y más moderno. No solo está pensado para lavar ropa, también para exponer arte y organizar eventos. De momento, solo existe en Barcelona. Es otra idea que funciona “muy bien”, afirmó. Tanto que sus planes son llegar a Madrid, París y Munich, ciudades emblemáticas y cosmopolitas donde encajan las “locuras” del empresario.