Redacción (ALN).- El analista Luis Vicente León consideró que el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, no aceptará una oferta para dejar el poder.
«La posibilidad de que acepte una oferta para su salida del poder es extremadamente baja», dijo León en un largo análisis que publicó en su cuenta en la red social X, antes Twitter, y en atención a la crisis que se desató tras los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, en las que, de acuerdo con los datos oficiales del CNE, Maduro fue reelecto para un tercer periodo consecutivo con más del 51 % de los votos.
«La posibilidad de éxito (de este tipo de negociación) solo sería posible si Maduro creyera que sus costos de permanencia son superiores a sus costos de salida. Nunca sabemos a ciencia cierta hacia dónde camina eso, pero la foto de hoy no parece indicar que estemos ahí», agregó el experto.
León también dijo que, en un caso de dejar el poder, Maduro no saldría de Venezuela y exigiría «una garantía de subsistencia y coexistencia de todo el sistema revolucionario, su permanencia en el control de algunas instituciones básicas para protegerse en el futuro y la garantía de que podrá seguir participando en la política local, con opción a su regreso en el futuro, si se producen cambios en la opinión pública».
Lea a continuación el análisis íntegro:
«¿Qué podrían conseguir Brasil, Colombia y México en su intento de provocar una negociación que conduzca a la solución de la crisis venezolana ?
Teóricamente solo hay dos posibles negociaciones que pueden promoverse en un caso como este:
1) una que intente reducir los costos de salida a Maduro y el sistema chavista para provocar el reconocimiento del triunfo opositor y permitir la transición o
2) una que intenta conseguir de Maduro las mejores condiciones para permitir que la oposición pueda seguir su lucha a futuro, cuando se asume que su permanencia en poder es el escenario más probable.
En el primer caso, la posibilidad de éxito solo sería posible si Maduro creyera que sus costos de permanencia son superiores a sus costos de salida. Nunca sabemos a ciencia cierta hacia dónde camina eso, pero la foto de hoy no parece indicar que estemos ahí, por lo que la posibilidad de que acepte una oferta para su salida del poder es extremadamente baja, sin contar con que en el caso de que lo necesitara, la propuesta a realizar no sería, como ahora, un asilo (y mucho menos ofrecido por un país que le adversa) y anmistía, sino una garantía de subsistencia y coexistencia de todo el sistema revolucionario, su permanencia en el control de algunas instituciones básicas para protegerse en el futuro y la garantía de que podrá seguir participando en la política local, con opción a su regreso en el futuro, si se producen cambios en la opinión pública.
Con respeto a la segunda negociación, que plantea pedir a Maduro algunas concesiones, sabiendo que se queda, la probabilidad de que la oposición institucional y su lidereza, MCM, así como la propia USA acepten algo así, a cambio de reconocer a Maduro, es prácticamente imposible, lo que hace esa negociación claramente inviable.
Si añadimos que la estrategia opositora que intenta provocar un cambio político por la vía de la presión social y la implosión del sistema revolucionario y militar tampoco muestra señales de éxito y el gobierno está dispuesto a enfrentarlo como sea, podríamos concluir que la situación es muy retadora para cualquiera que busque restablecer los equilibrios perdidos.
Creo que la ruta que seguirán los negociadores internacionales, entendiendo lo poco probable del éxito de las negociaciones clásicas, es presionar la cesión unilateral del gobierno, en aspectos que resultan claves para rescatar algunas condiciones democráticas básicas.
Por supuesto que todos los países seguirán pidiendo la demostración real y verificable de los resultados electorales, como hemos visto en sus declaraciones recientes. Pero al final la negociación pragmáticamente tenderá a buscar, por ejemplo, la amnistía y liberación de presos políticos, la habilitación de los líderes opositores y sus partidos, la reforma real del sistema electoral y la enmienda constitucional que elimine la reelección indefinida y el recorte del periodo presidencial.Está claro que sin resultados verificables, nada de esto será suficiente para parar la lucha de la oposición, ni llevará al reconocimiento del gobierno, pero podría generar nuevos espacios de negociación y evitar el colapso de las relaciones de Venezuela con Brasil, Colombia y México, abrir las puertas al fortalecimiento de la lucha democrática de la oposición a futuro, y la posibilidad de evitar que el país vaya a un escenario aún más difícil de aislamiento y profundización de sanciones, que más que a una solución, conduce al país a una situación tipo Nicaragua o Irán, donde todos pierden, especialmente la gente.
Cada sector tiene que cumplir su rol en la búsqueda de soluciones. El de los negociadores no es romper los puentes y quemar los barcos o llenar páginas enteras de insultos y calificativos que sólo bloquean las soluciones futuras.
Vale la pena recordar que la política es la ciencia de la negociación. Y ella no depende de lo que quieres o
mereces, sino del balance de fuerzas de negociación que tengan las partes y se capacidad de modificarlas».